Saturday, November 28, 2015

Música Cósmica 2015

Un año más Adolfo Sánchez, director y presentador del programa 'Música Cósmica', ha tenido a bien invitarme a su programa y el resultado han sido siete magníficos programas, siete.
Si alguien tiene curiosidad por escuchar lo que hemos hecho no hay más que pinchar en los botones de reproducción de:

Sobre la hartura de amor (VIII):

Con Antonio Campoamor sobre 'Los Papeles del Ayer':
 
Sobre canciones de bebida:
 
Con Ricardo Moyano sobre los Burning:


Sobre la hartura de amor (VII):


Sobre los conciertos vistos en el curso escolar 2014 - 2015 (Vol. 3):


Sobre los conciertos vistos en el curso escolar 2014 - 2015 (Vol. 2)


Sobre los conciertos vistos en el curso escolar 2014 - 2015 (Vol. 1)



Mr. Blue

Sunday, November 22, 2015

Hoy hace cuatro años...




(Noviembre de 2011)

Martes 22
No... que me ha dicho este que al final no va, mirad por ahí que seguro que encontráis algún coche de alquiler…”

Alquilar un coche puede ser una tarea complicada si no te has organizado y el día de Acción de Gracias está a la vuelta de la esquina.
Jorge y Carlos recorrieron parte de la ciudad sin perder la esperanza de encontrar un coche con el que poder adentrarse en el oeste de la fácil y lejana nada tejana. Pagaban la jaimitada de haber confiado en un cuarto pasajero que iba a poner su automóvil pero el amor se cruzó en su camino y de ninguno de los dos se volvió a saber jamás.
Recogieron a Antonio y dejaron Houston a las 19:30 del martes 22 de noviembre de 2011. La ley electoral española y los cambios sociales duraron trescientas millas, tiempo y distancia suficiente para que a Carlos se le pasara el cabreo de haber salido de Houston cuatro horas más tarde de lo planeado. Un coyote se cruzó en la carretera pero un frenazo y un ligero giro de volante salvó la vida de algunos de aquellos viajeros, bípedos o cuadrúpedos. Tras encontrar una gasolinera justo cuando el depósito marcaba que quedaba combustible suficiente para circular cuatro millas más, llegaron a Ozona y allí hicieron resto de noche.

Miércoles 23
Mañana se vienen ustedes a cenar a mi casa.”

El amanecer en Ozona, Texas, tuvo una claridad flamífera imposible de describir con palabras. Lo siguiente que Carlos recordaba era la sensación de empacho de carretera infinitesimal y más conversación y pensamientos sobre actrices. Y así, una tras otra, iban cayendo las millas hasta que llegaron al primer punto marcado en el mapa: Pecos.
Jorge hablaba sin parar del juez Roy Bean, Antonio andaba absorto en sus enfados y Carlos ya estaba maravillado con el abandono y la decadencia del pueblo en el que tuvo lugar el primer rodeo de la historia.
Antonio no podía salir legalmente del estado y el coche estaba alquilado únicamente para viajar por Texas, sin embargo Carlsbad y sus cavernas gigantescas les estaban esperando. Aquello era un simple asunto de no meterse en problemas con la ley y todo iría bien...
En el hotel Stage Coach una mujer de unos sesenta años con el acento sureño más hermoso que uno pueda imaginar recibió a Carlos. Cenaron algo y como lo importante es hacer un balance positivo de todo en la vida necesitaban líquido. Así, terminaron en el único bar del pueblo: “The Post Stop”. Al entrar sólo había una camarera y un cliente que lo daba todo en el muy noble arte de ligar con una mujer detrás de una barra.
Pidieron bebidas e inmediatamente los ojos de los otros dos se clavaron en los suyos. El acento les delataba y la pequeña conversación en español que iniciaron hizo que el cliente se olvidara de su labor épica y les preguntase en español de dónde eran. Juan Carlos era colombiano nacido en Palma de Mallorca.
A partir de ahí todo fue sobre ruedas, la conversación se centró en el ciclismo. Antonio y Jorge departían animosamente con Juan Carlos sobre escaladores, demarrajes, puertos de montaña... y todo porque resultaba que el colombiano había sido ciclista profesional en sus años mozos.
Carlos hizo amago de demarrar y empezó a darle conversación a la camarera, pero Juan Carlos estuvo ojo avizor y se negó en ceder los minutos de ventaja que llevaba en aquella escalada. Enseguida volvió a centrarse y a tomar el control de la escapada con una estrategia que denotó su gran experiencia en llegar el primero a meta: inició una conversación común en la que ella fuese también juez y parte. La experiencia es un grado, no hay duda.
Los hígados se fueron calentando con güisqui irlandés, 'Short and Curlies' sonaba de fondo cuando la camarera les dijo que dejaran ya de fumar porque estaba prohibido en lugares públicos de la ciudad.
Entramos en la bajada del puerto, todo era fácil, el güisqui hacía que todo fluyese mejor y entraron en la parte de la etapa de la exaltación de la amistad: Juan Carlos en plena ebullición del sentimiento les dijo que les invitaba a cenar en su casa con su mujer y sus hijas al día siguiente, la famosa cena del Día de Acción de Gracias.
En una pequeña pausa colombiana para desaguar empezaron a contabilizar las pájaras en el equipo español: Antonio iba herido con una combinación de whisky irlandés y tejano, Jorge castigaba su riñones con refresco de cola y Carlos apenas había recibido un par de disparos de agua de vida irlandesa.
El pelotón se reagrupó, Jorge y Antonio empezaron a hablar de ese himno del rock sureño que es 'Free Bird' y Carlos empezaba a barruntar lo que iba a pasar al día siguiente ante la insistencia de Juan Carlos en invitar a ese asado que les prometía sin parar.
Los relevos en el grupeto que daban las partidas de billar seguían entreteniendo a los cuatro pero llegó un momento en el que Juan Carlos oteó a dos jóvenes de aparente sexo femenino, hizo un demarraje y se acercó, dejando claro que ninguno de los otros ciclistas de bar estaba hecho del material del que él derrochaba. Las chicas, que eran hermanas, aceptaron su invitación de tomar un trago pero le dejaron muy claro que “no querían ser interrumpidas”.
Los cuatro se reagruparon y salieron a fumar el último cigarrillo, el sopor etílico ya hacía mella en la pedalada dialéctica de Juan Carlos que se despidió con un rápido “hasta mañana, entonces” para desprenderse del grupeto y ser absorbido por el pelotón. Los otros tres continuaron con su escapada y Jorge recriminó un comentario de Carlos que sabía que no irían a cenar a casa del colombiano a pesar de haber intercambiado los números telefónicos. “Carliños siempre aguando la fiesta...” y “¿tú te fías de colombianos desconocidos con unas copas de más?” fue lo último que se oyó en la habitación del hotel. Jorge pensaba en sus teorías patafísicas, Carlos en alguna mujer y Antonio seguía absorto en sus enfados con muchas ganas de que llegara el día siguiente, el de la etapa reina que coronaba el pico más alto de Texas al que llegarían desde otro estado.
Todo aquello acaeció en Carlsbad, New Mexico.

Jueves 24
Para las mujeres con las que he estado yo sí que he sido difícil. Esto no ha sido nada.”

