Saturday, September 14, 2019

Deep in the heart of Texas (XL): El edificio triangular.

El pasado 12 de septiembre el proyecto de ampliación de la carretera 146 a su paso por Seabrook acabó con el edificio conocido como “The Triangle Building” tras ochenta y seis años de estancia en la confluencia de NASA Parkway con la mencionada Texas 146.
El edificio era objeto de las miradas de los curiosos que pasaban por la zona por su forma peculiar, su color melocotón y la extraña decoración con platos y ornamentos de influencia española que formaban parte de la fachada donde estaba la puerta de entrada. Las plantas de la azotea también le daban un aspecto singular a un edificio que parecía un trozo de pastel en el medio de una zona muy transitada por vehículos a motor. 
Comenzó su vida en 1939 como colmado pero enseguida pasó a ser un pequeño despacho de cervezas para pescadores sedientos, y poco tiempo después, además de cerveza fría, empezaron a vender también carnada y aparejos. 
El negocio iba sobre ruedas porque su localización era inmejorable. En aquellos tiempos de antaño el puente que cruzaba el lago Clear era levadizo y con horario de funcionamiento predeterminado, así que mientras se abría y se cerraba lo mejor que se podía hacer era parar, tomarse varias cervezas y charlar un rato. 
A finales de los 70 pasó a nuevas manos y se le puso el primer nombre que he podido encontrar mientras me documentaba para esta entrada: Curley's Corner. Tras unos años de ferviente actividad la cosa empezó a flojear porque, a principios de los 80, el puente dejó de ser levadizo. Sin embargo, la puntilla definitiva llegó cuando un huracán dejó el local tan tocado que a los dueños no les salía rentable repararlo. 
En 1985 un constructor compró el edificio e hizo de él su oficina. Lo reformó dándole a la fachada esos toques que por estos lares denominan “de misión española” pero empezó a haber inconvenientes ya relacionados con el tráfico. Tras un par de años de litigios con el ayuntamiento de Seabrook por un quitemeallá esos problemas de aparcamiento, el constructor se enfadó, cerró el local y quedó vacío y en venta hasta que en 1989 un tal Michael Valentine compró el edificio. 
Valentine duplicó el tamaño del espacio al terminar el segundo piso que había sido un trastero diáfano toda la vida. Añadió en los dos lados del edificio unos muros acristalados, puso un tiburón cromado en la fachada, unos delfines haciendo de barandilla y el letrero ‘Valentine Law Firm’ encima de la puerta de entrada. Estableció su despacho de abogados en 1999 y allí preparó declaraciones de impuestos y mantuvo una práctica de abogacía general con relativo éxito. "Recibía a mucha gente que me decía que siempre había querido visitar el edificio y que como necesitaban un abogado me habían llamado…", comenta Valentine. Lo curioso es que a pesar de los cien mil dólares gastados por el contratista en la primera remodelación seria y los cincuenta mil de Valentine de la segunda, el edificio (incluso a día de hoy) siempre ha sido conocido por todos los vecinos como Curley's Corner... 

Valentine dejó el local en 2003 porque se le quedó pequeño, y según sus propias palabras lo que más ha echado de menos es la vista que tenía a la bahía de Galveston desde la azotea. Desde entonces el inmueble quedó abandonado y entró en decadencia hasta que hace unos días ocurrió lo inevitable. 
El señor Valentine ha recibido $114.356 por parte de la TxDOT (una especie de ministerio de fomento tejano) como concepto de valor de expropiación, y donde antes había un edificio peculiar ahora mismo sólo queda un solar que será parte de una carretera en menos de seis meses. 
Mr. Blue















 

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