Wednesday, May 30, 2007

Fin de Semana del Festival de Jazz de NOLA

27 de abril de 2007
Salí a la una del colegio sin dudas, era viernes y había pedido dos horas, llegué a los apartamentos de Antonio y desde allí, junto con Catia y Jorge salimos en dirección a Nueva Orleáns, siete horas de conducción en el Hyundai de Antonio. Un armadillo, dos armadillos, tres armadillos, cuatro armadillos… perdí la cuenta en el séptimo armadillo muerto en la carretera hasta que paramos en una gasolinera, bebimos, desbebimos y cambiamos de asiento y allí en el trasero caí dormido profundamente. Mis oídos despertaron varias veces pero mis ojos fueron incapaces de abrirse, una sensación extraña que no me había ocurrido nunca. Caían las millas y entrábamos a la ciudad llamada “Big Easy”, Fats Domino con su "Walking to New Orleans" nos dio la bienvenida desde el reproductor de cedes y llegamos al hotel. Dejamos los bártulos en la habitación y nos fuimos a cenar, dimos un paseo hasta el French Quarter. Aquello era como si hubiese estado allí el día anterior, pocas cosas habían cambiado desde la última vez que estuve, empecé a sentirme mal, como si me estallaran las venas del cuello, me dolía el pecho y estaba mareado. Llegó un momento en el que la presión en el pecho me empezó a acojonar, yo no dije nada y lo achaqué al hambre, Antonio nos llevó a un restaurante típico, pedimos muffaletta el bocadillo de New Orleans. Entre aquel bollo de pan había demasiada carne, demasiada comida yo ya no puedo comer, el habito alimenticio me ha cambiado bastante en el ultimo ano y medio.
Desde allí nos fuimos a la primera parada musical, tres bandas en el club Howling Wolf, una cuyo nombre no recuerdo, Ivan Neville y Fishbone. Neville versionó a James Brown, el Miss You de los Stones y a la Creedence Clearwater Revival, entre otros, nos dio un recital de funk y soul que me puso eléctrico. Me acordé de Carmen la murciana a la que parece que la vida le sonríe (y que le dure siempre), ella es muy fan de los Neville. Fishbone nos dio una descarga de reggae y tralla pero quizá demasiada, el concierto se alargó hasta las 5:15, Catia estaba sentada en el suelo yo me dormía en un taburete y Antonio y Jorge andaban en algún sitio que yo ya no veía. Por fin, (nunca hubiese creído que diría esto pero…) menos mal que acabó el concierto, menos mal. Una rara sensación, si señor.

28 de abril de 2007
Durante la noche en el hotel también hubo concierto, esta vez de ronquidos, cuatro horas de descanso interrumpido por el servicio de habitaciones que acabó sacándome de la cama y me hizo entrar en la ducha el primero. Hac'ia un día de sol ajusticiador, el calor se mezclaba con el ruido de la autopista y nos dirigimos a la zona donde estaban los conciertos del festival de jazz. Empezamos con el gospel que me dejó impresionado, esa música nunca me había dicho gran cosa en disco pero verla, oírla y sentirla en directo te llega, te hace convulsionar hasta la conversión. Después a la carpa del blues, no gracias, no mas blues guitarrero; además apareció media España por allí demostrando que somos españoles, así que me marché a ver el ambiente en los alrededores, a hablar con Torcu por teléfono que se había quedado en Houston y a escuchar tres temas de Johnny Rivers. Desde aquella carpa me fui al escenario donde tocaban los Calexico, una banda de Arizona con dos trompetas mariachis de la que había leído en Crémolo, buenos temas con toques chicanos, muy recomendables.
La gente se lleva sillas al festival y las ponen cerca de las primeras filas por lo que acercarse al escenario es muy, muy complicado porque la gente se mosquea cuando intentas colarte entre ellas… en cuanto terminó Calexico llamé a Antonio y los dos nos fuimos a ver a Rod Stweart con un calor que castigaba lo suyo.
En el viaje habíamos hecho apuestas de lo que tocaría… mmm, a ver… dos del american songbook, dos de los 80, los clasicazos (otros dos, que lógicamente incluirían Maggie May) y Do You Think I Am Sexy?. Acertamos, pleno al quince, salió al escenario vestido de negro con una banda de chicas muy, muy bonitas y con buenas voces, y una rubia en particular que tocaba el saxo y el pedal steel como los ángeles. No nos sorprendió, si acaso negativamente, hizo una versión de la Creedence (Have You Ever Seen The Rain?) notable, se marchó al empolvarse la nariz y dejó a las chicas cantando. Los dos nos habíamos puesto en un buen sitio, a pesar de las vueltas que dimos y de las caras de mala uva de la gente, la caló no cesaba, la cerveza se subía y cuando cantó Maggie May nos dio un subidón de adrenalina. El mismo se repitió pero de risas cuando en los bises cantó “Do You Think I Am Sexy?” Hay documento grabado de los bailes y el desojone general de Antonio pero tengo la sensación de que nunca se verá…
Fue decepcionante como si Rod Stweart se hubiese convertido en una especie de Cliff Richard… su voz sigue siendo la misma, eso sí.




