Thursday, May 31, 2007

Abandono...

26/05/07
El caos vital se refleja hasta en la manera de preparar viajes, era el sábado por la mañana y todavía no sabíamos donde íbamos a ir. Torcuato se había ido a Boston con Melody Nelson, Quinín iba a ser el compañero de viaje esta vez pero por como terminó la semana en el cole no pudimos apenas hablar, así que tras una noche de esas habituales de ojos abiertos, a las once y media de la mañana decidimos hacer una ruta por pueblos abandonados. Salimos de Houston a la una y media bajo una lluvia torrencial, merde!
La primera parada la hicimos en Hempstead, cerveza, algo de picar y cigarrillos con las ganas de pasarlo bien bien cargadas, salimos y llegamos al primer pueblo de los marcados en la ruta: Winkelmann. Winkelmann esta lleno de edificios antiguos (aproximadamente unos cien años) pero probablemente reconstruido. La parte de detrás estaba llena de viviendas semi habitadas, con alrededores llenos de carros de golf desguazados, botellas, ruedas… que hacían el paisaje un tanto desagradable, en el centro del pueblo había una especie de charca con una pasarela de madera hundida en el medio del agua de color verde no esperanza. De los edificios antiguos llamaba la atención el salón, que por dentro todavía tenia lámparas, taburetes, barra y escaleras sacados de una película del oeste. Me agradó mucho este sitio, Quinín no paró de disparar con su camaraza y parecía que el primer paso de esta excursión hiciese que el resto prometiera.
La segunda parada fue en Independence un sitio histórico tejano, allí Samuel Houston tuvo una casa, había cabañas, ruinas de una universidad… dimos un paseo y encontramos unas tiendas en las que se vendieron/venden (?) antigüedades. Al lado de una de ellas había una pick up Ford de los años 50 que nos volvió locos, estaba impecable pero sin pintura y sin asiento, lógicamente fue objeto de los disparos del francotirador fotográfico Freire, me metí por los almacenes de las tiendas a ver zarrios y además a comprobar lo que son las pulgas. Lo que faltaba que me ocurriera en este país: que me picaran las putas pulgas… eso trajo muchas risas, muchas y yo todavía me rasco el brazo, por suerte me di cuenta a tiempo y me espulgué. Allí mismo, en el parque que rodeaba las ruinas nos reíamos mientras tomábamos cervezas, algo prohibido por otra parte. Putas pulgas… me habían picado las pulgas… no vale toda la mala suerte que he tenido, todo el daño que he hecho, el que me he hecho yo… no, no… no es suficiente… alguien decidió que, además, me tenían que picar también las putas pulgas… joder.

En el propio pueblo vimos una plantación de rosas, por aquí hay rosas salvajes, de esas de pueblo, sí, que huelen bien y son puras, con colores naturales en pleno esplendor, de esas a las que no sueles hacer caso y que pinchan como espadas. Salimos de allí tras otra sesión de fotos con calavera de cabra incluida y nos dirigimos a Somerville. Dimos unas vueltas por el pueblo viendo como el policía local se hinchaba a poner multas por exceso de velocidad, lo vimos parar al menos a seis coches… acabamos en un restaurante especializado en carnes de vaca y cuando vi el tamaño de los solomillos que pedimos me quede paralizado, sólo la visión de aquello me quitó el hambre. Probablemente pesarían un kilo y medio cada uno, el gallego dio cuenta del suyo y se acabó lo que yo no pude comer y después, con “dos cojones” pedimos postre, para que nos diera una trombosis, vamos…
Buscamos hotel, vimos algo de tele y Quinín se quedo dormido dejándome a mí en compañía de Forrest Gump, y mientras el corría yo escribía esto.
Salimos por el pueblo y el único bar con el que dimos se llamaba el D’s Bar & Grill, (http://www.dsbarandgrill.com/) penoso, un local apuntalado, con una clientela de seis personas… así que bebimos cerveza y perdí al billar tres a uno por la módica cantidad de cuatro dólares. A dormir, al menos eso pensé hasta que los trenes empezaron a pasar por la noche y comencé de nuevo a pensar en un mal de ojo, ¡Qué agonía, Dios!

27/05/07

Desayunamos en el hotel y nos acercamos al lago que hay en Somerville, pero el día era gris y oscuro, así que nos marchamos en dirección a Washington-on-the-brazos. En ese momento me di cuenta de lo que estaba echando de menos, la música; el coche de Quinín lleva casete y, claro, ya nadie tiene cintas. Las radios tejanas no son las mejores del mundo… peeeeeeeeeero, di con una emisora en la que ponían soul y eso me alegró el alma un rato, pese a las acusaciones del gallego que aseveraba que me estaba haciendo negro.
Paramos en un rancho a hacer unas fotos y una simpática mujer que también vive en Houston paró su cortacésped John Deere y se puso a hablar con nosotros, nos invitó a pasar a ver el palacio que había dentro del rancho y que fue casa del ultimo presidente de la republica de Texas, había cabañas bellísimas, ruinas de otras, mosquitos… Quinín hizo unas fotos preciosas y yo me acordé tanto del doble de Serge Gainsbourg como de Melody, que se lo debían estar pasando también de puta madre porque con ambos se viaja de cine.
Llegamos al parque natural Washington-on-the-brazos pero empezó a llover a cántaros y no paraba así que nos metimos en el museo que hay en el propio parque y no hicimos ninguno de los senderos de las rutas. Muy bueno, Texas tiene mucha historia y los museos están muy bien trabajados, hicimos fotos de risa, con sombreros, tocando tambores indios… yo tenía un hambre canina, llevaba sin fumar todo el día y la nicotina ya es casi mi única dieta si lo miramos bien…
Dejamos el museo y nos fuimos a comer barbacoa a ‘The Ranch’ un restaurante antiguo que funciona desde 2006 (más risas…), Quinín sentía que incubaba la gripe y sólo estábamos a dos horas de Houston así que decidimos que nos volvíamos para que se medicara y comenzar mejor el Lunes, con mejor tiempo quizás, y ya con el gallego dopado con frenadol.
Tuve noche intranquila, achilangada, y madrugué además, pero me sentía mejor, mucho mejor.

