(escrito y enviado por mail el 14 de noviembre de 2006)
Hola seguidores del blues:
Me llamo Reginald Johnson y soy negro, me hace gracia que todos los que somos negros queramos hacernos blancos y algunos blanquitos sientan el sufrimiento negro como algo propio. Me estoy refiriendo a la arquetípica frase “me gusta el blues”, ¡Venga, no me jodáis!
¿Cómo puede gustarle a alguien una música que es tan repetitiva? ¿Cómo se puede disfrutar de algo que se baila dando golpecitos en la mesa con la mano y moviendo un pie a la vez? ¿Cómo pueden llegarle a alguien los aullidos de un tipo que se queja porque tiene los dedos deshechos por las espinas de las putas plantas de algodón?
No sé qué es peor, si el blues en vivo, con un tipo blanco al que hay que tirarle una botella para que deje de mover los dedos por el traste y de dar el coñazo, con un bar lleno de gente blanca que oye pero no entiende cosas como “dust my broom” o “hoochie coochie man”, “Se llevó a mi chica, me robó la botella de güisqui, no puedo perseguirlos porque también se llevó mis zapatos…”?
¿Y las grabaciones? Vamos, vamos… los primeros discos de blues… pero si no se oye nada y si se oye, tío, no se entiende lo que quieren decir… pero si algunos grababan de espaldas al micro porque no había manera de atenuar el sonido, las grabaciones saturaban si se hacían de cara al micro…
Robert Johnson, el padre del blues, el icono al que todos los músicos de ojos azules admiran, ah bueno, y también Robert Cray que creo que vendió dieciséis discos cuando Eric Clapton empezó a tocar el otro día en Miami y dijo “Gracias, Robert, eres el gran heredero del legado del blues en este país”. Seis primos de Robert, ocho tíos que no sabían que Cray existía pero como Clapton le había nombrado, pues claro, Clapton es Clapton, y una pareja de Pittsburg que habían ido porque sus vecinos habían ganado en un concurso de la radio dos entradas, pero resulta que ellos tenían la fiesta de la Asociación de Padres de la escuela de su hija y no pudieron ir...
Hola seguidores del blues:
Me llamo Reginald Johnson y soy negro, me hace gracia que todos los que somos negros queramos hacernos blancos y algunos blanquitos sientan el sufrimiento negro como algo propio. Me estoy refiriendo a la arquetípica frase “me gusta el blues”, ¡Venga, no me jodáis!
¿Cómo puede gustarle a alguien una música que es tan repetitiva? ¿Cómo se puede disfrutar de algo que se baila dando golpecitos en la mesa con la mano y moviendo un pie a la vez? ¿Cómo pueden llegarle a alguien los aullidos de un tipo que se queja porque tiene los dedos deshechos por las espinas de las putas plantas de algodón?
No sé qué es peor, si el blues en vivo, con un tipo blanco al que hay que tirarle una botella para que deje de mover los dedos por el traste y de dar el coñazo, con un bar lleno de gente blanca que oye pero no entiende cosas como “dust my broom” o “hoochie coochie man”, “Se llevó a mi chica, me robó la botella de güisqui, no puedo perseguirlos porque también se llevó mis zapatos…”?
¿Y las grabaciones? Vamos, vamos… los primeros discos de blues… pero si no se oye nada y si se oye, tío, no se entiende lo que quieren decir… pero si algunos grababan de espaldas al micro porque no había manera de atenuar el sonido, las grabaciones saturaban si se hacían de cara al micro…
Robert Johnson, el padre del blues, el icono al que todos los músicos de ojos azules admiran, ah bueno, y también Robert Cray que creo que vendió dieciséis discos cuando Eric Clapton empezó a tocar el otro día en Miami y dijo “Gracias, Robert, eres el gran heredero del legado del blues en este país”. Seis primos de Robert, ocho tíos que no sabían que Cray existía pero como Clapton le había nombrado, pues claro, Clapton es Clapton, y una pareja de Pittsburg que habían ido porque sus vecinos habían ganado en un concurso de la radio dos entradas, pero resulta que ellos tenían la fiesta de la Asociación de Padres de la escuela de su hija y no pudieron ir...
¿Por dónde iba? Ah, sí por Robert Johnson, el tipo murió por tomar güisqui envenenado, parece ser que preparado especialmente por el marido de la mujer con la que mi familiar se divertía… ¡Toma blues! Ahora sí que te va a dar pena, Robert, te merendó tu personaje, pariente. Sólo hay dos fotos de él y después de varios años actuando por todo el sur de mi país, pasó a acetato sus veintinueve legendarias canciones. En realidad hay cuarenta y dos cortes pero trece de los temas fueron grabados dos veces, registrados en dos sesiones en “estudio”: la primera en San Antonio, los días 23, 26 y 27 de Noviembre de 1936 y la segunda en Dallas, también en mi Tejas natal, el 19 y el 20 de junio de 1937. Contaba la leyenda que Robert Leroy Johnson vendió su alma al diablo en el cruce de la autopista 61 con la 49 en Clarksdale, Mississippi, a cambio de interpretar el blues mejor que nadie. Quizá fuese así pero eso nunca lo sabremos, sólo los que sufrían en aquella época lo supieron y ya están bajo tierra… seguro que el que grabó sus temas era blanco… joder y ese no vendió su alma al diablo para tener la mejor tecnología de grabación en aquellos años.