Llegó el Día de Acción de Gracias, la jornada en la que iban a superar dos pruebas: Una, intentar coronar el pico más alto de Texas, el Gran Capitán de las Guadalupe Mountains; y la otra la posible cena en casa de Juan Carlos.
Tras algo menos de una hora de carretera llegaron al aparcamiento del parque natural. Previamente Juan Carlos había confirmado por teléfono que la cena no iba a tener lugar, casualmente esa noche toda su familia iría a cenar a casa de unos familiares en un pueblo cercano. La película acabó tal cual Carlos había predicho la noche anterior y por aquello de lo que tiene la naturaleza humana no pudo reprimir la pregunta retórica con aderezo jocoso: “¿No lo dije, Jorge?” y Jorge devolvió la pedrada con una buena dosis de retranca gallega: “Eso pasa por ser tan negativo, pura lógica, ¡joder!, si no crees que algo pueda pasar no pasará.”
Antonio seguía callado, con aquel silencio estaba escondiendo lo que iba a dejarse en la ascensión. Los tres se prepararon muy bien para la subida, el cambio de planes de la cena había hecho que compraran viandas para la cena y algunas otras también para la montaña en Wal Mart.
Carlos se ató una bolsa de plástico a la trabilla del pantalón, Antonio metió botellas de agua en una mochila vieja y Jorge con unas zapatillas casi sin suela y unos pantalones de rock recién comprados empezó a descojonarse de la escena del sainete y comunicó su decisión: “Yo paso de subir, tíos, hay que tener un mínimo respeto a la montaña, no me jodáis. Hacer una subida de estas con una puta bolsa de plástico atada a la cintura…”
A Carlos le sorprendió aquel abandono, fue una decepción momentánea que desapareció cuando, tras veinte minutos de subida, le entró la primera duda seria y empezó a pensar que quizá Jorge tuviese razón.
Antonio empezó a hablar con pasos de gigante y Carlos veía como poco a poco le iba sacando metros en la subida hasta que desapareció de su campo visual durante más de una hora. Y mientras uno volaba disfrazado de Hermes, el otro controlaba la respiración, pensaba qué estaría haciendo Jorge y se maravillaba de la o nula o excesiva preparación de la gente con la que se cruzaba o adelantaba. Tras una hora de subida en solitario se encontró con Antonio que descansaba y aguardaba con avidez las viandas que Carlos llevaba en la bolsa de plástico de la misma forma en que éste necesitaba el H2O de mayo que Antonio atesoraba. Hubo intercambio de comida, bebida y palabras, y el último tramo ya lo hicieron a una distancia razonable.
Tres horas de tortuosa subida para uno y de descarga de mala uva y presión acumulada para otro tuvieron como recompensa un sentimiento de victoria inigualable e incomparable a cualquier otro.
El pico Guadalupe tiene un mojón que marca los puntos cardinales y una caja metálica en la que hay un libro de firmas de visitas. Allí se hicieron unas fotos y escribieron. La bajada se llevó a cabo en dos horas, Carlos no podía creer que bajar aquellas pendientes le estuviera produciendo semejante dolor de rodillas. Antonio volvió a lucir su sangre extremeña y bajó exactamente tal cual subió: sin quejas y como un cohete.
Jorge les explicó que en aquellas cinco horas había leído, escuchado música, escrito y paseado. Aún se mostraba sorprendido de que los otros dos incautos hubieran conseguido subir con tan peculiar como inapropiado uniforme montañero.
Ya en el hotel la ducha de agua bendita obró milagros, Carlos dispuso la mesa, y enseguida comenzaron a dar buena cuenta de los bocadillos, patatas fritas y refrescos gaseosos. Al menos en aquella ocasión había algo más que Doritos revenidos para cenar.
Una película de 007 rompía el silencio producido por el cansancio. Las cuevas más grandes de EE.UU. les esperaban al día siguiente.

Viernes 25
¿Qué tiene que tener una mujer para ser la mujer de vuestras vidas?”

La visita a las cavernas se llevó toda la mañana. Los tres intentaban sin éxito sacar alguna instantánea que hiciese justicia a la maravilla bajo tierra que oculta aquella parte de New Mexico.
La salida de las cuevas tuvo como curiosidad que los tres zagales decidieran salir a pie y no en ascensor, lo que les llevó una media hora de subida a una velocidad inusitada, adelantando a ciudadanos de primera que caminaban con paso cívico... como Dios manda.
Tras aquello volvieron a Texas, cogieron la autopista interestatal I-20 con dirección a Midland y de camino pararon en pueblos en los que se exhibía la más absoluta, inmensa y puta de las nadas. Barstop, Pyote, Monahan… iban cayendo fotos y visiones únicas: edificios derruidos, hombres haciendo una barbacoa en el club social de alguno de los pueblos, unos tipos jugando al golf en un erial, coches abandonados, esqueletos de edificios… Justo lo que Carlos buscaba ver: la decadencia de lo que una vez fue una ilusionante idea de riqueza.
Los tres llegaron a Midland y dejaron las maletas en un hotel que en realidad era un pesebre, el Executive Inn. Para contrarrestar, la cena fue en el restaurante con mejor pinta del pueblo, el Wall Street Bar & Grill, donde Jorge se cenó un filete de vaca tejana que fue la envidia de Carlos que pidió alguna de esas idioteces que se le antojan sin venir a qué. Y una vez satisfecha la necesidad de sólido, llegó la de líquido y el primer local elegido fue Reilly’s, un bar en el que una banda de versiones amenizaba a un público ajado, muerto en vida como el propio lugar en el que habitaban.
Tras aquello el siguiente salón de bebida fue “The Bar”, el sitio de la gente guapa de Midland. Allí una hermosura tejana de unos cincuenta y tantos años detuvo una conversación cojonuda iniciada por Antonio. El caso es que la interrupción tuvo tanta gracia como la propia charla: “Chicos, me da miedo pasar por aquí, parecéis fugitivos de la ley con esas barbas y esas caras tan marcadas por el sol…”
A Antonio le dio una risa inmensa ya que estaban sentados al lado de la puerta de entrada al baño de las féminas y por allí iban desfilando una tras otra. La cuestión es que la tejana temerosa paró una serie de comentarios y sugerencias originadas por una pregunta de Antonio, una que daría materia de viaje para el final de aquel y para otro más.

Sábado 26
Vivir aquí debe hacer darte cuenta cada noche antes de dormir cuánto has muerto durante el día.”