28/05/07
Salimos de Houston a las nueve cincuenta con dirección al pueblo fantasma de Swanthout cerca del lago Goodrich, de camino, Quinín paró a ver una yegua con su potrillo de pocos días, me puse unas pastillas de menta en la mano y la llamé, no hizo falta insistir mucho, estaba acostumbrada al azúcar porque se acercó enseguida, volví a tener la sensación de lengua de caballo en la palma de la mano, algo que hacía mucho que no sentía y Quinín tomó fotos del suceso. El olor a caballo me recordó a algo gracioso que me pasó el Domingo por la noche, dichosos jaripeos… también paramos en un cementerio muy, muy kitsch, con lápidas con forma de corazón y cosas por el estilo.
Dimos con el pueblo, que tenía algún edificio abandonado pero poco más, gracias a la indicación de una mujer que estaba en la oficina de correos.
Era la hora del Ángelus que Quinín y yo siempre santificamos con una cerveza, al menos, en este punto del día lo más cercano era un restaurante mejicano-norteamericano llamado El Burrito, donde para poder tomarnos dos Coronas tuvimos que pedir la media docena de tamales más malos que boca humana haya probado alguna vez, como dijo Quinín “Ta-males”. Le hablé entonces de Doña Tere, el restaurante con los mejores tamales de Houston al que Tania me llevó un día y pensé en las buenas cosas que me están pasando últimamente, y en las ganas que tengo de desaparecer del sitio en el que vivo.
Salimos en dirección al condado de Livingstone y dimos con Manning un antiguo pueblo maderero en el que sólo queda la casa del dueño de la serrería, un palacete precioso de dos plantas que nos trajo descanso, un columpio y encontrarnos con un tipo de las cercanías que nos recomendó Nacodoges, el pueblo más antiguo de Texas. Previamente habíamos preguntado por cosas que ver a un tío que el gallego describió así: “a ese elemento lo agitas y caen bellotas” Jooooooooooder… no se podría haber dicho mejor…
De camino a Nacodoges pasamos por Lufkin en el que vimos un cartel al lado de una iglesia que decía así (no se puede traducir, lo siento): “Walmart is not the only saving place”. Es curioso comentabámos Quinín y yo que en esta parte de Texas te encuentras más templos que personas, real como la vida irreal misma.
El pueblo de Nacodoges es de película, precioso, pero su vida parece de película de zombis, los únicos seres vivos que vimos fue un par de bomberos y gente que pertenecía a una iglesia dedicada a recuperar yonquis para la vida normal, ex toxicómanos que pululaban por allí sin nada que hacer. Muchas antigüedades, edificios viejos de ladrillo, nadie en la calle, ningún bar… tenía somnolencia y mal sabor de alma, así que nos marchamos de allí y paramos a comer en uno de esos restaurantes delicatessen llamados “Wendy’s”.
Nos dirigimos al condado de Joaquín, que así se llama mi compañero de viaje esta vez y gran amigo en la mayoría de las ocasiones, hicimos fotos a todos los carteles, algunas eran de auténtica coña. Nosotros estábamos secos, el coche también, no veíamos gasolineras ni encontrábamos el pueblo fantasma de Haslam, se nos agotaba el depósito pero al final dimos con gasolinera y con el pueblo, aunque de fantasma nada, era un pueblo pequeño sin ruinas. Dios aprieta pero no ahoga cuando voy con alguien, cruzamos la frontera con Luisiana y el pueblo que vimos, Longsport, era bien bonito también, más tiendas de antigüedades y edificios viejos. De vuelta a Joaquín paramos en el restaurante “Rancho Grande” con intención de abrevar peeeeeeero, resulta que Joaquín es un condado “seco” nada de alcohol, y la cara de Joaquín Freire fue la de un niño que pide huevos fritos y cuando se los sirven se da cuenta de que la yemas están cuajadas y no se puede mojar pan en ellas, prometió poner una queja por escrito y conociéndole le creo… En el restaurante una familia de rednecks nos dio explicaciones de como encontrar sitios que fotografiar, el problema es que cada uno daba direcciones a un sitio distinto y hablaban todos a la vez. Fue gracioso, nos recomendaron Center, a unas trece millas, y allí fuimos. El pueblo tiene el centro lleno de edificios de ladrillo, los típicos que vimos durante todo el viaje, en un parque vimos el final del homenaje a los veteranos de guerra, ese era el fin de semana llamado del “Memorial Day”, no llegamos a la salve de disparos por muy pocos minutos, lo que hizo lamentarse al gallego con un sonoro: ¡¡Me cago en Rusia!!
Lo intentamos, de veras, pero tampoco había bares en ese pueblo.
El siguiente con la luz del dia marchándosenos entre los dedos fue St. Agustine (Texas), otro downtown (centro del pueblo) tan bello como solitario y una misión que estaba cerrada, muy cerrada: Misión Dolores.
Pasamos por dos pueblos más, Jasper y Kirbyville y nada, nada… ni un solo bar; en el segundo encontramos el Motel Gateway y allí nos tomamos dos cervezas que Quinín llevaba en la nevera en el coche… sólo en la calle de Madrid en la que viven mis padres hay más bares que en los pueblos que recorrimos en tres condados diferentes, pásmense.
Dormí profundamente agotado.