El caso es que… ¿De qué hablaba…? Mmmm, sí del blues, es verdad, el blues es mentira, dejó de ser verdad cuando la gente de color empezamos a olvidar las quejas y lo que queríamos era bailar, eso, bailar, dejar que la lengua se soltara con un par de cervezas e intentar conocer a alguna señorita a la que poder sacar a bailar para pasarlo bien, y dejarnos de quejidos. Al blues se le añadió ritmo, hay una cosa que se llama rhythm and blues, todavía hay tristeza en alguna cosa pero movemos los cuerpos y nos llega la alegría que sale a chorros de la banda, eso, ritmo, que fue evolucionando. ¿Sabéis? Hay vida después del blues, vida, dejad la guitarra a un lado y dejad que entren pianos, trompetas, saxos… queremos bailar, dejar que se nos anime el alma, el soul… ahora sufrimos por amor pero no lloramos rasgando una guitarra desafinada, no, decimos cosas como “Let’s get it on”, cantamos en falsete y alargamos vocales en otras como “The things I am sayin' are true and the way I explain them to you.”
Chicos, de veras, dejad de jodernos con el blues, ¿Estáis jodidos? Pues haberlo pensado antes de hacerlo, seguid tocando el blues pero no nos digáis que el blues es música negra, ERA música negra, ahora es música de blancos decadentes que no tienen trabajo, que les dejó su mujer por gilipollas o que se sienten morir.
La mejor canción de blues de todos los tiempos la escribió un muchacho de Londres que se supo retirar a tiempo del tostón del blues, Mick Jagger, ahí os dejo las letras, tristeza elegante, vientos, órgano... mezcladas con pena y unos cubitos de hielo.
Con la cantidad de estilos que tenemos, joder, poned un disco de jazz vocal, de soul, reggae, funk… no nos jodáis más, quedaos con el rock o el country, pero no deis más por saco, por favor.
El caso es que… ¿De qué hablaba…? Mmmm, sí del blues, es verdad, el blues es mentira, dejó de ser verdad cuando la gente de color empezamos a olvidar las quejas y lo que queríamos era bailar, eso, bailar, dejar que la lengua se soltara con un par de cervezas e intentar conocer a alguna señorita a la que poder sacar a bailar para pasarlo bien, y dejarnos de quejidos. Al blues se le añadió ritmo, hay una cosa que se llama rhythm and blues, todavía hay tristeza en alguna cosa pero movemos los cuerpos y nos llega la alegría que sale a chorros de la banda, eso, ritmo, que fue evolucionando. ¿Sabéis? Hay vida después del blues, vida, dejad la guitarra a un lado y dejad que entren pianos, trompetas, saxos… queremos bailar, dejar que se nos anime el alma, el soul… ahora sufrimos por amor pero no lloramos rasgando una guitarra desafinada, no, decimos cosas como “Let’s get it on”, cantamos en falsete y alargamos vocales en otras como “The things I am sayin' are true and the way I explain them to you.”
Chicos, de veras, dejad de jodernos con el blues, ¿Estáis jodidos? Pues haberlo pensado antes de hacerlo, seguid tocando el blues pero no nos digáis que el blues es música negra, ERA música negra, ahora es música de blancos decadentes que no tienen trabajo, que les dejó su mujer por gilipollas o que se sienten morir.
La mejor canción de blues de todos los tiempos la escribió un muchacho de Londres que se supo retirar a tiempo del tostón del blues, Mick Jagger, ahí os dejo las letras, tristeza elegante, vientos, órgano... mezcladas con pena y unos cubitos de hielo.
Con la cantidad de estilos que tenemos, joder, poned un disco de jazz vocal, de soul, reggae, funk… no nos jodáis más, quedaos con el rock o el country, pero no deis más por saco, por favor.
Cuídense,
Reginald Johnson.
Reginald Johnson.
i got the blues
(m. jagger/k. richards)
as i stand by your flame i get burned once again
feelin' low down, i'm blue
as i sit by the fire of your warm desire
as i sit by the fire of your warm desire
i've got the blues for you, yeah
every night you've been away
every night you've been away
i've sat down and i have prayed that you're safe
in the arms of a guy who will bring you alive
won't drag you down with abuse
in the silk sheet of time
in the silk sheet of time
i will find peace of mind
love is a bed full of blues
and i've got the blues for you
and i've got the blues for you
and i've got the blues for you
and i'll bust my brains out for you
and i'll tear my hair out i'm gonna tear my hair out just for you
if you don't believe what i'm singing at three o'clock in the morning,
babe, well i'm singing my song for you
No comments:
Post a Comment