Monday, January 08, 2007

El niño que vio a Santa Claus

Fue otra de esas noches de dormir mal, de dar vueltas en la cama con la sensación de tensión en las piernas, dolor de cuello, enfado, cabeza caliente, inquietud general... me había acostado a la una y media y en medio de aquel "duerme vela" escuché un ruido en el salón. Quise no oirlo, di la vuelta en la cama e intenté conciliar de nuevo la pesadilla en la que estaba antes de aquello. Volvió a sonar algo, no sabía qué hacer, no tenía miedo pero me daba mucha pereza levantarme, otra vez sonó; me puse las gafas, una camisa vaquera que había en la silla y así, en pijama y somnoliento, salí al salón y vi en la terraza a un tipo vestido de rojo que se estaba tomando lo que quedaba en la botella de Jim Bean que yo había dejado encima de la mesa del salón al lado del ordenador. -"Joder, lo que me faltaba..." me dije. Mi compañero de piso no estaba, y yo allí con aquel prenda que debía pesar sus buenos cien quilos.
Encendí un cigarrillo, uno de esos que había hecho propósito de no volver a fumar y le miré. Bebía del vaso que yo había utilizado aquella tarde/noche y echaba la ceniza de su cigarrillo en el tarro de cristal que estaba encima de la mesa de plástico amarilla de la terraza. -"Dios, lo que me faltaba, un ladrón vestido de Santa..." -pensé- "¿Ahora qué hago...?" El tío parecía tranquilo, me vio pero no se inmutó, siguió tomándose mi güisqui y fumando como si nada pasara. Abrí la puerta corredera de la terraza y me senté a su lado, antes de que pudiera decir hola, el Santa me dijo con voz carraspeante:
- "He tenido una noche muy larga ¿sabes? Además ayer bebí y he tenido que trabajar con resaca." "Conozco esa sensación..." - le respondí mientras llenaba mi vaso con güisqui y ponía la colilla dentro del tarro de cristal. Era como si lo conociera de algo, me sentía tranquilo pero con un poco de frío en el cuerpo. El tío tenía un aspecto sucio, olía fuerte, como a caballo, tenia barba blanca e iba vestido con un traje rojo muy gastado.
-"¿Has sido buen chico este año? Y no me mientas, por favor...", me preguntó tras ofrecerme, aceptar y encender otro cigarrillo. -"He sido bueno y malo a partes iguales" le respondí, empezó a reírse ruidosamente y acabó tosiendo muy fuerte y escupiendo a la calle.
- "Los Reyes Magos no pasan por estos lares y yo no tenía nada apuntado en la lista para ti, así que debe ser empate a cero..."
- “Ya no me importa nada. Además me compré unos vaqueros el jueves y lo que quiero no me lo puedes dar..." le respondí con desdén mientras pensaba como un tío puede permitir que le llamen “santa”.
Tras unos segundos de humo y de ceniza me miró y me dijo: "No siempre puedes conseguir lo que quieres pero a veces, si lo intentas, tienes lo que necesitas..."
A medida que me iba despejando percibía más cosas, tenía los dedos amarillos y los dientes muy oscuros, la luz del salón se reflejaba en su barba postiza y dejaba entrever comida entre los pelos sintéticos. Ya me había acostumbrado a su olor, que no sé si salía de su aliento o de su traje, pero tenía algo ácido. Seguimos bebiendo y le solté: - "Tú no eres religioso ¿Qué coño pintas en ese mundo de buenos y malos?" “Una vez lo fui", me respondió, "pero me cansé de poner la otra mejilla y de pedir algo que nunca llegaba. Además, la oficina de asuntos religiosos ya tiene a esos tres bobos de los camellos. No me toques los cojones con tonterías de esas, yo trabajo en ambiente laico, me dan una lista y entrego, punto final, si tienes quejas te doy el número de teléfono..." Había metido la pata otra vez, le había incomodado y la verdad, la compañía no me desagradaba, era mejor que dar vueltas solo en la cama, no sabía que decir, serví otra ronda y fui a por mis cigarrillos. Tras un rato de silencio tenso me miró y me soltó: "mira, chaval, tienes mas spleen en las venas que sangre, por eso tienes ese humor tan negro..." y volvió a carcajear gargajeando.
Yo me sentía mareado, llevaba dándole desde el viernes a las cinco de la tarde y apenas había comido, durante un instante la terraza me dio vueltas. Los dedos me olían a tabaco, ese hedor me mareaba aún más y a la cabeza llegaban esas típicas frases de no vuelvo a beber, esto es una mierda...
Aquel Santa me miró sin inmutarse y me dijo: "Vete a la cama, anda. Y ordena tu cabeza, quizá Ese al que hablas te escuché algún día, pero, ojo, todo tiene un precio. Ten cuidado o acabarás como yo y no trates de contarle a nadie esto, no te van a creer igualmente y pensarán todavía más que estás loco."
Me quedé sentado un rato, intentando recuperar las fuerzas necesarias para levantarme e irme a la cama. No sé el tiempo que pasó, cerré durante un momento los ojos y adormecí. Los abrí y vi que el tipo se había quedado dormido también así que me levanté, cogí el móvil de encima de la mesa del salón y le saqué una foto, entonces me pareció más delgado y su barba falsa ya no estaba en su sitio, me fui tambaleando a la habitación y caí encima de la cama. El frío de la mañana me despertó, no quise salir, me tapé con la colcha e intenté dormir algo más, era el día de Navidad, olía a humo de tabaco y la boca me sabía a sangre.
A las once salí de la cama y fui a la terraza, el mismo ritual que llevo a cabo todos los días, allí no había nada especial, todo estaba en su sitio y la botella de güisqui estaba vacía encima de la mesa del salón.
-“Otra de esas pesadillas de alambique”, me dije, pero en la terraza había un papel y me agaché torpemente a cogerlo, era una foto de un Santa con dos niños, y uno de ellos lloraba. Entonces me acordé del móvil, fui a la habitación y busqué en la memoria del teléfono y, joder, allí estaba, estaba allí. No se veía muy bien, pero era la foto que había sacado, el objetivo había enfocado más a la botella que al tío, pero se veía; me senté y encendí un cigarrillo mientras pensaba cómo se lo contaría a la gente… “¡Bah! Tiene razón, si tampoco me creerían...”
Mr.Blue




1 comment:

Anonymous said...

Joder, lo que me faltaba... (eso eres muy TU). Lo que mas me gusta de una historia (ademas de la historia), que me hagan participar en los detalles y pueda hasta "oler" el olor a tabaco en los dedos...