29/05/07
Dormía profundamente y soñaba, y soñaba que Willie Nelson cantaba “Angel Flying Too Close To The Ground” y el sueño era agradable pero demasiado real, como si Willlie me estuviese cantando de verdad en la habitación del hotel, abrí los ojos y resulta que Quinín estaba viendo una película en la que salía el propio Nelson cantando el tema, otra vez se habían mezclado realidad y ficción, otra vez a punto de morder la zanahoria… era la película Honeysuckle Rose, Willie no cantaba para mi, claro…


Desayunamos en Sonic, un drive in, el primero desde que vivo en este país, nos hicimos unas fotos en la gasolinera abandonada de delante del hotel y a las 9.40 cogimos la 96S con dirección a Buna. La idea era pasar todo el dia en Port Arthur, llovía a mares, el paisaje era siempre igual, y hablábamos de anécdotas de Caldas de Rey mientras que en la radio sonaba country moderno. El mundo es un filón pero Caldas de Rey es un sitio tan peculiar por los personajes que allí viven que no hay forma de describirlo, una de las anécdotas de una noche fue un tipo de origen alemán que entró en una pastelería pidiendo que le pesaran el miembro, la respuesta de la dependienta fue también de órdago: “sácame el miembro de ahí….” Ya le pediré a Quinín que os la cuente un día.
En Port Arthur había una tormenta eléctrica de impresión, caían rayos y centellas, dimos con el centro de información al turista que se había llevado por delante el huracán hacía un par de años más o menos así que entramos en la biblioteca pública. Allí una “linda” señorita se quedó prendada de mi acento extraño y voz grave cazallera (con risas y puyazos de Quinín hacia mi persona incluidos) y nos indicó como llegar al museo de la ciudad. Llovía tanto, pero tanto… que las calles estaban inundadas, tanto que Quinín por seguridad cambió de carril varias veces para evitar los charcos oceánicos.
Llegamos al museo, lleno de memorabilia dedicada a personajes famosos nacidos o criados en Port Arthur y cercanías, lógicamente la hija mas ilustre de ese pueblo fue Janis Joplin, allí había una colección de cuadros pintados por ella, algunos trajes, objetos personales y su Porsche, su Porsche… se me cumplió otro sueño musical, me acordé mucho de Torcuato.
La ciudad tenía un aspecto muy pobre y desolado, llegamos muy cerca de las refinerías que parecían de película de ciencia ficción, el olor químico se te metía en el cerebelo, pasamos a través de un puente y llegamos a una isla llamada Pleasure Island, dimos con su puerto deportivo pero más de lo mismo, ni un alma en la calle, ni un sitio de ocio común en el que encontrar almas solitarias o solitarias con compañía. Nos marchamos de allí, yo con una foto que no puede sacar por lo que llovía, la refinería vista desde cerca, un mundo diferente y fascinante, y Quinín loco por hablar con su familia, durante la mayor parte del viaje no tuvimos cobertura.
Carretera y manta de agua, llegamos a un pueblo llamado Anahuac, la capital del caimán del estado tejano, y allí, después de comprobar que no había nada, paramos a comer (carne) en un restaurante llamado “The Wooden Spoon”, una delicia muy bien cocinada, se acababa el viaje y empezó a hacer un calor tremendo, ya sabéis si algo puede salir mal sale mal y si además el destino me puede joder un poco ¿Por qué no? En ese pueblo tampoco pudimos tomar una miserable cerveza, ese día no santificamos las fiestas y la hora del Ángelus pasó como cualquier otra.
De lo que ocurrió desde que volvimos a la autopista 10W dirección a Houston hasta que me acosté esa noche no me acuerdo muy bien. Sólo sé que el coche de Quinín marcaba en su cuentakilómetros ochocientas treinta y cuatro millas, casi mil trescientos veintiséis kilómetros y que teníamos unos cientos de dólares menos en el bolsillo.
Ite Missa Est.
Mr. Blue

Wednesday, May 30, 2007

Fin de Semana del Festival de Jazz de NOLA

27 de abril de 2007
Salí a la una del colegio sin dudas, era viernes y había pedido dos horas, llegué a los apartamentos de Antonio y desde allí, junto con Catia y Jorge salimos en dirección a Nueva Orleáns, siete horas de conducción en el Hyundai de Antonio. Un armadillo, dos armadillos, tres armadillos, cuatro armadillos… perdí la cuenta en el séptimo armadillo muerto en la carretera hasta que paramos en una gasolinera, bebimos, desbebimos y cambiamos de asiento y allí en el trasero caí dormido profundamente. Mis oídos despertaron varias veces pero mis ojos fueron incapaces de abrirse, una sensación extraña que no me había ocurrido nunca. Caían las millas y entrábamos a la ciudad llamada “Big Easy”, Fats Domino con su "Walking to New Orleans" nos dio la bienvenida desde el reproductor de cedes y llegamos al hotel. Dejamos los bártulos en la habitación y nos fuimos a cenar, dimos un paseo hasta el French Quarter. Aquello era como si hubiese estado allí el día anterior, pocas cosas habían cambiado desde la última vez que estuve, empecé a sentirme mal, como si me estallaran las venas del cuello, me dolía el pecho y estaba mareado. Llegó un momento en el que la presión en el pecho me empezó a acojonar, yo no dije nada y lo achaqué al hambre, Antonio nos llevó a un restaurante típico, pedimos muffaletta el bocadillo de New Orleans. Entre aquel bollo de pan había demasiada carne, demasiada comida yo ya no puedo comer, el habito alimenticio me ha cambiado bastante en el ultimo ano y medio.
Desde allí nos fuimos a la primera parada musical, tres bandas en el club Howling Wolf, una cuyo nombre no recuerdo, Ivan Neville y Fishbone. Neville versionó a James Brown, el Miss You de los Stones y a la Creedence Clearwater Revival, entre otros, nos dio un recital de funk y soul que me puso eléctrico. Me acordé de Carmen la murciana a la que parece que la vida le sonríe (y que le dure siempre), ella es muy fan de los Neville. Fishbone nos dio una descarga de reggae y tralla pero quizá demasiada, el concierto se alargó hasta las 5:15, Catia estaba sentada en el suelo yo me dormía en un taburete y Antonio y Jorge andaban en algún sitio que yo ya no veía. Por fin, (nunca hubiese creído que diría esto pero…) menos mal que acabó el concierto, menos mal. Una rara sensación, si señor.

