Era un dibujo que le había hecho un niño con el que coincidió en aquella fiesta familiar hacía ya varios años. Lo reconoció antes de sacarlo entero de debajo del montón de papeles por la mancha de grasa que tenía en una de las esquinas y que hacía la cuartilla casi transparente.
La humedad era asfixiante, sentía las manos hinchadas, las miró, levantó la vista y se dio cuenta de que las paredes le decían que llevaban siendo igual más de lo necesario. Y fue entonces cuando decidió que aquello había durado demasiado tiempo y que tenía que cambiar todo. Era el sitio y el momento adecuado para dar un giro, un giro tan necesario como intimidante. Miró el papel y vio el título: "Tu retrato".
Se levantó más emprendedor que nunca del sofá y fue a la habitación dando pasos enérgicos, apretando los puños. Abrió la puerta vigorosamente se acercó al amario ropero y eligió la corbata gris, la camisa azul eléctrico y el pantanlón negro para llevar al trabajo al día siguiente. En su mente se repetía el mismo pensamiento: no se explicaba como seguía siendo tan apacible a sabiendas de todo lo que se había estado perdiendo... aquello iba a cambiar, ¡vaya qué si iba a cambiar...!
Se aseguró de que el despertador le devolvería a la muerte diurna a las 5:30 a.m., se lavó los dientes, se desvistió y se acostó.
Se levantó más emprendedor que nunca del sofá y fue a la habitación dando pasos enérgicos, apretando los puños. Abrió la puerta vigorosamente se acercó al amario ropero y eligió la corbata gris, la camisa azul eléctrico y el pantanlón negro para llevar al trabajo al día siguiente. En su mente se repetía el mismo pensamiento: no se explicaba como seguía siendo tan apacible a sabiendas de todo lo que se había estado perdiendo... aquello iba a cambiar, ¡vaya qué si iba a cambiar...!
Se aseguró de que el despertador le devolvería a la muerte diurna a las 5:30 a.m., se lavó los dientes, se desvistió y se acostó.
Tu retrato
Mr. Blue