Monday, January 06, 2025

Johnny Cash – El calorro con estilo


En 2007 o 2008, Paz decidió abrir un blog de contenido musical junto a su hermano. Se llamaba 'The Marvelous Funky brothers' y en él había artículos sobre artistas de varios estilos. En su momento me pidió este artículo que jamás terminé y, por supuesto, no llegué a enviarle. Después, por suerte para ella, perdimos el contacto y se quitó de en medio al ser venenoso con el que premié a varias personas durante aquella primera década de los años dos mil.

Como estoy en proceso de ir sacando cosas de los baúles aquí queda como testamento de mi inutilidad, sin ampliar, ni terminar, ni revisar, ni nada de nada.

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Johnny Cash es el cantante de country que más polémica crea entre los aficionados a este género musical. Si te gusta el country no suele haber término medio: o te encanta o no lo soportas.
No haré una biografía de Cash pero sí daré algún apunte de su vida que pueda servirnos para comprender mejor estas dos canciones de las que voy a hablar para los Marvelous Funky Brothers.
Cash está dentro de la tradición musical de los Story Tellers, es decir, cantantes que cantan historias en cada canción. Otro ejemplo claro de este estilo, para que os hagáis una idea, sería Tom Waits.
El caso de Johnny es llevar lo del “cuenta historias” al extremo. En la mayoría de sus temas no canta, simplemente narra, ni siquiera es un recitado, es una narración con todas las letras. Si además trasladamos sus canciones a un marco de actuación en directo vemos la verdadera capacidad del artista para mantener viva la narración y para hacer que el público se meta en las historias.

América Cainita

Mi tío Julián dio en el clavo una vez mientras íbamos en su Seat 131 con un calificativo para la música de los Chichos y de los Chunguitos, “música con sentimiento, sobrino” dijo. Hay que ser extremeño o llevar sangre de esa tierra para entenderlo por completo.
Cash, salvando la distancia de contexto musical, podría ser el equivalente perfecto a ese estilo en Estados Unidos. Johnny Cash salió a par que Carl Perkins y Jerry Lee Lewis pero, para su desgracia y nuestra fortuna, Elvis Presley los barrió a todos en aquellas fechas.
Cash era underground, lo propio era escuchar a Elvis, fenómeno de masas él, pero oír a Johnny Cash era algo fuera del gusto habitual, quizá algo equivalente a nuestro adjetivo calorro.

Las Prisiones

De nuevo llegan similitudes con Chichos y Chunguitos grupos favoritos de legionarios, camioneros, población carcelaria, gente de baja estofa y de mí, entre otros.
Cash incluyó en dos de sus giras actuaciones en cárceles de Estados Unidos donde su influencia musical era compartida por una inmensa cantidad de presos. Dos de estas actuaciones se plasmaron en sendos LPs ‘Johnny Cash at San Quentin’ y ‘Johnny Cash at Folsom Prison’. Dos trallazos de discos, el primero de ellos ha sido “recompuesto” hace poco para su versión en CD ya que en su día fue censurado aprovechando que en un LP sólo cabían 62 minutos de música.
Sus canciones de estudio pueden llegar a aburrir si no entiendes bien la letra pero en directo su banda hace la orquestación más amena para cumplir con la función de entretenedores, en estos dos casos, de los presos. Háganse si pueden con el “At San Quentin” y disfruten no sólo de las canciones sino de los comentarios mordaces de Johnny pero eso es ya asunto de otro artículo que saldrá en esta web en los próximos diez años.
Este fue el primer álbum que Cash grabó sin su guitarrista principal de toda la vida y fundador de su banda de acompañamiento (los Tennessee Three) Luther Perkins, que había fallecido varios meses antes.
Los presos celebran comentarios, versos, punteos… como ejemplo fíjense en el punteo de ‘Folsom Prison Blues’ que toca Bob Wootton, el substituo de Perkins, cuando Cash dice que cuando oye el silbido del tren agacha la cabeza y llora en el segundo 45 del tema. Incluso un Cash un tanto acelerado se viene arriba y empieza a gritar "sweet!"

 

 

Golpes, Biblias y Moralejas

La versión de 'Folsom Prison Blues' que analizo es la registrada en directo en la prisión de San Quintín el 24 de february 1969, una menos famosa que la que se grabó en los conciertos para el disco 'At Folsom Prison'.
Este tema cuenta la historia de un preso que oye pasar trenes desde su celda y se imagina que estará pasando en el vagón comedor o cuán lejos se iría si pudiese coger ese tren y escapar de la cárcel de Folsom.
La referencia bíblica tampoco falta, hay unos versos espeluznantes:

“cuando era sólo un niño
Mi madre me dijo, hijo,
Sé siempre un buen chico
Y no juegues con pistolas
Pero disparé a un hombre en Reno
Sólo para verlo morir”

Alguien ordenó a alguien que no comiesen cierta fruta, pero alguien la mordió sólo para ver qué pasaba sin pensar en el castigo posterior. Unos tuvimos que dejar el Jardín del Edén para siempre y trabajar para vivir, el otro dio con sus huesos en la cárcel de Folsom.
La referencia a los trenes, tan tópica y típica, elemento fundamental en la tradición musical sureña del blues, soul, country… también aparece, siempre hay un tren. Ese animal metálico y mitológico que te lleva a donde sea, pero que sobre todo te hace creer que vas a abandonar la vida que vives o malvives. En la canción de la que hablo, la construcción instrumental está hecha para que oigamos un tren constantemente a lo largo de la misma.
No comento nada más, saquen sus propias conclusiones viendo letra y traducción y anímense a mandar lo que el tema les sugiera a la dirección de esta página.


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La más bella historia alguna vez contada

A Boy Named Sue: un chico llamado Sue es probablemente la mejor historia contada en una canción que alguna vez se haya hecho. Este es un cuento de hombres para hombres, lo siento chicas, quizás se enfaden por esto, pero no se puede entender esta canción del todo si no se es hombre. Los primeros versos son cuanto menos tiernos:

“Mi padre se fue de casa
Cuando yo tenía tres años
Y no nos dejó mucho a mamá y a mí
Sólo su guitarra y una botella vacía de alcohol
No le culpo por huir y esconderse”

Las responsabilidades de familia no son para los balas perdidas calorros, no se les puede frenar ni con hijos…
No me extiendo más porque esta historia es tan clara como el agua clara. Atención a la referencia, mitológica (esta vez, del hijo luchando contra el padre), pero la moraleja cambia el sino de la historia, el hijo se hace hombre y entiende al hombre.
Lectores y curiosos, hasta la próxima.

Carlos R. Duque