28 de abril de 2007
Durante la noche en el hotel también hubo concierto, esta vez de ronquidos, cuatro horas de descanso interrumpido por el servicio de habitaciones que acabó sacándome de la cama y me hizo entrar en la ducha el primero. Hac'ia un día de sol ajusticiador, el calor se mezclaba con el ruido de la autopista y nos dirigimos a la zona donde estaban los conciertos del festival de jazz. Empezamos con el gospel que me dejó impresionado, esa música nunca me había dicho gran cosa en disco pero verla, oírla y sentirla en directo te llega, te hace convulsionar hasta la conversión. Después a la carpa del blues, no gracias, no mas blues guitarrero; además apareció media España por allí demostrando que somos españoles, así que me marché a ver el ambiente en los alrededores, a hablar con Torcu por teléfono que se había quedado en Houston y a escuchar tres temas de Johnny Rivers. Desde aquella carpa me fui al escenario donde tocaban los Calexico, una banda de Arizona con dos trompetas mariachis de la que había leído en Crémolo, buenos temas con toques chicanos, muy recomendables.
La gente se lleva sillas al festival y las ponen cerca de las primeras filas por lo que acercarse al escenario es muy, muy complicado porque la gente se mosquea cuando intentas colarte entre ellas… en cuanto terminó Calexico llamé a Antonio y los dos nos fuimos a ver a Rod Stweart con un calor que castigaba lo suyo.
En el viaje habíamos hecho apuestas de lo que tocaría… mmm, a ver… dos del american songbook, dos de los 80, los clasicazos (otros dos, que lógicamente incluirían Maggie May) y Do You Think I Am Sexy?. Acertamos, pleno al quince, salió al escenario vestido de negro con una banda de chicas muy, muy bonitas y con buenas voces, y una rubia en particular que tocaba el saxo y el pedal steel como los ángeles. No nos sorprendió, si acaso negativamente, hizo una versión de la Creedence (Have You Ever Seen The Rain?) notable, se marchó al empolvarse la nariz y dejó a las chicas cantando. Los dos nos habíamos puesto en un buen sitio, a pesar de las vueltas que dimos y de las caras de mala uva de la gente, la caló no cesaba, la cerveza se subía y cuando cantó Maggie May nos dio un subidón de adrenalina. El mismo se repitió pero de risas cuando en los bises cantó “Do You Think I Am Sexy?” Hay documento grabado de los bailes y el desojone general de Antonio pero tengo la sensación de que nunca se verá…
Fue decepcionante como si Rod Stweart se hubiese convertido en una especie de Cliff Richard… su voz sigue siendo la misma, eso sí.




Salimos escopetados al club Tipitina’s (www.tipitinas.com/default.asp) a ver a unos teloneros que hacían Zydeco y a Dr. John que nos regaló un impresionante concierto de dos horas y quince minutos.
Pensé que me libraría por el paseo por la ciudad pero me tocó conducir y se me vinieron encima todos los fantasmas del pasado, la verdad es que era más feliz cuando tenía la cabeza llena de pájaros y no de fantasmas. Aparcamos muy cerca del bar DBA donde íbamos a ver a “40 Morning Generation” que son un GRUPAZO, tardamos en entrar casi una hora y media porque el aforo estaba completo, pero por suerte la banda se retrasó media hora más y no tuvimos problema para verlos. Aprovechamos para cenar, orear los pulmones y que alguien calmase su borrachera. Entramos, vimos y gozamos, teníamos el cuerpo machacado pero mereció la pena ver aquella especie de mezcla de Pogues y Waits fiesteros y borrachuzos.
En el Tipitina's me vino a la mente Consuelo de la que hace la tira que no sé y que es una enamorada de Nueva Orleáns; cuando me acosté aquella noche decidí que no voy a volver más a lugares en los que ya haya estado porque muchos tienen un peso con el que ya no puedo cargar, así que arrivederci Roma.
Durante la noche no bebí ni una gota y fui consciente de lo que el alcohol hace en los comportamientos humanos y también comprobé lo que le esta pasando al mío, me acosté a las cuatro y media y en menos de dos minutos estaba dormido, sólo recuerdo tener pesadillas (si hijos otra vez, no me estoy repitiendo por escrito, no…) y del concierto de dúo dinámico roncador. Bona Notte

