Esto es una atraco... nene.
(Enviado como email el 4 de marzo de 2006)
(Enviado como email el 4 de marzo de 2006)
Mañana hace justo un mes. Todos los lunes Joaquín Freire, Torcuato Sánchez y servidor tenemos la costumbre de ir al bar Melvin's Velvet a tomar una cerveza y jugar al billar (las mesas son gratuitas ese día). Aquel 5 fatídico tuve que ir a buscar la pick up al mecánico, $470 de nada, y para hacer tiempo hasta que nos viésemos decidí ir a cenar a una hamburguesa a un sitio donde las hacen "muy buenas" Whataburger en la calle Fountainview casi esquina con Richmond Avenue. Por algún motivo inexplicable alguien decidió cambiar a última hora e ir a otro bar, Woodrow’s a tres manzanas de Whataburger, y allí estaba yo dándole vueltas al por qué de ese cambio, sentado en una mesa de cara a la puerta como siempre hago cuando de repente entra una fila de unos siete negros con bufandas y máscaras de hockey tapándoles la cara, con las pistolas en la mano y diciendo un amable: “¡¡Esto es un atraco qué nadie se mueva...!!” bajé la vista y saqué la cartera, para que no se llevasen la documentación empecé a sacar el dinero y a dejarlo encima de la mesa hasta que uno de los chicos que no sabía por qué movía la mano me puso el cañón en la cabeza y después me preguntó: “¿Qué haces?” Cogió la cartera, la ojeó, vio que no quedaba nada más y me la tiró en la mesa diciendo: "Está bien puedes quedarte con tus cosas". Por paradójico que parezca el tipo sonó amable pero no fui muy consciente de ello, tenía la sensación de que el hierro de la pistola todavía estaba en mi sien izquierda. Vaciaron la caja, todo lo de los otros tres clientes que había allí y los bolsos de las chicas del sitio. Se marcharon a toda hostia y la mandamás del local salió y cerró las puertas con llave.
Tras unos segundos miré al tipo de la derecha, allí estaba con su americana de cuero comiendo como si no hubiese pasado nada, la pareja de enfrente estaba debajo de la mesa. A mí me temblaban las piernas y no me podía levantar. Llamé a Joaquín y le dije: “Oye, voy a llegar tarde me ha pasado esto...” a los pocos minutos llegó un policía que nos tomó declaración, me llamó alguien para ver como estaba y se lo agradeceré siempre, pasen las vidas que pasen.
Tras unos segundos miré al tipo de la derecha, allí estaba con su americana de cuero comiendo como si no hubiese pasado nada, la pareja de enfrente estaba debajo de la mesa. A mí me temblaban las piernas y no me podía levantar. Llamé a Joaquín y le dije: “Oye, voy a llegar tarde me ha pasado esto...” a los pocos minutos llegó un policía que nos tomó declaración, me llamó alguien para ver como estaba y se lo agradeceré siempre, pasen las vidas que pasen.
Salí de allí, arranqué el coche y me fui al bar, tomé una cerveza que me supo a gloria intenté jugar al billar pero no di pie con bola (de hecho llevo sin ganar una partida un mes) y volví a casa con los otros dos profes. Dormí bastante mal las siguientes tres noches.
Hay días que son como semanas... me enteré de que habían atracado el sitio tres veces seguidas, que habían atrapado a los siete negritos ese mismo lunes en un restaurante llamado Taco Cabana, que esta a unos 10 minutos del Whataburguer pero de mis casi ochenta petrodólares no hay noticia.
Hay días que son como semanas... me enteré de que habían atracado el sitio tres veces seguidas, que habían atrapado a los siete negritos ese mismo lunes en un restaurante llamado Taco Cabana, que esta a unos 10 minutos del Whataburguer pero de mis casi ochenta petrodólares no hay noticia.
Mr. Blue
1 comment:
¡Jolín!. Esto es como para mear y no echar gota. No me gustaría un pelo verme en una situación parecida, aunque una vez pasado el susto no está nada mal para contarlo.
Post a Comment