Midland de día es aún peor que de noche, los tres intentaron encontrar algo que fotografiar pero lo único que consiguieron fue que se los tragara una ventisca de arena.
El punto “cultural” del itinerario era el museo del petróleo de Midland. Aquello fue dantesco y Jorge estuvo especialmente gracioso.
Una vez dentro, Carlos perdió la pista de los otros dos y acabó dando con ellos en la sala de proyección del museo, derrotados por el aburrimiento que, literalmente, les estaba dejando sin sangre. Jorge decidió ir a echar una cabezada al coche y los otros dos alargaron algo más aquella agonía.
Desde allí el Ford Focus los llevó a Odessa, una pequeña ciudad mucho mejor para encontrar algo a lo que poder disparar con las cámaras.
Se empeñaron en encontrar la estatua de la liebre más grande del orbe. El día seguía ventoso pero lo consiguieron, y la nada de alrededor les dio algo de felicidad fotográfica.
El viaje comenzaba a retraerse, la lejanía hizo que tuvieran que emprender ruta hacia el este. De camino aún tuvieron el humor de parar en el Museo del Cráter, sito al lado de donde un meteorito decidió caer hacía varios miles de años. Para marcar tan importante suceso el cráter está lleno de zarzas y arena... Por suerte la pequeña oficina de información tenía baños.
La inmensa distancia les hizo pernoctar en San Antonio y después de tantas millas de nada a Jorge le sorprendió la animada vida nocturna de la ciudad más turística de Texas. Era obligado el paseo por el River Walk, la cena en “Mi Tierra” y quitarse la sed en el bar irlandés donde atiende aquel camarero británico, que es quizá el mejor sitio para sentarse a conversar del River Walk. Carlos dio buena cuenta de dos güisquis para certificar que la noche a aquellos tres ya no les daba para más.

Domingo 27
El domingo es el día del Señor y para ellos fue de recogida, todavía les quedó tiempo en San Antonio de hacer de turistas y tras un dulce desayuno en Krispy Kream dieron con la tumba de Doug Sahm, visitaron la Mansión de San José, la fábrica abandonada de Lone Star e hicieron las últimas compras en Shepler’s.
Las trescientas cincuenta millas hasta Houston se vivieron de diversa manera, pero el lunes martilleaba los pensamientos de los tres.

Morir cada día en Pyote
es lo único que se puede hacer,
es ver como el sol retuerce
las ruedas resecas en lo que una vez
estuvo lleno de gotas de alegría
en aquel de patio de bar.”


Sunday, November 15, 2015

Deep in the heart of Texas (XXVI): El teatro Globe de Odessa

¿Sabías que en Odessa, Texas, hay una réplica del Globe Theatre de Londres? La idea fue de la profesora de lengua inglesa del instituto de secundaria 'Odessa', Marjorie Morris, que en 1948 propuso el proyecto a través del Odessa High School Shakespeare Club del centro de enseñanza. Todo comenzó cuando un alumno llevó a clase una maqueta del teatro londinense como trabajo para conseguir nota y le dijo a la señora Morris que sería impresionante tener un The Globe en la ciudad. Morris se lo tomó en serio y movió el asunto, se empezaron a pedir donaciones y hasta un arquitecto local, el señor J. Ellsworth Powell, hizo los planos de forma gratuita. 

Morris comenzó a dar clases en la unviersidad de Odessa en 1951, el proyecto seguía adelante pero el cambio de trabajo fue definitivo para la construcción del recinto. Aquel mismo año el rector de la universidad decidió donar unos terrenos en el propio campus universitario. Como el asunto era ya una realidad se formó una organización sin ánimo de lucro para recaudar fondos. El teatro se iba construyendo a medida que iba llegando el dinero. El arquitecto J. Ellsworth Powell acabó supervisando las obras de manera gratuita pero todo llego a buen puerto gracias, principalmente, a los esfuerzos y el interés personal de Marjorie Morris. El edificio se terminó en 1961, se inauguró en mayo de 1964 y en 1968 comenzó su actividad normal como sitio de representación. Tiene forma octogonal y un aforo de 410 personas, y por su forma y los materiales empleados una acústica excelente.
Al lado del teatro hay también una réplica de la casa de la esposa de Shakespeare que alberga una biblioteca shakesperiana, archivos, un punto de encuentro así como un pequeño escenario. 
(Fotos: Caleb Kerr) 
Mr. Blue

Wednesday, November 04, 2015

Entrevista a Fernando Colomo

Fernando Colomo es de sobra conocido en el mundo del cine, su segundo largometraje lo metió de lleno y para siempre en el mundo de los Burning. El domingo 14 de abril de 2013 Carlos Rodríguez Duque tuvo la suerte de compartir un par de horas con él via Skype y esto es lo que nos contó.

Fernando, ¿De dónde sale el título para la película?
  
Cuando estaba escribiendo el guión con Chavarri leía un comic de Ventura y Nieto sobre el espacio, no recuerdo el título...me parece que publicado en el Papus, y ahí encontré esta frase que me hizo mucha gracia. Entendí enseguida que era una frase hecha y se me ocurrió que la podríamos usar de título, era muy largo y al principio pensamos que no podría ser un título de una película. No sabía nada de que también había sido el título de un corto de Scorsese.

¿Se amplió el guión a medida que se iba grabando?
Había un guión fijo, imprescindible para la producción, pero yo sabía que era corto; de todas formas a mi siempre me gusta improvisar, el guión es una “guía”, algo para nada cerrado. Si en el momento de rodar se me ocurre algo nuevo lo puedo añadir. Hoy en día, como todo está tan planificado hay poco margen para la improvisación. Pero en aquel momento teníamos cinco semanas para rodar y un presupuesto bastante bajo... por ejemplo para los conciertos no había dinero para alquilar el sitio y eso explica que hubiera un público tan heterogéneo, niños por ahí danzando... No es que nos lanzáramos a la improvisación pero, por ejemplo, Toño con quien más contacto tenía en el film era con la actriz Concha Gregori, pero luego entra en acción Marta Fernández Muro que no estaba en el guión. A Marta me la recomienda por su visión cómica un amigo, Augusto Martínez Torres, y le puse un papel de circulante. Pues entre ella y Toño hay muchas cosas improvisadas, por eso digo que no es que nos lanzásemos a la improvisación pero algo iba surgiendo de vez en cuando.

Dirías que es tu estilo de dirección el ir improvisando o fue más algo que se circunscribió a tus primera películas....
En las dos primeras sí, 'En la línea del cielo' es totalmente improvisada, no había diálogos escritos y no eran actores profesionales, preferí contarles la historia y que ellos lo hicieran a su modo. Lo que siempre hago es que ensayo antes con los actores durante dos semanas y repasamos las principales escenas y en esos ensayos normalmente surgen cambios pero cada vez improviso menos sobre la marcha.

¿Conservas la canción que te entregó Aute? Durante todos estos años de fan de Burning siempre me he preguntado como era la versión escrita por él, porque no hablamos de Juanito Maravillas sino de Luis Eduardo Aute... Todos hemos oído decir que era muy aburrida y que se necesitaba algo más moderno y entonces aparecen los Burning con la suya.
Desgraciadamente no la conservo, me la pasó en una casette y se perdió. Un día hablando con él le conté de que iba la película y me pidió hacer la canción, me la grabó él solo con la guitarra, por amor al arte, y a mi me parecía estupenda, nunca pensé que la iba a cambiar por otra. Lo que pasó, y eso está muy bien contado en vuestro libro, es que cuando los Burning llegaron a la oficina y les dije que la canción la había escrito y grabado Aute, me miraron así con caras raras y me dijeron si no les iba a dar una oportunidad para que la escribieran ellos, y yo, la verdad, creí que era lógico. Era un viernes y me propusieron traerme una canción el lunes para que yo eligiera, yo no pude negarme. El lunes la trajeron pero a mi seguía gustándome mucho la de Aute. Me gustó también la que me trajeron ellos y, al final, me pareció que tenía toda la lógica que fuera Burning quien la cantara ya que daría más veracidad a la película.
Como te digo no la conservo pero te puedo cantar el estribillo...

