Las apariciones marianas han sido desde tiempos inmemoriales motivo de conversación y de devoción radical entre gente que, por influencia cultural, necesita algo que les haga salir de su trabajosa rutina.
En Houston durante los últimos seis años se han dado dos casos. El más famoso fue el de Guadalupe Rodríguez, una trabajadora hispana del distrito escolar de Houston que a punto de acabar una larga y muy barata (para sus jefes) jornada laboral cuando se disponía a fregar la última bandeja vio con sorpresa en ella la clara imagen de la Virgen María. Fue en la escuela de primaria Pugh, el miércoles de ceniza de 2007. El rumor corrió como la pólvora y la gente empezó a peregrinar al colegio. El problema fue tal que, tras una decisión salomónica, la bandeja se entregó a la asociación de padres de alumnos. Estos se encargaron de hacer un altar en la casa de un alumno muy cerca de Pugh Elementary y todo tuvo un final feliz.
Pero el que nos toca más de cerca fue el asombroso caso de Alejandro Sixto Montes. Don Alejandro llevó a su familia a comer al restaurante Auntie Pasto's para una celebración dominical. En un cierto momento de la comida el Señor Montes decide añadir un toque extra de guindilla a su plato y coger un pimiento picante (en estas tierras llamados chiles). Tras un primer mordisco, quizá por una cierta decepción ante el nivel de fuerza del condimento, Don Alejandro miró al chile y con sorpresa le dijo a su familia exhibiendo el pimiento con media sonrisa:
Sin haber sido mordido, intacto, como la propia
Virgen, si uno observa con atención el fruto enseguida
asocia mentalmente su forma con la de la Madre del Ungido.
Lo que hubiera
puesto en el mapa mediático
durante un par de días a cualquier creyente en la Virgen simplemente
despertó la algarabía de la familia Montes.
El porqué es sencillo
de comprender, todos profesan el Cristianismo Episcopaliano y, para
más inri, el señor Alejandro es reverendo y rector de la Iglesia
Episcopal San Mateo.
Los episcopalianos creen en la figura de la
Virgen pero no veneran su figura.
Así es la vida en Houston, Texas.
Mr. Blue
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