Salimos escopetados al club Tipitina’s (www.tipitinas.com/default.asp) a ver a unos teloneros que hacían Zydeco y a Dr. John que nos regaló un impresionante concierto de dos horas y quince minutos.
Pensé que me libraría por el paseo por la ciudad pero me tocó conducir y se me vinieron encima todos los fantasmas del pasado, la verdad es que era más feliz cuando tenía la cabeza llena de pájaros y no de fantasmas. Aparcamos muy cerca del bar DBA donde íbamos a ver a “40 Morning Generation” que son un GRUPAZO, tardamos en entrar casi una hora y media porque el aforo estaba completo, pero por suerte la banda se retrasó media hora más y no tuvimos problema para verlos. Aprovechamos para cenar, orear los pulmones y que alguien calmase su borrachera. Entramos, vimos y gozamos, teníamos el cuerpo machacado pero mereció la pena ver aquella especie de mezcla de Pogues y Waits fiesteros y borrachuzos.
En el Tipitina's me vino a la mente Consuelo de la que hace la tira que no sé y que es una enamorada de Nueva Orleáns; cuando me acosté aquella noche decidí que no voy a volver más a lugares en los que ya haya estado porque muchos tienen un peso con el que ya no puedo cargar, así que arrivederci Roma.
Durante la noche no bebí ni una gota y fui consciente de lo que el alcohol hace en los comportamientos humanos y también comprobé lo que le esta pasando al mío, me acosté a las cuatro y media y en menos de dos minutos estaba dormido, sólo recuerdo tener pesadillas (si hijos otra vez, no me estoy repitiendo por escrito, no…) y del concierto de dúo dinámico roncador. Bona Notte

29 de abril de 2007
A las 9.30 de la mañana recibí una llamada telefónica de Dania Santiago, pero no pude responder, no tenía voz. Amaneció por fin en mi cabeza y el agua hizo que se aclarara la luz mental. Desayunos y bla, bla, bla y enseguida a la zona de conciertos, comenzamos de nuevo en la carpa del gospel donde yo acabé de convertirme definitivamente, esas voces te hacen vibrar y eres capaz de localizar en qué parte de tu cuerpo se encuentra tu alma. Desde allí a ver a una banda de ragtime, una pasada por un escenario country para ver a Maggie Warwick y después un poco de jazz relajante. El calor era inhumano pero se acercaba la razón verdadera por la que yo había ido al festival de jazz de Nueva Orleans, Jerry Lee Lewis, que tardó en salir mientras su banda tocaba éxitos del country y que se marchó diez minutos antes de lo previsto, The Killer está muy mayor así que no se le puede pedir más realmente; la mala vida te lleva a tener una vejez complicada, me encantó, dio igual lo que hiciera es otra de esas leyendas que ya he visto en vivo antes de que uno de ellos o yo fallezcamos: Chuck Berry, Bo Diddley, Fats Domino y Jerry Lee Lewis. Sólo movió las manos y la boca y al final del concierto fue capaz de sentar su culo en el piano, pero sus botines, sus canciones y su carisma lo fueron todo.
Desde allí corriendo a ver una parte del de George Thorogood and The Destroyers, muy bueno, muy bueno este tipo en directo, pero qué putada actuar a la misma hora que una leyenda.
Después nos tocó el ultimo concierto, un grupo de chicas negras muy, muy gorditas (sobre todo una) pero con unas voces insuperables, Topsy Chapman & Solid Harmony que nos dio la paz suficiente para apreciar el descanso de estar sentados y recargar la pila para regresar a Houston por la autopista interestatal I10. Ya de camino en el coche, por algún extraño motivo tenía canciones de Bambino en la cabeza, pero les fui contando a Catia y a Antonio (creo que mi discurso llegó a dormir a Jorge) los entresijos del club de fans de Brian Jones y de las diferentes teorías sobre su muerte y el viaje se hizo corto, me dormí a una hora y media de llegar a casa y por suerte no iba conduciendo.
Hice este viaje hace un mes exactamente, fue mi primer festival de música, he perdido muchos recuerdos, hay otras cosas de las que no me quiero acordar, pero sí tengo claro que, o mucho cambian las cosas o es la última vez en mi vida que voy a Nueva Orleáns.
Independientemente, gracias Antonio.
Mr. Blue

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