 
Se dice que Ordovás te recomendó a Burning y que fuiste a un bolo para verlos. ¿Recuerdas dónde fue y lo que te convenció o ya ibas convencido por la necesidad de encontrar una banda tras la negativa de Ramoncín?
Al decirnos Ramoncín que no nos pusimos a buscar a otro grupo y José Luis Berlanga, productor ejecutivo de la película e hijo de Luis García Berlanga, que era más joven y que conocía a Ordovás, me dijo: “Vamos a ver a un amigo mío de la radio que sabe mucho de grupos”.
Le contamos la historia a Ordovás y nos dijo: “Tengo al grupo que andáis buscando, se llama Burning, son de la Elipa y son muy auténticos”. Esa misma semana había un concierto de ellos, nos lo dijo el propio Ordovás, creo recordar que en la Elipa, tocando al aire libre y nos gustaron mucho, nos parecieron perfectos para la película. Hablamos con ellos y quedamos en vernos en dos o tres días en la productora, y allí se presentaron los cinco. Recuerdo que Toño dijo: Estamos muy interesados porque sabemos que está involucrado un nombre muy importante del cine español... - y yo pensaba que se referían a mi que ya había hecho una película, 'Tigres de papel', pero dijeron: ¡Berlanga! Se habían liado un poco entre el padre y el hijo...

Viendo la película, uno se da cuenta de que el grupo no era experto en actuación ante las cámaras pero que tenían un carisma excepcional, como en la escena del atraco a Félix Rotaeta. A pesar de haberte decidido por Lage ¿Llegaste a pensar en sustituirlo por Toño en algún momento durante la grabación?
Nunca se me pasó por la cabeza, el protagonista estaba pensado que fuera Ramoncín, y a mi Toño me gustaba pero tenía el inconveniente de que era pequeñito, me gustaba su voz y su carácter pero no me cuadraba de protagonista. Por eso le di el segundo papel en el grupo, el de amigo que tenía una relación con Concha Gregori, la ayudante en la peluquería; pero no, nunca pensé en substituir a Lage por Toño.
De todas esa que mencionas es una gran escena, si hubiera tenido más tiempo para relacionarme con ellos les hubiera dado más.

Nos tienes que contar la anécdota de Casa Mingo, sobre todo lo que ocurrió cuando los “soldados” abandonaron el campo de batalla...
Estábamos en una mesa muy larga, a eso de las cinco de la tarde, ya en el postre y habíamos pedido tarrinas de helado para todos y entonces Fifo (Lage) le disparó un poco de helado con la cucharilla a Risi. Y al principio Risi se queda así muy tranquilo, pero se pone helado en la mano y se lo unta a Lage en la cara y en unos segundo empiezan a volar tarrinas de helado por todos los lados y fue una hecatombe. Más que nada fue un escándalo, éramos como veinte o una cosa así, todo el mundo levantado... creo que se rompió una silla. Nos vimos rodeados de camareros que decían que iban a llamar a la policía, pero no llegaron a llamar, fue todo muy rápido. José Luis García-Berlanga y yo nos hicimos cargo de la situación, dijimos que no pasaba nada y pedimos la cuenta. Salimos y nos estaban esperando, querían continuar la juerga pero yo estaba totalmente agotado, quería irme a mi casa a descansar después de haber estado toda la noche grabando.
El lunes siguiente me contaron que habían estado en Palma de Mallorca. Después de Casa Mingo se fueron al aeropuerto, se acercaron al mostrador de Iberia y preguntaron dónde había una playa. Les dijeron que en Palma de Mallorca y se fueron tal cual.

¿Sabes quiénes fueron?
Pues... Toño me contó que se habían ido todos, todos menos Teto que era el que estaba menos integrado. Teto nunca hablaba, el que más hablaba era Toño, Risi decía alguna cosa pero el que más era Toño y también Johnny. Hay una anécdota que os quiero contar, en un descanso de rodaje Teto, como estudiaba ciencias de la información, se puso a preguntarme por cosas de cine, cámaras, cosas de la carrera... y cuando terminamos vinieron corriendo Toño y Johnny y me preguntan: “¿Qué te ha dicho? Porque con nosotros nunca habla nada...”
El Ateneo Libertario (hoy centro cultural Nicolás Salmerón) está a cinco minutos del piso donde me crié y donde todavía viven mis padres. Para mí era territorio prohibido, mis padres me decían que allí había mala gente... yo tendría 6 años pero el edificio atraía y la gente pululaba por allí... un amigo del colegio que tenía un hermano mayor me decía que su hermano le contaba que había una escuela de boxeo y un teatro, que se oían guitarras eléctricas y que había chicas “en tetas” ¿Qué te hizo decantarte por el lugar? Suponemos que fue una oportunidad de ahorrar dinero de producción pero ¿Influyó en algo que hubiese actividad cultural allí? ¿Habías pasado por allí antes de grabar o te lo recomendaron y llegaste directamente?
 
Dentro del equipo había mucha gente que era libertaria, otros pertenecían a la CNT... entonces enseguida surgió, alguien lo recomendó y lo fuimos a ver. Nos encantó, a mí me llamaron mucho la atención las escayolas con el yugo y las flechas, tanto que decidí que la película comenzase así, haciendo una panorámica. No recuerdo si nos cobraron, seguramente no pero si lo hicieron debió ser una cosa simbólica.
Sólo teníamos quince figurantes pagados, entre los que estaba Almodóvar, y aunque los poníamos cerca de nuestros actores, a veces teníamos que esperar porque no había gente suficiente y salíamos a la calle a buscar más. Habíamos puesto un cartel fuera anunciando que tocaban los Burning con entrada libre. Cuando entraban se quedaban algo desconcertados porque no veían a la banda a la que le dijimos que no saliera hasta que no estuviese lleno. Yo arengaba al público pidiendo que se animaran pero me miraban raro... si te fijas hay caras algo escépticas...

¿Quién es el tipo con gafas de sol que está sentado al lado de Maura en la interpretación final de la “chica”? ¿Y los niños que bailan sobre el escenario...?
Yo ni me acordaba de los niños, seguramente es que alguien de los que asistió de público venía con sus hijos... Del otro sí que me acuerdo perfectamente (risas) porque nos estropeó varias tomas. Yo creo que era de los pagados, era amigo de alguien, el problema es que estaba demasiado colocado. Por un lado estaba muy bien porque tenía mucho ritmo pero en medio de la actuación le dio por salir y quería cantar con Fifo y claro, Fifo Lage no cantaba... y lo hizo varias veces. Teníamos que cortar y la película para cine cuesta una pasta. Lo hizo por lo menos tres veces, si te fijas bien hay momentos en que el de al lado lo está sujetando. Al final del concierto cuando Fifo le da la boquilla a Maura está todo el rato pasando por allí y dando unos abrazos tremendos a todo el mundo. Tenía unas ganas de protagonismo inmensas (risas)... ¡El tío nos dio el rodaje!

