Wednesday, September 09, 2009

Canciones melancólicas

"Si es que hay un infierno en la tierra, debe estar en el corazón del hombre melancólico."
Robert Burton.

Jesús Jerónimo publicaba en su desaparecido/reaparecido blog Cielo Vacío un post en el que hablaba de la que era para él la canción más triste alguna vez escrita: se trataba del tema de Springsteen “Wreck in the highway”. Leí sus palabras, vi el video, oi la canción mientras seguía las letras verso a verso, husmeé en los comentarios del post... era una canción triste sí, pero no me llegó, siendo la más triste de la historia, no me llegó y consideré osado que Jesús manifestase aquello con tanta severidad.
Me olvidé del tema y no fue hasta casi dos años después cuando volví a darle vueltas a aquel asunto, y es que Jesús no estaba equivocado, en efecto “Wreck in the highway” es la canción más triste de la historia, igual que “La distancia” de Roberto Carlos lo es para mi madre, o “Blanca y radiante va la novia” para mi hermana Isa, o "19 días y 500 noches" para Jorge, o “One” es para Inma o “Death Is Not The End” lo es para Rafa.

Una explicación muy racional para tan escasa unanimidad son las variables que afectan al resultado. La canción más triste de la historia es aquella que hace que el bazo haga tu spleen más oscuro y denso; aquella cuya música o letra, o la combinación de ambas, haga que el sentimiento afecte a su producción y que a su vez ese humor nos haga los sentidos más propensos a percibirlo todo negro.
Según Hipócrates, mago de la medicina, con el desequilibrio de los humores que recorren nuestro cuerpo llega la enfermedad; en uno de sus ensayos, “Las Epidemias”, afirma: «si el miedo y la tristeza perseveran mucho tiempo, hay melancolía».
En su teoría, Hipócrates explica que hay cuatro humores que recorren nuestro cuerpo y que contienen en sí características y facultades propias: la bilis amarilla equivale al fuego; la sangre al aire; la flema al agua y la bilis negra a la tierra (lo que explicaría muy bien la expresión "tener los ánimos por los suelos").
Así pues, cada uno de estos humores define el temperamento dependiendo del humor que se encuentre en más cantidad que otros, es decir, cuando las proporciones se desequilibran la persona se ve afectada. Esa variación de niveles depende del clima, del nivel de los humores de las personas que tienes alrededor, de la hora del día... y también de las notas musicales, rimas y versos de una canción.
Personalmente, prefiero su explicación quasi mítica de los cuatro humores que componen los fluidos corporales a la que afirmaba con religiosidad maniquea que los demonios se escondían en las vísceras para provocar sueños terroríficos y malestar anímico, o a la actual de depresiones, estres postvacacional y gilipolleces semánticas varias.
Llevo un tiempo pensando en que quizá debería abrir una sección dedicada a las canciones tristes, esas que hacen que los humores se muevan atropellados por las venas.
¿Qué opinan, lectores? ¿Cuál es la canción más triste de la historia? JJ, ¿Para ti sigue siendo Wreck in the highway?
Espero sus canciones tristes y comentarios. Los niveles de bilis negra de este blog están por por encima del máximo por primera vez desde hace un tiempo.
Mr. Blue

Para más información: Spleen de Charles Baudelaire.

Thursday, September 03, 2009

Museos en Dublin, Texas


En Dublin, Texas, hay dos museos que casi nadie visita.

En el Historical Dublin Museum el encargado lee un libro sentado tranquilamente en una mecedora mientras paseas por un lugar lleno de antigüedades que los vecinos de Dublin, Texas, han ido cediendo para que sea sólo el olvido y no el descuido ni la dejadez lo que acabe con ellos.


El encargado es un hombre tranquilo que pareciera desear que alguien se llevase algo del museo para que Dublin, Texas, tuviera presencia fuera del pueblo.


El otro museo casi nunca visitado es el "Rodeo Heritage Museum".


En otra época además de por "Dr Pepper", Dublin, Texas, era conocido por el campeonato mundial de rodeo que visitaba la ciudad una vez al año, uno tras otro durante veintidos, desde mil novecientos treinta y siete hasta mil novecientos cincuenta y nueve.

La encargada es una señora que se sienta mirando a la ventana esperando quizá que algo ocurra... te habla sobre la vida que el rodeo llevaba al pueblo, los campeones de doma que siguen vivos y aún residen en Dublin, Texas; sobre como hacía camisas para que sus hijos se las pusieran durante el espectáculo... todo ello con lentitud nostálgica encerrada en un marcadísimo acento tejano.

Mr. Blue