El
23 de octubre de 1970 la ciudad de San Juan, sita en el valle del Río
Bravo, fue noticia internacional cuando Francis B. Alexander estrelló
en el Santuario Virgen de San Juan del Valle un avión de un solo
motor que había alquilado.
En
1949, el padre Joseph Azpiazu trajo a su pequeña parroquia de San
Juan una réplica de la imagen de Nuestra Señora de San Juan,
venerada en otro San Juan… el de San Juan de Los Lagos en Jalisco,
México. La imagen, de un metro de altura, venía vestida con ropa
tradicional y enseguida la pequeña iglesia se convirtió en un lugar
de peregrinación para muchos mejicanos y personas de orígen
mejicano en Texas. Los fines de semana era habitual que cientos de
peregrinos llegasen a San Juan a rezar. La multitud creció tanto
que hubo que construir otra iglesia que se completó en 1954.
El
día del accidente de 1970, según los informes oficiales, el piloto
había enviado una advertencia por radio de que todas las iglesias
metodistas y católicas en el bajo valle del Río Grande fuesen
evacuadas. Apenas veinte minutos después del mensaje estrelló la
avioneta contra el santuario, que en aquel momento estaba tenía más
de 130 fieles en su interior. Los sacerdotes pudieron salvar la
estatua de la Virgen, pero los daños al santuario se estimaron en un
millón y medio de dólares, algo devastador para la comunidad
católica de la zona. Por aquello del castigo divino el piloto fue la
única víctima mortal.
En
abril de 1980 San Juan volvió a aparecer en los titulares de las
noticias internacionales porque se inauguraba el nuevo santuario.
Mr. Blue
No comments:
Post a Comment