¿Cómo fue la promoción de la película? ¿Qué tal lo hicieron los Burning? ¿Se involucraron o una vez terminada la grabación se centraron en su single?
La promoción de la película fue muy corta, lo único que hicimos fue asistir al estreno a Barcelona porque en aquella época en Madrid no se presentaban las películas porque vivíamos todos aquí y un estreno no era noticia. Recuerdo que Félix y Carmen estaban allí, pero no recuerdo si ellos también fueron.
Nosotros habíamos hablado de que Belter sacase la canción al mismo tiempo que se estrenaba la película pero no concretamos nada. La sensación que tuve, igual que la tuve cuando estrenamos 'La línea del cielo' y tuvimos que tratar con la casa de discos de Manzanita, es que los de la música iban a su aire. Y la verdad es que para esto hay una explicación y es que el dinero que se movía en el mundo del cine en aquella época era miserable, todo se hacía con dos duros y todo el mundo arrimaba el hombro, y sin embargo cualquier cantante un poco conocido ya estaba forrado y los del cine una vez que acabas la película estabas endeudado.
Yo creo que los de Belter esperaron a que saliera la película y ver qué tal funcionaba para sacar el single, a ellos les fue muy bien, mucho mejor que a la película que, aunque no fue un desastre, no fue muy bien y al final la canción no nos ayudó nada.

En el libro Burning - Madrid comentas que la película sigue funcionando en DVD ¿A qué te refieres exactamente? ¿Los fans de Burning compran tu película?
Ya no hay proyecciones en salas evidentemente, lo que quería decir es que sale en televisiones, la incluyeron en la colección de El País... por el título, sobre todo por la canción, porque sale Carmen Maura, la cosa es que a la gente le suena.

¿Conservas material extra no usado? Nos referimos a tomas falsas con miembros del grupo como protagonistas o fotos (como la impresionante de Toño y Rotaeta que aparece en Burning – Madrid...)
Tomas dobles no tengo, el problema es que los extras de rodaje los laboratorios te los aguantaban un año y luego te decían si las querías conservar tú. Por desgracia no tengo tomas dobles de ninguna de mis películas, hoy en día con el vídeo ya es diferente. Sí tengo alguna fotografía de la película, pero no del rodaje sino fotos que sacábamos para ayudarnos con el encuadre y puede que haya alguna en la que aparezcan. Fotos de rodaje como tal... la verdad es que no lo sé. Lo que si te diré es que hicieron muy buenas migas con Rotaeta, Félix tenía ese lado canalla también de tipo de la calle... inmediatamente conectó con ellos.

Hablando de fotos... la que sale en la portada del single de la canción en la que salen los Burning delante del cine Pleyel la hice yo. Hice una serie de fotos para después componer el cartel de la película. Los coloqué yo en aquella posición... y al final en el cartel de la película incluí la de Toño en la taquilla.

La prueba de los camerinos, Fernando... ¿Por qué la hiciste si ya tenías decidido que no serían los protagonistas? ¿Fue antes de empezar la grabación quizá?
La verdad es que no sé lo que es la prueba de los camerinos... (risas). Puede que sea una leyenda pero no me atrevo a desmentírtelo, pero no me suena. Se lo preguntaré a Carmen la próxima vez que la vea, porque si pasó seguro que se acuerda (más risas)... quizá se hizo para saber quién iba a hacer el segundo papel que acabó haciendo Toño. No te puedo decir si pasó pero me extraña un poco...

¿Por qué le diste a Toño el segundo papel? ¿Le viste más actor que a los otros?
Le vi muy despierto, con mucho humor, Toño tenía una cierta retranca... y por altura iba muy bien con Concha, eran los dos pequeñitos... fíjate los Burning hicieron muy buenas migas con ella. Recuerdo después del rodaje haber estado en alguna fiesta en casa de Concha y su marido y ver a los Burning por allí.

Danos una visión de la gente del grupo con la que tuviste contacto en aquel tiempo...
Risi siempre estaba con una sonrisa... estábamos grabando el concierto y se nos quedó una cosa pendiente, les pedí que trajeran la misma ropa. Pero a Risi se le olvidó y trajo otra camisa, y a mi casi me da un ataque porque íbamos a empezar a rodar... y creo que fue Johnny el que me dijo: “Fernando, tranquilo, que te va a dar algo...”, me hizo mucha gracia porque no es normal que un actor le diga eso a un director. Rodamos con la camisa que trajo Risi y nadie jamás se ha dado cuenta, es más he vuelto a ver la película y se me ha pasado...

Enrique era el que más se vestía de mujer siguiendo la moda glam... Johnny decía: “Quique es un tío muy raro, se pone bragas... dice que son mucho más cómodas.” Con Enrique no tuve mucho contacto, no hablaba mucho.

Antonio fue al que más traté porque tenía más papel y hablábamos más. Recuerdo que una vez me preguntó cuánto tiempo íbamos a tardar en rodar una secuencia, el director de fotografía estaba colocando focos y luces y yo le dije que una media hora. Antonio me preguntó “¿Y eso es legal?” y yo de aquella no sabía lo que quería decir la expresión “legal”... ¡Era el año 1978! Una expresión que me hizo mucha gracia.

Johnny tenía un carácter muy guasón, siempre con una sonrisa ahí con sus teclados... lo traté bastante también.

Risi tenía ese carisma que se veía cuando se colocaba su guitarra o hacía aquel gesto de echar la cabeza para atrás... tenía esa elegancia de guitarrista. También era un tipo muy gracioso.

Y con Teto, pues ya lo he comentado, me preguntaba cosas del rodaje etc. pero nada más.

En la película hay momentos memorables... ¿De dónde salió la idea de vestir a Rotaeta de Mandrake?

Fue una cosa del guión. Yo estaba en Valencia promocionando mi anterior película 'Tigres de papel' y entré en una tienda de cosas viejas, por mi afición a los comics. Me puse a mirar y encontré uno de Mandrake en el que había un mundo al revés, 'La vida a través del espejo', creo que se llamaba. La historia era muy bonita, Mandrake atravesaba el espejo y todo era al revés, los delincuentes juveniles eran dos viejecitos con bastón, los ladrones perseguían a los policías que eran los que robaban el dinero. Eso me dio una idea, porque aquello era lo que estaba pasando en España, salíamos de la dictadura pero estábamos con el gobierno de UCD. La sensación era que no acababa de pasar algo nuevo y que lo viejo seguía todavía allí... Por eso Jorge, el personaje que Rotaeta hacía, el de soplón de la policía, era un fan absoluto de Mandrake. Acusaba a los policías de chaqueteros y defendía que él no se vendía y que seguía defendiendo el orden y la ley, como Mandrake... Intentamos reflejar lo del comic en la película, haciendo de Burning unos héroes que hacen lo imposible por sacar a su amigo de la cárcel.
A Félix también le gustaba Mandrake, cuando comenzamos la película me preguntó si quería que pronunciara el nombre de Mandrake a la española o la inglesa [“Mandreik”] y yo le dije que a la española que era como habíamos aprendido el nombre de pequeños.

Realmente muchos suponían que lo de meter a Mandrake en el film fue cosa de Chávarri porque él había hecho una película en la que había un mago, 'A un dios desconocido'. Algún crítico se llegó a atrever a decir que se veía claramente qué escenas eran de Chávarri y cuáles de Colomo, y las dijo justo al revés. Fue un poco arriesgado por su parte... Si hoy volviera a hacer “la chica” escribiría diez guiones, pero fue el primero... yo estoy muy contento con la primera media hora de la película, después pierde la tensión dramática que debería tener, pero bueno sigo creyendo que se mantiene bastante bien, además Burning han rejuvenecido mucho el film.

