Friday, July 26, 2013

Días de nada (VII)



Se dirigió caminando hacia el parque Anderson y al llegar se sentó en un banco. Al poco rato se puso a su lado una chica rubia, alta y preciosa, que le sonrió mientras, mirándole a los ojos, le dio las buenas tardes. Él creyó que seguía soñando.
Sin intercambiar palabra previa ella se giró y le preguntó descarada:
- ¿Te entregarías a una mujer?
Él se quedó sin saber qué decir por lo inesperado de la situación y de la pregunta, pero reaccionó rápido o al menos eso le pareció a él:
- Qué pregunta más difícil... pues mira, yo creo que todos los hombres somos unos capullos por naturaleza, pero si te esfuerzas y luchas contra eso acabas venciéndolo y puede que llegues a una entrega total... es una batalla contínua y diaria. ¿Tú...? -preguntó osadamente- ¿Te entregarías a un hombre?
- Al igual que vosotros, hombres, tenéis que hacer ese esfuerzo contínuo y diario para salir de ese estado de idiotez maliciosa, las mujeres hacemos ese mismo esfuerzo por no darlo todo por cada una de nuestras parejas... -respondió alegremente, como si fuera la conversación de un par de amigos que se conocen desde hace años.
- Te entiendo muy bien... -respondió él interrumpiendo- estoy muy contento de entrar en los cuarenta como estoy entrando... -añadió presumiendo- cuando veo la gente de aparente sexo masculino que hay por ahí me cuesta creer que una vez fui así. Yo sigo siendo bastante capullo pero voy por buen camino. Particularmente creo que las mujeres os entregáis del todo la primera vez, a los hombres por el contrario nos entontece ese estado de capullez… de inmadurez al fin y al cabo. El no entregarse como la primera vez es signo de madurez, de proteger lo tuyo y de haber perdido ciertos ideales románticos que tienes cuando eres joven, o te enamoras por primera vez.
La conversación seguía con un toma y daca que estaba animándole sobremanera. Empezó a recuperar algo de brillo en los ojos y se incorporó en el asiento para adoptar una postura que él pensaba que le haría más interesante.
- Estas en lo cierto acerca del pensamiento adulto, de la pérdida de los ideales románticos…pero a pesar de darte cuenta de ello no cambiamos, pues la naturaleza de la mujer es darlo todo, actuar con el hombre como le gustaría que actuaran con ella…y de ahí las continuas desilusiones cuando estás en una relación. A lo que sí aprendemos es a no pasárnosla amargadas porque no nos dan ni lo que nos gustaría ni tanto como nos gustaría.
- En fin, dos mundos completamente diferentes ¿Eh? Qué te voy a contar… Has entrado en tu etapa adulta, ¡Bienvenida! -aseveró dándose cuenta de que acababa de estropearlo todo con aquella estúpida manera de pretender hacer creer que era un hombre adulto.


(continuará....)
Mr. Blue