29 de abril de 2007
A las 9.30 de la mañana recibí una llamada telefónica de Dania Santiago, pero no pude responder, no tenía voz. Amaneció por fin en mi cabeza y el agua hizo que se aclarara la luz mental. Desayunos y bla, bla, bla y enseguida a la zona de conciertos, comenzamos de nuevo en la carpa del gospel donde yo acabé de convertirme definitivamente, esas voces te hacen vibrar y eres capaz de localizar en qué parte de tu cuerpo se encuentra tu alma. Desde allí a ver a una banda de ragtime, una pasada por un escenario country para ver a Maggie Warwick y después un poco de jazz relajante. El calor era inhumano pero se acercaba la razón verdadera por la que yo había ido al festival de jazz de Nueva Orleans, Jerry Lee Lewis, que tardó en salir mientras su banda tocaba éxitos del country y que se marchó diez minutos antes de lo previsto, The Killer está muy mayor así que no se le puede pedir más realmente; la mala vida te lleva a tener una vejez complicada, me encantó, dio igual lo que hiciera es otra de esas leyendas que ya he visto en vivo antes de que uno de ellos o yo fallezcamos: Chuck Berry, Bo Diddley, Fats Domino y Jerry Lee Lewis. Sólo movió las manos y la boca y al final del concierto fue capaz de sentar su culo en el piano, pero sus botines, sus canciones y su carisma lo fueron todo.
Desde allí corriendo a ver una parte del de George Thorogood and The Destroyers, muy bueno, muy bueno este tipo en directo, pero qué putada actuar a la misma hora que una leyenda.
Después nos tocó el ultimo concierto, un grupo de chicas negras muy, muy gorditas (sobre todo una) pero con unas voces insuperables, Topsy Chapman & Solid Harmony que nos dio la paz suficiente para apreciar el descanso de estar sentados y recargar la pila para regresar a Houston por la autopista interestatal I10. Ya de camino en el coche, por algún extraño motivo tenía canciones de Bambino en la cabeza, pero les fui contando a Catia y a Antonio (creo que mi discurso llegó a dormir a Jorge) los entresijos del club de fans de Brian Jones y de las diferentes teorías sobre su muerte y el viaje se hizo corto, me dormí a una hora y media de llegar a casa y por suerte no iba conduciendo.
Hice este viaje hace un mes exactamente, fue mi primer festival de música, he perdido muchos recuerdos, hay otras cosas de las que no me quiero acordar, pero sí tengo claro que, o mucho cambian las cosas o es la última vez en mi vida que voy a Nueva Orleáns.
Independientemente, gracias Antonio.
Mr. Blue

Thursday, May 24, 2007

el "inamor"

Otra vez Gainsbourg, el blog empieza a parcerse a una web dedicada al francés, obsesivo que es uno, ya sabéis...
Este tema es tan bello como la palabra inventada para darle titulo, L'anamour, el "no amor", el "inamor" la incapacidad de amar...
Una cancion de mil novecientos sesenta y nueve, année érotique, incluída en un LP titulado Jane Birkin/Serge Gainsbourg, en el que el tema Je t'aime moi non plu, escondió el resto de joyas que había en su surco, tanto que en algunos países se tituló de esa forma.
Mr. Blue


El "inamor"
(Serge Gainsbourg)


Ningún Boeing en mi tránsito
Ningún barco en mi silla tumbona
Busco sin éxito la puerta exacta
Busco sin éxito la palabra "exit"

Canto para los transistores
Este relato de la extraña historia
De tus "inamores" transitorios
De bella durmiente que duerme

Te quiero y tengo miedo
A perderme
Y siembro semillas
De adormidera en los adoquines
Del "inamor"




Sabes aquellas fotos de Asia
Que saqué a 200 Asa
Ahora que no estás
Sus colores vivos palidecieron

Creí oir las hélices
De un cuatrimotor pero desafortunadamente
Era un ventilador que pasa
En el cielo de la comisaría de policía

Te quiero y tengo miedo
A perderme
Y siembro semillas
De adormidera en los adoquines
Del "inamor"

Te quiero y tengo miedo

A perderme
Y siembro semillas
De adormidera en los adoquines
Del "inamor"

Sopla, viento, sopla

Cuando uno bebe aparecen momentos de inspiración creativa que dan frutos bien artísticos, cachivaches de maravilla que no se pueden percibir en estado de consciencia total. En ocasiones uno se sorprende de tener ciertas capacidades ocultas que acaban saliendo a la superficie cuando el licor te pasa por el cerebro, pero, jóvenes, la mayor parte de las veces eso no llega y te despiertas en el medio de un sitio vacío, te sientes como si tuvieras un muñeco de ventrílocuo pegado que habla por tí, se gira, te mira y lo único que puedes hacer es quedarte inmóvil, como si fuese el artefacto el que tuviese el control de tu vida.
No se dejen engañar, hasta a Jesucristo le gustaba la alegra, sí, pero todo con mesura, todo con mesura, por favor, nada de dieciséis días seguidos bebido.
Sopla viento, sopla... refresca mi cara, haz salir el veneno de los pulmones, sácame el humo de de las venas, arráncame el fuego del cerebro y apaga la locura de mi hígado.


Sopla viento, sopla
Tom Waits

Sopla viento, sopla
A donde sea que vayas
Ponte la gabardina
Y llévame

Me tienes que llevar en la noche
Llevar en la noche
Hazme desaparecer de aquí,
Hazme desaparecer de aquí...