El asesinato de Jorge [Félix Rotaeta] es de Chávarri; en esa escena pasó algo. El humo que sale del secador cuando Rosa [Carmen Maura] lo electrocuta tiene una anécdota graciosa. Llegó el de efectos especiales, al que me presentaron en aquel momento y al darle la mano me di cuenta de que le faltaban varios dedos... me fijé en que tenía un tubito transparente en la mano que llegaba a la parte de atrás del secador y se estaba fumando un cigarrillo Rex. Le pedí que me mostrara lo que iba a hacer, le dio una calada profunda al cigarro y se puso a soplar por el extremo del tubo pero no llegaba nada... yo llamé al de producción y le dije: “Oye, ¿Me estás tomando el pelo?” y me respondió: “¿Qué quieres Fernando? Hay otros pero son más caros...”

¿Volviste a tener contacto con Rotaeta después de la película?
Rotaeta trabajó en mi último cortometraje 'Pomporrutas Imperiales', que fue cuando lo conocí y en el que participó también Carmen Maura, por cierto. En 'Tigres de papel' tiene un papel pequeño y sale varias veces... yo lo trataba mucho en aquella época. Después, sin perder contacto del todo, te vas a alejando. Recuerdo que fui al homenaje que le hicieron en la sala El Sol cuando murió y ¡pusieron la escena de la violación! Me quedé aterrado yo no la recordaba como algo tan bestia.
En esa escena hay un movimiento repetido. Teníamos dos cámaras, una desde atrás y otra con un plano como a través de una ventana en el que se le ve la cara a Maura. Hicimos dos tomas, me acuerdo perfectamente, y la última fue durísima. Tanto que cuando grité “¡Corten!” todo el mundo se quedó helado, Carmen se fue llorando a recomponerse porque le afectó emocionalmente y un eléctrico dijo “Joer, ¡Cómo me ha puesto esto, me he tenido que meter un martillo en la bragueta!”

Es que la cosa no es sólo la crudeza de lo que se está viendo sino que además cuando termina y Carmen Maura se da cuenta de que la pistola es la de juguete del niño, llega el segundo golpe... todo esto por una puta pistola de juguete...
Es una escena muy bestia, nada que ver con la comedia...

El diálogo del bar entre Luis Ciges y Rotaeta es también legendario... ¿Qué nos puedes contar de él?
 
La historia es que yo estaba en un bar y muy cerca había una comisaría de policía, había quedado con amiga y mientras la esperaba, de pronto, se me acercó un tío que estaba en la barra con un sombrero tejano, muy alto, y me contó exactamente la misma historia que aparece en la película, y yo nada más terminar anoté todo y me dije “Esto va a la peli...” Ciges era más bien bajito y lo subimos en unas pedalinas como veinte o treinta centímetros para que pareciera que era un gigante... y claro, un diálogo hecho por Ciges, que es un genio y un tipo con un carácter marcial, a pesar de que no tiene nada que ver con la película me pareció tan bueno que decidí dejarlo

Háblanos de las localizaciones: ¿Dónde se grabó el desahucio? ¿La escena del colegio? ¿Las obras donde Maura deja el cadáver?
No recuerdo muy bien, todo ocurre en sitios distintos... El desahucio creo que fue en Aluche pero ahora estoy pensando que podría haber sido en la propia Elipa, del colegio no me acuerdo... la manifestación fue un barrio bien, podría haber sido en El Viso. De las obras no me acuerdo.

Fernando y ¿Dónde está el bar de la escena?
Creo que fue en Lavapiés... en el Madrid más bien antiguo... pero no me acuerdo exactamente. La escena del bar fue el primer día de rodaje.

El atraco, otro momento memorable ¿Dónde estaba ese centro comercial? 
La escena del atraco se graba en los bajos de AZCA, esa zona comercial la acababan de inaugurar, era la parte más moderna de Madrid. Grabamos todos aquellos neones y los espacios... la conversación en el coche entre Alterio y Maura también la grabamos ahí. Hay una anécdota de esto último, fuimos a grabar la escena sin permiso, (lo de los permisos en Madrid es muy complicado...) el vigilante nos dijo que no podíamos rodar y entonces lo que hicimos fue dividirnos por los bajos, que eran como un laberinto, y estuvimos toda la noche rodando, huyendo del vigilante y del resto del equipo porque teníamos otro coche de apoyo y yo iba en el de los actores, con el de fotografía y con el de sonido. Íbamos todos agazapados detrás... las cámaras iban pegadas con una lapa al coche por delante y rodábamos a través del parabrisas. Para Héctor Alterio era un problemón porque le era difícil la visibilidad... Acabamos al amanecer y ¡no encontrábamos al resto del equipo!
La escena de la peluquería también está grabada en unos bajos, los del edificio Galaxia, por Moncloa. La peluquería se llamaba “San Bruno”, el dueño nos hizo un precio muy bueno pero quería hacerse publicidad y por eso en las camisetas de las chicas y en los secadores de pelo pone “San Bruno”.

La película es un compendio de grandes actuaciones, Maura, Rotaeta (para mí el mejor), Alterio... ¿Cómo fue dar con estos actores, sabías a quien querías o fue surgiendo sobre la marcha?
La película estaba escrita para Maura porque además en aquella época éramos novios y acabábamos de hacer “Tigres de papel”, incluso tenía algo que ver con su vida personal, ella estaba separada, tenía dos hijos, el marido se las hizo pasar muy canutas... esa es la primera inspiración, luego llega Mandrake, la realidad política española... También sabía que el marido lo iba a hacer Félix, el personaje estaba escrito para él.

¿Estaba viviendo Héctor Alterio en España cuando grabasteis? ¿Barajaste otro nombre para el papel del comisario?
Creo que sí, era su primer época en España, yo lo había visto en una película argentina llamada 'La tregua' que se presentó en el festival de San Sebastián en el año 74 ó 75 y me pareció un actor increíble. Después empezó a trabajar con Querejeta pero nosotros le teníamos echado el ojo, incluso había trabajado en un cortometraje de Imanol Uribe, que era muy amigo mío, con lo cual yo ya lo conocía también de ahí... era el que quería. Alterio ya había trabajado con Jaime Chávarri en “A un dios desconocido”... posiblemente me lo recomendara Jaime...

