Monday, October 05, 2009

Salones de baile en Texas

Cien años no son nada dependiendo del lugar del mundo en el que te encuentres. La palabra "antiguo" en Estados Unidos tiene un significado que a cualquier europeo le haría esbozar una sonrisa de sorna.

El concepto de antigüedad en norteamérica sin embargo hace que te puedas transportar con facilidad hasta un siglo y medio atrás, como si estuvieras en una máquina del tiempo en pruebas y en ocasiones llegas a sitios en los que te encuentras la América que nos gusta...
El Club 21 de Uhland, Texas, es el salón de baile que lleva en funcionamiento más tiempo en el estado de la estrella solitaria, en concreto desde 1893, año en que se construyó el bar.
Muchos otros aseguran ser más antiguos pero en algún momento de su existencia dejaron de funcionar como sala de conciertos y baile, de ahí que sus dueños se enorgullezcan de su trayectoria cuando te hablan de él.

Diecinueve años más tarde en la parte de atrás del local se añadió una cancha de baloncesto que también hacía las veces de gimnasio de la escuela del pueblo. Los sábados por la tarde/noche se retiraban las canastas y aquel suelo era la sala de baile y centro de entretenimiento para los lugareños.

En 1932 se construyó una bolera de cuatro filas, pero dejó de usarse y ahora una parte de ella está habilitada para mesas y sillas y la otra es la sala de billar.

Cuando el pueblo se hizo demasiado pequeño para tener escuela, el Club 21 aborbió aquella cancha de baloncesto y continuó funcionando como bar y salón de baile hasta hoy en día.
Es tan antiguo y auténtico que el local aún no tiene aire acondicionado, cosa que no ahuyenta a la gente que llena el salón sábado tras sábado.

El Coupland Dancehall, en Coupland, Texas, fue construido en 1910, y antes de ser salón de baile tuvo otros usos: fue tienda, local para concursos de retórica y la oficina del periódico The Coupland Tavern World Globe News.

Dentro del local hay dos barras que se trajeron de otro salón de baile y que durante más de cien años han visto como se apoyan en ellas penas, alegrías, vasos y codos.
La más larga con espejo biselado data de 1886, una belleza de la que para nuestra desgracia no podemos aportar puebra gráfica aún.


El Sengelmann Hall, en el centro histórico de Schulenburg, Texas, data de 1890 y es además de salón de baile: restaurante, cervecería y panadería.
Después de estar sesenta años cerrado se restauró gracias al millón de dólares de una houstoniana, Dana Harper. Ahora cada viernes y sábado noche las botas de decenas de bailarines enseñan lo que es bueno a ritmo de música en vivo a su suelo de pino de ciento quince años de antigüedad. Además los domingos hay conciertos y sesiones de baile de polka.

La barra es una réplica exacta a la que hubo en el local desde 1894 hasta mediados de los 40...


Del salón de baile de Luckenbach, Texas, se han escrito ríos de tinta, con más de cien años de antigüedad alberga conciertos todas las semanas, pero además de lugar de reunión musical el concepto Luckenbach es tan completo que si quieres incluso te puedes casar en él.

Abierto en 1849 ó 1886, dependiendo de las fuentes, cada día de concierto y baile el local se llena de curiosos, moteros, granjeros, urbanitas con ganas de vida campera y gente deseosa de estar entre canciones de dolor de Hank Williams, temas de Newberry sobre trenes y ojos azules llorando mientras llueve... Porque Luchenback es más que un salón de baile.

Incluso si nunca has oído hablar de él en cuanto llegas te atrapa y nunca lo olvidas, y es que "todo el mundo es alguien en Luckenbach" porque este lugar por algún motivo desconocido te hace volver a lo más básico del amor.


Sus propietarios defienden algo insólito: que es el más antiguo en funcionamiento... Este salón de baile en Gruene tiene la fachada más usada en portadas de discos y artículos referentes a la música country tejana.
Lo encuentras en la conjunción de las calles Hunter Road y Gruene Road, es un lugar muy ameno lleno de gente que te habla con acento sureño.

...es un algo tejano, no lo entenderíais.

Mr. Blue

Thursday, October 01, 2009

Canción triste del mes: Wurlitzer Prize (I Don't Want to Get Over You)

Para inaugurar esta sección he elegido el tema de Waylon Jennings que versionan Norah Jones y Willie Nelson en el DVD de homenaje a este último por su septuagésimo aniversario.
En él se cuenta la historia de un tipo que se empeña en no olvidar a un antiguo amor, que sigue yendo a los mismos sitios a los que iba con ella y ocupa él solo una mesa para dos, que gasta todas sus monedas en las gramolas escuchando las mismas canciones una y otra vez por lo que cree que merecería el premio Wurlitzer.
Señoras y señores con ustedes Jones y Nelson.

Wurlitzer Prize (I Don't Want to Get Over You)
(W. Jennings)




I'm not here to forget you
I'm here to recall the things we used to say and do
I don't wanna get over you
I don't wanna get over you

I haunt the same places we used to go
Alone at a table for two
I don't wanna get over you
I don't wanna get over you

They oughtta give me the Wurlitzer Prize
For all the silver I let slide down the slot
Playin' those songs sung blue
That help me remember you
I don't wanna get over you

A fresh roll o' quarters, same old songs
Missin' you through and through
I don't wanna get over you
I don't wanna get over you

They oughtta give me the Wurlitzer Prize
For all the silver I let slide down the slot
Playin' those songs sung blue
They help me remember you
'Cause I don't wanna get over you
I don't wanna get over you
I don't wanna get over you


Seis razones irrefutables que hacen de este tema la "Canción triste del mes":

1. Del pedal steel que da comienzo al tema no salen notas sino lágrimas.

2. Los dos primeros versos son toda una declaración de intenciones:

No estoy aquí para olvidarte

sino para recordar todas las cosas que hacíamos y decíamos

3. El canto desafinado de Nelson en su entrada en la canción parece un sollozo.

4. Como buena canción triste se menciona que el dueño del corazón roto escucha una y otra vez canciones tristes que salen de una máquina tocadiscos de la marca Wurlitzer.

5. Tiene un piano de cola, y lo toca Norah Jones...

6. Es tan bella que al final de la misma el propio Willie Nelson se emociona cuando lo abraza Ms. Jones.

Mr. Blue