Maria está en la carretera secundaria
Hay un marido en problemas
Metido en “un buscar sin querer encontrar”
Estaba callado como un ratoncito de iglesia


Puse mis cigarrillos Raleigh's en el salpicadero
Aquel cuarentón con estilo se fue en limusina
Y es que no se hace claqué en solitario
Aquí abajo.
Sopla viento, sopla
A donde sea que vayas
Ponte la gabardina
Y llévame

Pisé un ratón de campo
Yo bailaba en el matadero
Y si vas por la circunvalación
Derrapas todo el día

Porque iba un poco a lo loco
Me senté en la silla alta
Fumo como un motor diesel
Salida aquí

Y si soplas, viento, soplas
A donde sea que vayas
Ponte la gabardina
Llévame

Me tienes que llevar en la noche
Llevar en la noche
Hazme desaparecer de aquí
Hazme desaparecer de aquí
Tienes que hacerme desparecer de aquí
Desaparecer de aquí
Si…

Tom Waits

Tuesday, May 22, 2007

melody nelson tiene el pelo de color rojo, y es su color natural...

melody
serge gainsbourg

las aletas del rolls rozaban los postes
cuando sin querer me perdí
llegamos mi rolls y yo a una zona
peligrosa, un sitio aislado.

y allí, en el capó de este “silver ghost”
de 1910 avanzaba como un explorador
la venus plateada en el radiador
cuyas ligeras alas abrían camino.

engreída, desdeñosa, mientras que la chillona
radio tapa el silencio del motor
ella observa el horizonte pero su mente, en otra parte,
parece ignorar las aceras que voy montando.

callejuelas, callejones y lugares
donde aparcar está prohibido, un corazón indiferente
ella aguanta las riendas del poder de mis veintiséis caballos

princesa de las sombras, ángel maldito arqueado
amazona en estilo moderno que el escultor
dio en nombre inglés de “spirit of ectasy”



y así estaba yo haciendo el gilipollas antes de perder
el control del rolls. avanzaba lentamente,
mi coche derrapó y un violento ruido
me sacó de repente de mis sueños. ¡mierda!

vi la rueda de una bicicleta delante
que seguía girando sin control
como una muñeca que pierde el balance
la falda subida por encima de sus bragas blancas

“¿cómo te llamas?
melody
¿melody qué?
melody nelson...”

melody nelson tiene el pelo rojo
y es su color natural.

Mercì Anne Sophie et Maya

Monday, May 21, 2007

Adiós Moisés, hola Jesús, o el camino a Damasco y la caída del caballo.

Saulo era un hebreo natural de Tarso defensor a ultranza de la Ley de Moisés, y que formaba parte de la severa secta de los fariseos lo que significaba que era perseguidor y enemigo natural de Cristo. Los fariseos eran los descendientes de los judíos que regresaron del cautiverio de Babilonia, de ese grupo salieron los doctores de la ley, la Tora. Creían en la inmortalidad del alma, en la resurrección de la carne y en los ángeles, eran hombres exaltados y xenófobos, de ahí lo apasionado de la persecución de Saulo que además era un hombre cruel, impetuoso y lleno de arrebatos, lo que le llevó a intervenir de manera activa en la lapidación de San Esteban y poco después a ofrecerse a ir a Damasco a arrestar a todos los discípulos de Jesús. Saulo salió a “perseguir al hijo de Dios”, pero bien poco sabía de lo que en el camino le aguardaba.

Hechos de los Apóstoles, capítulo 9:
Saulo, respirando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote y le pidió cartas de recomendación para las sinagogas de los judíos de Damasco, para que si encontraba algunos seguidores de Cristo, los pudiera llevar presos y encadenados a Jerusalén. Y sucedió que yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo; cayó en tierra y oyó una voz que le decía: 'Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?'. El respondió: '¿Quién eres tú Señor?' Y oyó que le decían: 'Yo soy Jesús a quien tú persigues. Pero ahora levántate; entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que tendrás que hacer'.
Los que lo acompañaban se detuvieron mudos de espanto, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y aunque tenía los ojos abiertos no veía nada. Lo llevaron de la mano y lo hicieron entrar en Damasco. Pasó tres días sin comer y sin beber.
Había en Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor le dijo en una visión: '¡Ananías!' Él respondió: 'Aquí estoy Señor' y el Señor le dijo: 'Levántate. Vete a la calle Recta y pregunta en la casa de Judas por uno de Tarso que se llama Saulo; mira: él está en oración y está viendo que un hombre llamado Ananías entra y le coloca las manos sobre la cabeza y le devuelve la vista'.
Respondió Ananías y dijo: 'Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y de los males que ha causado a tus seguidores en Jerusalén, y que ha venido aquí con poderes de los Sumos Sacerdotes para llevar presos a todos los que creen en tu nombre'.
El Señor le respondió: 'Vete, pues a éste lo he elegido como un instrumento para que lleve mi nombre ante los que no conocen la verdadera religión y ante los gobernantes y ante los hijos de Israel. Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre'.
Fue Ananías. Entró en la casa. Le colocó sus manos sobre la cabeza y le dijo: 'Hermano Saulo: me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías. Y me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo'. Al instante se le cayeron de los ojos unas escamas y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado. Tomó alimento y recobró las fuerzas.
Estuvo algunos días con los discípulos de Damasco y enseguida se puso a predicar en favor de Jesús, en las sinagogas o casas de oración, y decía que Jesús es el Hijo de Dios. Todos los que lo escuchaban quedaban admirados y decían: '¿No es éste el que en Jerusalén perseguía tan violentamente a los que invocaban el nombre de Jesús?' Y '¿No lo habían enviado los Sumos Sacerdotes con cartas de recomendación para que se llevara presos y encadenados a los que siguen esa religión?' Pero Saulo seguía predicando y demostraba a muchos que Jesús es el Mesías, el salvador del mundo".
Un cambio total de vida, un giro incomprensible, Saulo se cambió el nombre por el de Pablo y en la Carta a los Gálatas él mismo narra así su conversión: "Cuando Aquél que me llamó por su gracia me envió a que lo anunciara entre los que no conocían la verdadera religión, me fui a Arabia, luego volví a Damasco y después de tres años subí a Jerusalén para conocer a Pedro y a Santiago. Las Iglesias de Judea no me conocían pero decían: "El que antes nos perseguía, ahora anuncia la buena noticia de la fe, que antes quería destruir'. Y glorificaban a Dios a causa de mí".