Por cierto que hay apariciones fugaces estelares Laly Soldevila, Ciges, María Elena Flores... ¿Cómo lo pasaron en la grabación? Laly Soldevila murió muy poco después...
En el caso de Loly fue suerte yo no la conocía mucho, alguien sin embargo sí la conocía se lo propuso y no le importó hacer aquel cameo. El caso de María Elena Flores también fue parecido, en aquella época no había directores de casting... Hay cameos muy buenos, el padre de la familia a la que están echando de la casa es Pedro Beltrán que era un guionista (ya murió...) que había trabajado con Fernán Gómez y con Berlanga, y ya había hecho pequeños papeles de actor por ejemplo en 'El verdugo'. El dueño del piso que desalojan con el que habla Rotaeta es Jaime Chávarri, le encantaba hacer papeles. Recordad el de '¿Qué he hecho yo para merecer esto?' de Almodóvar en el que aparece en la escena en la que se está follando a la prostituta que hace Verónica Forqué... Cuando escribíamos el guión me pidió hacer el papel del dueño del piso.
Y después hay otro casi involuntario por mi parte, el de Alberto García Alix... Maura discute con Rotaeta en la peluquería, la cámara está dentro y Rotaeta entra por la puerta. Él intenta llevarse a los niños y en ese momento pasa Alberto García Alix con una chupa roja. Lo conocí a través de José Luis Berlanga, me invitó a su casa del Rastro, nos fumamos un canuto y me contó cosas de su vida que yo metí en el guión pero que se acabaron quedando fuera de la película. Me comentó que estuvo trabajando en Mercamadrid cargando cajas de pescado... esa parte sí la incluí en la escena de Maura y Lage en el baño, pero Lage que no era actor prefirió cambiar el texto y contar la historia de que había trabajado de auxiliar de cámara porque su novia trabajaba de meritoria de cámara y conocía muy bien el tema de ser el que tiene que traer los cafés, recoger los cables y todo eso.
Joaquín Hinojosa tiene otro cameo, hace del marido de Mercedes Sampietro, la vecina de Maura, y Miguel Arribas, que hizo de protagonista, igual que Joaquín, en 'Tigres de papel' hizo de antidisturbios.
Por cierto que en el edificio donde estaba la casa donde grabábamos, un piso por Puerta de Hierro, en la puerta de al lado vivía el director de fotografía Luis Cuadrado, una casualidad...
La profesora que se enfrenta al policía en la manifestación de los niños era la productora ejecutiva junto a José Luis, Alicia Mora.

Cuando Toño y Marta hablan del concierto en la peluquería hay un lío en el diálogo, no se ponen de acuerdo en el día: lunes, domingo, sábado... ocurrió sobre la marcha, imagino... Toño está inmenso en esa escena...
No podíamos hacer muchas tomas por falta de presupuesto así que tiramos de espontaneidad. No buscábamos la perfección, sino la imperfección para que pasaran cosas. Marta Fernández Muro se lió, pero son situaciones que se producían y que tenían su encanto, quedaban naturales.

En la manifestación de los niños en contra de las obras se gritaron consignas contra la especulación y a favor de la educación... la película empieza con un desahucio, la policía repartiendo mamporros... en fin, las cosas parece que han vuelto a ser hoy en día como eran a finales de los 70....
Es terrible pero es así, me dio esa sensación cuando volví a ver la película para esta entrevista. Queríamos transmitir la situación de cambio, sentíamos que la democracia llegaba pero muy manipulada... y ahora parece estar pasando al revés, parece que llega la dictadura. Es increíble como se repite la historia.

¿Volviste a coincidir con los Burning antes de la entrevista con Johnny en la Rolling Stone?
Sí pero no me acuerdo muy bien cuándo... Me encontre a Risi o a Johnny en alguna ocasión les pregunté por Toño y me dijeron: ¡Se ha retirado! Se ha casado con una rica que tiene una tienda de trajes en un pueblo de Toledo...” No me pegaba nada, claro, pero la gente va cambiando y evolucionando.
En 'Allegro ma non tropo' hablé con ellos porque quería poner una de sus canciones de fondo y fue cuando me dijeron que Toño había muerto.

Háblanos un poco del presente, ¿A qué dedicas el tiempo libre? ¿Tienes algún proyecto entre manos?
Estoy haciendo una serie para Tele5, el protagonista es Antonio Resines, pero no estamos seguros de qué título ponerle, el propuesto es “Ha llegado un Ángel” pero el que yo quiero es “Como Dios manda”. La historia es que Resines es un constructor corrupto al que acreedores y policía persiguen... le pide ayuda a su hermano gemelo que es cura en un barrio obrero de Madrid. Los dos tienen un accidente, el cura se queda en coma pero, al ser gemelos, lo confunden con el constructor y así todo el mundo le trata al constructor como si fuera el cura y él sigue el juego para salvarse... estamos trabajando los guiones, a ver qué tal sale.

¿Te estás centrando en televisión porque te ha gustado más ese proyecto o porque el cine español está de capa caída?
El cine español está en la UVI, ahora es muy complicado hacer una película. La mayor parte de lo que se está rodando ahora es porque se había aprobado antes, la financiación viene de atrás... es muy difícil hacer una película, fundamentalmente porque la gente no va al cine y menos a ver cine español. Tenemos, además, esa especie de losa encima colocada por la derecha que dice que sólo hacemos películas de la guerra civil, que si somos un coñazo, que protestamos para todo, que somos millonarios... yo ahora tengo que hacer televisión para pagar deudas de mi anterior película. Estoy muy contento de poder hacer televisión con Antonio Resines que es muy amigo mío. Además el proyecto me tiene muy contento, espero que además de que salga bien, me lo pueda pasar bien... pero vamos, no es un proyecto mío

¡Suerte y muchas gracias, Fernando!
Carlos Rodríguez Duque



Tuesday, November 03, 2015

Deep in the Heart of Texas (XXIV): La Capilla Bizantina

El 4 de marzo de 2012 fue el último día en el que los houstonianos de nacimiento y/o adopción pudimos ver los frescos de la capilla bizantina, una exposición que llevaba abierta al público desde 1997. Hay una historia un tanto rocambolesca detrás del motivo por el que unos frescos europeos originales del siglo XII o XIII terminasen exhibiéndose en Houston. 
Dominique de Menil tuvo acceso en 1983 a unas fotos en las que se mostraban dos extraordinarios frescos bizantinos (supuestamente de origen turco) que estaban cortados en 38 pedazos y que un particular vendía en Alemania. 
La señora Menil se desplazó de inmediato hasta Munich con tres de sus personas de confianza para encontrarse con un escenario digno de película de cine negro: un “tratante” que decía trabajar para un coleccionista de arte tenía los trozos amontonados en un trastero inmundo y mientras daba unas explicaciones muy torpes sobre lo que allí había se los iba mostrando ayudándose con la luz de una vela. Los encargados del saqueo habían hecho un trabajo muy sucio; los frescos se habían dañado mucho durante su corte y traslado, y por la humedad y la manera en que estaban almacenados urgía econtrar una solución para no perderlos.
A su regreso a los EE.UU. comenzaron las investigaciones. La Sra. Menil pidió consejo a Herbert Brownell, antiguo Fiscal General de EE.UU., para intentar encontrar el origen de los frescos. Éste les recomendó que redactasen y enviaran una carta en la que se incluyesen también copias de las fotos que había proporcionado el vendedor. La cartas fueron enviadas a conocidos del fiscal que residían en países de los que se pensaba que pudiesen provenir los frescos: Bulgaria, Chipre, Grecia, Israel, Líbano, Rumanía, Siria, Turquía y Yugoslavia. Fue el gobierno chipriota el que mostró pruebas inequívocas de que los frescos pertenecían a una pequeña capilla situada en el pueblo de Lysi, sito en la parte turca de la isla. En concreto provenían de la capilla del Sagrado Beato Themanianos  que había sido saqueada y, tras el asalto, declarada en estado de ruina. De esta forma se averiguó también que los frescos pertenecían legalmente a la Iglesia Ortodoxa de Chipre.  

