Sunday, June 29, 2008

Y tú ¿Qué? ¿Gavilán o paloma?

Gavilán o paloma
(R.P. Botija)


No dejabas de mirar estabas sola
completamente bella y sensual
algo me arrastró hacia ti como una ola
y fui a decirte hola que tal
Esa noche entre tus brazos caí en la trampa
casaste al aprendiz de seductor
me diste de comer sobre tu palma
haciéndome tu humilde servidor
Amiga, hay que ver como es el amor
que vuelva a quien lo toma, gavilán o paloma
Pobre tonto, ingenuo, charlatán
que fui paloma por querer ser gavilán
Amiga, hay que ver como es el amor
que vuelva a quien lo toma, gavilán o paloma
Te baje la cremallera del vestido
y tú no me dejaste casi hablar
solamente suspirabas te necesito
abrázame más fuerte más
Al mirarte me sentí desengañado
y sólo me dio frío tu calor
lentamente te solté de entre mis brazos
y dije estate quieta por favor
Amiga, hay que ver como es el amor
que vuelva a quien lo toma, gavilán o paloma
Pobre tonto, ingenuo, charlatán
que fui paloma por querer ser gavilán
Amiga, hay que ver como es el amor
que vuelva a quien lo toma, gavilán o paloma
Pobre tonto, ingenuo, charlatán
que fui paloma por querer ser gavilán
Amiga, hay que ver como es el amor
que vuelva a quien lo toma, gavilán o paloma

Monday, June 02, 2008

Se marchó con el viento del verano

Vivía en la capital un joven llamado Robert, salía con una mujer llamada Suzanne, que era bellísima y nada temerosa de Dios; sus padres eran juiciosos y habían educado a su hija según las leyes de la inteligencia y la equidad. Robert no era muy rico pero su familia tenía algunas casas, en una de ellas había un jardín contiguo en el que algunos vecinos solían acudir donde él, casi siempre para perder el juicio con tonterías y cosas pasajeras de la edad, no porque Robert fuera el más prestigioso de todos.
Aquel año había sido el primero universitario, nombrados jueces dos inexpertos jovenes, escogidos por la mano de la fortuna, de aquellos de quienes dijo el Señor: "La belleza y la bestialidad son jueces que no pueden hacerse guías del pueblo." Igualmente, ambos se confesaron su pasión.
Suzanne entraba al jardín de su Robert, él la veía pasear todos los días y empezó a desearla. Perdió la cabeza dejando de mirar hacia el cielo y olvidando su juicio, estaba, pues, apasionado por ella, pero aquello se convertiría en su tormento. Suzanne era muy delicada y de hermoso aspecto, tenía puesto un velo, pero Robert deseaba que se lo quitase y saciarse de su belleza. Encontraba placer en verla pasear, hablar, bailar, vestirse y desvestirse, pero Robert no tenía juicio; pensaba que no hacia daño comportándose como un apartado de lo común social. Él seguía observándola como quien mira una cometa que mueve la brisa de verano, se elevaba, se elevaba y bailaba al son de una dulce melodía, dos corazones y la brisa de verano…
El tiempo pasaba y Suzanne subía y Robert soñaba pesadillas que ella aliviaba; Robert saciaba su ignorancia viendo como ella se ponía aceites y perfumes, se bañaba o miraba su bello cuerpo lleno de valles, cordilleras, y hermosísimos lagos y cavidades.
El aire de verano empezó a calentar demasiado, Robert ya no olía el aroma a azahar, Suzanne empezó a darse cuenta de que los viejos la apreciaban más; él ya sólo esperaba sorprender a Suzanne a solas, pero aquello no ocurría, ella era ya un ave en el cielo y él una simple serpe terrestre.
Llegaron los vientos del otoño y los del invierno… y ella se fue para siempre, cuando volvieron los del verano, Robert se puso a gritar a grandes voces. La gente gritó también contra él, el Ave Fénix comenzó a comerse su hígado y su cerebro se llenó de humores negros. Robert dejó de ir al jardín y decidió dejarse morir entre odios y lamentos. Todos los suyos lloraron, y también todos los que lo veían; y se condenó a muerte.
Entonces Suzanne gritó fuertemente: "Oh Dios eterno, que conoces los secretos, que todo lo conoces antes de que suceda, dame el poder para arreglar lo irreparable."
El Señor escuchó su voz y, cuando era llevado a la muerte, blasfemó contra la bella Suzanne y renegó de ella. Todo el pueblo se volvió hacia él y dijo: "¿Qué significa eso que has dicho?"
Él, de pie en medio de ellos, pensaba: "¿Tan necio he sido, para no agarrar el hilo de esa cometa? "
El tiempo pasaba y Robert bajo una acacia escuchaba al viento susurrar en su oído: "Envejecido en la iniquidad, ahora han llegado al colmo los delitos de tu vida pasada; contra tu propia cabeza has mentido, pues ya el ángel de Dios ha recibido de Él la sentencia y viene a partirte por el medio. Ya está el ángel del Señor esperando, espada en mano, para partirte por el medio, a fin de acabar con vos."
Alfred y su mujer dieron gracias a Dios por su hija Suzanne, Robert gritaba al cielo “te perdí con el viento del verano” y desde aquel día en adelante fue considerado loco a los ojos del pueblo, mientras que él, viviendo en su demencia, sentado debajo de un árbol o corriendo de un lado a otro como si huyese repetía una sucesión de frases inconexas para el pueblo:
“viento de verano viniste del mar, acariciaste su pelo e hiciste que los días se fuesen rápido como cometas de colores que se escapan de la cuerda… bajo un cielo azul que parecía un paraguas abierto. Y un día saliste por uno de los lados de ese paraguas. Ahora tus hermanos, el viento del otoño y el del invierno, me cuentan de ella al oído, y me quedo las noches en vela interminables cantando canciones, ¿Sabes? Mi inestable amigo viento de verano, viento de verano, viento de verano, viento de verano…"