Filipenses 3:7: "Todo lo que para mi era ganancia, lo tengo por pérdida comparado con Cristo. Todo lo tengo por basura con tal de ganar a Cristo. Sólo una cosa me interesa: olvidando lo que queda atrás y lanzándome a lo que está delante, corro hacia la meta, hacia el galardón de Dios, en Cristo Jesús".
Saulo podría haberle dicho que no al Señor como lo hicieron otros personajes que aparecen en el Evangelio, y que incluso fueron coetáneos del Hijo de Dios, como hizo el rico y apuesto joven Judas Iscariote; el Santo Pablo, en cambio, se rindió y respondió con docilidad: "¿Qué debo hacer, Señor?" (Hechos 22, 10).
Todos tenemos nuestro camino a Damasco, a cada uno nos sale al encuentro un s/Señor desde el lugar más inesperado, allí nos aguarda con el rayo en su mano, esperando ver el desplome. Quizás ese sea su entretenimiento, Dios debe aburrirse, su trabajo tiene que ser aburrido y repetitivo. Quizá ese sea su programa de televisión “Videos de Primera” o “Gran Hermano”, cegar a un infeliz que no sabe que lo es y reírse un rato sentado en el sofá viendo como se desenvuelve en su nueva vida... pero una caída de un caballo siempre duele, aunque sea bíblica. Cosas raras del Cristianismo, San Pablo es una figura muy admirada dentro de la Iglesia entre otras cosas porque dejó de jugar en el F.C. Barcelona para fichar por el Real Madrid y ser pichichi varias temporadas seguidas. No acabo de entender el por qué a Pablo se le acabó llamando de una forma tan paradójica “el Primero después del único" que tiene todo el aspecto de ser un eufemismo para “Don Nadie”.

Capitán Nemo

Saturday, May 19, 2007

María Rosita Martínez, otra heroína

Me llamo María Rosita Martínez y en mi vida hay mucha alegría, soy mojada y crusé el río Grande en 1994 no por nada especial, crusamos el río de la ilusión porque mi hermano mayor tenía diabetes. Mi mamá ya llevaba cuatro años en Arizona, y se regresó para crusar con nosotros, mi hermano necesitaba tratamiento urgente y había que llevárselo a los Estados Unidos.
Una mañana de junio agarramos el bus en DF con destino a Matamoros, allí nos íbamos a encontrar con mi papá que llevaba diesisiete años en Texas y ya tenía papeles. Pasamos todo el día en la calle, después de buscar un teléfono y llamarle, él crusó por Brownsville, por un puente que une los dos países y que se tarda diez minutos en pasar, justo en el medio hay un control que te hase a veses tardar más de diez horas.
Esperamos en la calle a que anochesiera, sentados como la mayor parte de la gente que allí había y que iba a lo mismo que nosotros. Echaba de menos a mi hermano Jandrito que se quedó en DF con mi tía Adela, pensaba en qué estarían hasiendo, cayó la noche y mi papá habló con el coyote que había buscado en Texas, el sólo dijo “síganme” y comensamos a andar mientras que papá se marchó con la troca en dirección a la frontera Americana.
El coyote nos llevó caminado hasta un serro, nos tardamos dos horas en llegar y de allí nos asercó a la orilla. Algunos coyotes crusan a la gente en balsa, otros en llantas de carro pero el nuestro eligió junio porque el Grande bajaba más lento y vasío, había que crusar el río andando, el agua estaba fría y olía bien feo, yo tenía mucho miedo, la noche estaba muy oscura. Caminábamos en el agua vestidos y con zapatos; cuando empesó a cubrirnos, el coyote, que andaba marihuano, le dijo a mi mamá que se agarrara resio a mi hermano Roberto y que él me sujetaría a mí y así iríamos más rápido. Mi mamá le gritó que no, que iríamos todos juntos; yo entonses no caí en lo que el coyote buscaba de mi. Ella iba bien cansada, aquellos veinticinco minutos se hisieron como veinticinco horas, el tiempo paresía que no pasaba.
Por fin alcansamos la otra orilla con lo único que teníamos, los unos a los otros y la ropa mojada, después nos tocó caminar dos horas por un pedregal, mi mamá se cayó al suelo y yo pensé que se había muerto pero se levantó jadeando y yo me alegré mucho porque mi hermano estaba débil y el coyote se miraba medio loco. Llegamos a una highway y la crusamos, los coches no paraban de pasar y dimos con el almacén abandonado en el que nos veríamos con mi papá, que llegó, y también un carro color café en el que se marchó el coyote, no nos había hablado nada, aquel silencio, que entendí cuando me hise mayor, me había dado ganas de llorar.
Subimos a la camioneta y papá nos llevó a un hotel para que nos bañáramos y nos cambiáramos de ropa por fin, nos había traído dos mudas. Al amanecer crusamos a los Estados Unidos por la garita de Corpus Christi, mi papá tenía papeles, se había marchado a USA al nacer mi hermano Roberto para hacer dinero y mandaba con regularidad, sólo volvía de visita cada año por una semana. Pero llegó un día en que dejó de mandar y mi mamá se tuvo que ir a Arizona para trabajar; ella tuvo suerte, mi mamá siempre fue una mujer afortunada, ella crusó en el techo de plástico de un camión, y allí estuvo cuatro años. En ese tiempo nosotros nos quedamos en casa de mi tía Adelita en el DF.
En la troca mis papás se pusieron a discutir bien feo, yo no entendía nada, estaba muy cansada y no sabía a donde iba, con sus gritos no me podía dormir, mi hermano no tenía buena cara. Mi papá se puso bien bravo y la dejó en Brownsville gritándola que se fuera otra ves a Arizona, que no la quería en Houston. Pero mi mamá siempre tuvo suerte, siempre, y allí dio con otro coyote y al final llegó a Houston en avión, incluso le dio la vuelta a la migra que estaba al lado de ella en el aeropuerto.
Cuando llegamos a Houston me di cuenta de lo que ocurría y de por qué habían discutido tanto, llevamos a mi hermano al hospital que ya estaba muy grave y después fuimos al apartamento. Allí conocí a mis otros hermanos, los hijos de la esposa de mi papá; vi su otra vida, de la que yo y Roberto no tuvimos más remedio que entrar a formar parte. A mí no me gustaba nada aquella mujer, yo sólo quería estar con mi tía Adelita. En menos de un mes mi hermano salió del hospital e hisimos un plan para salir de aquella casa.
La vida siguió son sus tristesas y alegrías, me embarasé, me gradué en la high school, llegaron los maltratos, el asesinato de mi papá… llevo trece años en esta jaula de oro, en este tiempo he ido a Méjico una ves, cuando murió mi tía Adela, y otra a San Antonio, allí se puede ir sin miedo porque no hay retén de migra. Ahora tengo papeles legales de residencia y dos joyas que son mi vida, y en mi vida hay mucha alegría.

