Se dirigió caminando hacia el parque Anderson y al llegar se sentó en un banco. Al poco rato se puso a su lado una chica rubia, alta y preciosa, que le sonrió mientras, mirándole a los ojos, le dio las buenas tardes. Él creyó que seguía soñando.
Sin intercambiar
palabra previa ella se giró y le preguntó descarada:
- ¿Te entregarías a
una mujer?
Él se quedó sin saber
qué decir por lo inesperado de la situación y de la pregunta, pero
reaccionó rápido o al menos eso le pareció a él:
- Qué pregunta más
difícil... pues mira, yo creo que todos los hombres somos unos
capullos por naturaleza, pero si te esfuerzas y luchas contra eso
acabas venciéndolo y puede que llegues a una entrega total... es una
batalla contínua y diaria. ¿Tú...? -preguntó osadamente- ¿Te
entregarías a un hombre?
- Al igual que
vosotros, hombres, tenéis que hacer ese esfuerzo contínuo y
diario para salir de ese estado de idiotez maliciosa, las mujeres
hacemos ese mismo esfuerzo por no darlo todo por cada una de nuestras
parejas... -respondió alegremente, como si fuera la conversación de
un par de amigos que se conocen desde hace años.
- Te entiendo muy
bien... -respondió él interrumpiendo- estoy muy contento de entrar
en los cuarenta como estoy entrando... -añadió presumiendo- cuando
veo la gente de aparente sexo masculino que hay por ahí me cuesta
creer que una vez fui así. Yo sigo siendo bastante capullo pero voy
por buen camino. Particularmente creo que las mujeres os entregáis
del todo la primera vez, a los hombres por el contrario nos entontece
ese estado de capullez… de inmadurez al fin y al cabo. El no
entregarse como la primera vez es signo de madurez, de proteger lo
tuyo y de haber perdido ciertos ideales románticos que tienes cuando
eres joven, o te enamoras por primera vez.
La conversación seguía
con un toma y daca que estaba animándole sobremanera. Empezó a
recuperar algo de brillo en los ojos y se incorporó en el asiento
para adoptar una postura que él pensaba que le haría más
interesante.
- Estas en lo cierto
acerca del pensamiento adulto, de la pérdida de los ideales
románticos…pero a pesar de darte cuenta de ello no cambiamos, pues
la naturaleza de la mujer es darlo todo, actuar con el hombre como le
gustaría que actuaran con ella…y de ahí las continuas
desilusiones cuando estás en una relación. A lo que sí aprendemos
es a no pasárnosla amargadas porque no nos dan ni lo que nos
gustaría ni tanto como nos gustaría.
- En fin, dos mundos
completamente diferentes ¿Eh? Qué te voy a contar… Has entrado en
tu etapa adulta, ¡Bienvenida! -aseveró dándose cuenta de que
acababa de estropearlo todo con aquella estúpida manera de pretender
hacer creer que era un hombre adulto.
(continuará....)
Mr. Blue
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