Con mucho cariño,
María Rosita Martínez


La visita y la pesca a los dos días huelen

Hace ya algún tiempo les conté la historia de las hermanas gemelas Angustias y Soledad, que hacían autostop en una carretera y nos acompañaron durante gran parte del viaje que Torcuato y yo hicimos en Navidad. Ya saben, una de esas leyendas que se escuchan desde niño, paras, se suben y en un cierto momento te dicen que en aquella curva se mataron un seis de mayo de 2006, asustado giras la cabeza y resulta que han desaparecido del coche.
Ayer volvieron a pasar por mi vida, las vi, estaban en el complejo de apartamentos en los que vivo y vinieron a casa a visitarme. Las encontré muy desmejoradas como si hubiesen pasado cuarenta años por ellas. Siguen teniendo la misma fuerza pero ahora ya no son atractivas y la edad les ha hecho agriar su carácter, ser reprochonas, tener siempre ira y ganas de castigar, como aquellas maestras antiguas que te daban en la mano con una regla de madera en lugar de explicarte por qué no debías hacer lo que habías hecho, para aprender y así evitar crecer con resentimientos y pensando que la equivocada era ella y tú siempre hacías bien las cosas.
Ayer se quedaron, cuando me marché esta mañana a trabajar las vi durmiendo con la boca abierta en el sofá, se habían terminado la botella de Southern Comfort y se habían fumado todo el paquete de Marlboro, además, se cenaron toda la comida que me quedaba, toda, y yo ya no tengo fuerzas para salir a hacer la compra, no puedo ponerme a pensar qué voy a llevar, dónde lo voy a poner en la cocina, cómo lo voy a tener que cocinar, cómo lo tendré que servir… ya no puedo más, ya no tengo fuerzas ni para seguir haciéndome daño.
Ojalá cuando vuelva ya no estén, pero por si acaso intentaré no regresar a casa hoy, ya saben, otro día más por ahí sin ganas de nada.
Carmelo Román Domínguez

Dios le dio todo lo que necesitaba

Comienza aquí una sección que intenta recuperar mi melomanía megalomaniaca, intentaré con regularidad hablar de asuntos musicales y dar rienda suelta a esas canciones que uno tiene en la cabeza a veces sin saber por qué. Comenzamos con…
Los Stones se hicieron previsibles hace ya mucho, haciendo las cosas para sacar pasta exclusivamente, algo que no deja de desprestigiarles. Se han apuntado al formato: disco, gira, disco en directo, disco, gira, disco en directo, disco, gira, disco con temas extras o fotos alternativas, gira, disco con mas temas extras o remezclas dance, disco con dvd, reedición del disco que sacaron en septiembre, gira.... en fin.
Jagger-Richards firman su defunción definitiva como compositores de letras de rock con el impresionante single de Jagger en solitario "God Gave Me Everything I Want", que como tema rock no se ha visto hasta el momento superado por nada de lo que hayan compuesto juntos en las ultimas décadas.
A Jagger se le ha echado en cara muchas veces que prefiere ritmos y estilos diferentes a los que la banda tiene acostumbrada a sus fans, que confían ciegamente en que Richards ponga algo de cordura en todo eso y traiga el rock y el blues de nuevo al repertorio de discos estonianos. Lo cierto es que Jagger debe estar más que harto ya de un papel que hace mucho tiempo que no quiere seguir teniendo: “su satánica majestad”. Murieron ya las ilusiones narcóticas del ayer, la vida al límite y la vanidad recurrente en portadas de revista, a Jagger no le hacen falta los Stones para ser Jagger, así que un día a Mick se le hincha la vena y decide llamar a Lenny Kravitz para escribir a medias con él y producir un tema rock. El single del que iba a ser su disco en solitario “Godddess In The Doorway” es impresionante de principio a fin, unas voces potentes, guitarras eléctricas con el sello de Kravitz… incluso el video clip es bueno.
Con aquel movimiento Sir Michael demostró al mundo que no necesitaba a los Stones para sonar más roquero o para vender más discos y se presentó a las nuevas generaciones otra vez para captar seguidores que compren sus grabaciones, mientras tanto sigue ganando dinero con un proyecto llamado Rolling Stones que sirve para llenar estadio tras estadio en cada una de sus giras y tocar las mismas canciones que llevan haciendo treinta años, cosa que para una persona como Jagger no debe ser muy divertida.
En efecto, Dios le dio todo lo que necesitaba y supo aceptarlo y manejarlo a su antojo.

Mr. Blue