La Fundación Menil se comprometió con el Santo Arzobispado de Chipre a negociar la compra de los frescos con fondos de la propia fundación, y el trato se cerró en 1984. Pagando un precio por ambas operaciones que superó el millón de dólares, los frescos fueron trasladados inmediatamente a Londres para un exhaustivo proceso de restauración.
A cambio, como parte del acuerdo, la Fundación Menil se aseguró poder mostrar los frescos bajo “préstamo” y se comprometió a construir un espacio para exhibir la obra de manera gratuita. En 1997 se inauguró la capilla donde se mostraría durante los siguientes quince años. 
Una agradable mañana del mes de marzo de 2012 un pelgar residente en Houston se enteró, holgazaneando por la zona, de que los frescos habían regresado a Chipre.
Cuando uno entraba en la capilla bizantina sentía una mezcla de sosiego y sorpresa tan agradable como difícil de explicar. El edificio que los albergaba no es especialmente atractivo a la vista pero se convertía en un oasis de frescor y silencio después de un paseo por el lugar en cualquiera de esos días de calor infernal  tejano.
La pérdida dejó a Houston huérfana de un claro ejemplo de esa cultura prestada y anacrónica que está presente en muchas ciudades de EE.UU. 
Si se pregunta qué ha sido de los frescos debe usted saber que no han regresado a Lysi sino que se encuentran en el Museo Bizantino de Nicosia.
Mr. Blue

Monday, November 02, 2015

Deep in the Heart of Texas (XXIII): Athanase de Mézières y Clugny


Athanase de Mézières y Clugny nació en París en 1719, era hijo de Louis Christophe de Mézières y Marie Antoinette Clugny, ambos nobles. Lo bautizaron el 26 de marzo de 1719 pero no es su vida francesa lo que le trae a esta sección sino la americana. Su carrera en infantería comenzó en Luisiana a mediados de los años 30 del siglo XVIII. En 1742 fue asignado al puesto francés de Natchitoches y allí mismo, pero en 1746, se casó con Marie Petronille Feliciane de St. Denis, hija de Louis Juchereau y Manuela Sánchez Navarro de St. Denis. Poco duró su felicidad, ya que la frágil Marie murió dando a luz al año siguiente.

El 15 de septiembre de 1763 Athanase se licenció de infantería obligado por el cambio de dueño de la Luisiana que pasó a manos españolas. Como muchos otros cargos de la infantería francesa ofreció sus servicios al ejército español. Athanase era un militar de alta valía y, aunque tardaron, los españoles acabaron dándose cuenta. En 1769 Alejandro O'Reilly lo nombró gobernador militar de Natchitoches. Fue entonces cuando Mézières hizo brillar todo su potencial, dominaba el latín y hablaba por igual francés y español, además de varias lenguas indígenas. El poder de la palabra le ayudó a embarcarse y triunfar en una extraordinaria carrera como agente de asuntos indígenas para el norte de Texas de la corona española.

En 1770 hizo la primera de varias expediciones al río Rojo y al año siguiente había negociado con éxito tratados con los indios Kichais, Tawakonis, Taovayas y Tonkawas. Ocho años más tarde Bernardo de Gálvez, governador de Luisiana, liberó de sus obligaciones a Mézières para que pudiese hacer más servicios en Texas. Fue allí donde consiguió forjar una alianza entre los españoles, los comanches y los norteños para luchar contra los Apaches. Mézières había llegado en sólo un año al pueblo de Bucareli, conocía como la palma de su mano el río Rojo y sus expediciones habían llegado hasta Nueva Orleans. Pero lo que las flechas no lograron lo causó una accidente. En ruta entre Los Adaes y Nacogdoches, sufrió una caída del caballo que le provocó una herida muy grave en la cabeza. Tras una corta convalecencia, continuó camino a San Antonio donde llegó a mediados de 1779. Una vez allí le comunicaron su inmediato nombramiento como gobernador de Texas pero Mézières, ya sexagenario, seguía seriamente enfermo y no pudo ni asumir el cargo. Murió en San Antonio el dos de noviembre del mismo año. Sufrieron su pérdida un hijo de su primer matrimonio y ocho del segundo.
Mr. Blue

Sunday, November 01, 2015

Sobre Dios y el hombre

-Hemos venido sólo por un rato.
-Pueden quedarse -dijo el padre Peregrine.
-Sólo por un rato -dijo la voz serenamente-. Hemos venido a deciros algo. Podíamos haber hablado antes. Pero creímos que si os dejábamos solos seguiríais quizá vuestro camino.
El padre Peregrine comenzó a hablar, pero la voz lo detuvo.
-Somos los viejos -dijo la voz, y las palabras entraron en el padre Peregrine como una llamarada de gases azules que ardieron en las cámaras de su cabeza-. Somos los viejos marcianos. Dejamos las ciudades de mármol y vinimos a las colinas, alejándonos de nuestra antigua vida material. Nos convertimos, hace mucho tiempo, en esto que somos ahora. Una vez fuimos hombres, con cuerpos y piernas y brazos como los vuestros. Dice la leyenda que uno de nosotros, un hombre sabio, descubrió el modo de liberar el alma y la mente del hombre, de liberarlos de las enfermedades corporales, la melancolía, la muerte, las transfiguraciones, los malos humores y la vejez, y entonces tomamos esta forma de luz y fuego azul, y comenzamos a vivir, para siempre, en el viento, el cielo y las colinas, ya nunca orgullosos ni arrogantes, ni ricos ni pobres, ni apasionados ni fríos.
Vivimos apartados de los hombres que habitan este mundo. Nadie recuerda cómo ha podido ocurrir. El método ha sido olvidado. Pero no morimos nunca, ni hacemos daño a nadie. Hemos dejado los pecados del cuerpo, y vivimos en estado de gracia. No deseamos los bienes ajenos; no tenemos bienes. No robamos y no matamos, desconocemos la concupiscencia y el odio. Vivimos felices. No podemos reproducirnos, no podemos beber, ni comer, ni guerrear. Cuando abandonamos nuestros cuerpos, abandonamos también las sensualidades y las debilidades de la carne. Nos hemos librado del pecado, padre Peregrine. Nuestros pecados han ardido como hojas de otoño, se han desvanecido como las flores sexuales de una primavera roja y amarilla, han quedado atrás como las noches sofocantes del más cálido verano. Y nuestra estación es templada, y en nuestro clima florecen los pensamientos.
El padre Peregrine se había incorporado, pues la voz lo tocaba de tal modo que se sentía casi fuera de sí. Era un éxtasis y una llama que le atravesaban el cuerpo.
-Deseamos deciros que apreciamos que hayáis construido este edificio para nosotros, pero no nos hace falta, pues cada uno de nosotros es un templo en sí mismo, y no necesita lugar alguno para purificarse. Perdonadnos que no hayamos venido antes, pero vivimos muy apartados los unos de los otros, y no hemos hablado con nadie durante diez mil años, ni hemos intervenido en la vida de este viejo planeta. Se os ha ocurrido ahora que somos como los lirios del campo: no trabajamos, no hilamos. Tenéis razón. Os sugerimos por lo tanto que llevéis este templo a las nuevas ciudades y allí limpiéis a otros hombres. Pues creedlo, nosotros vivimos felices, y en paz.
Los padres seguían arrodillados, envueltos en aquella vasta luz azul, y el padre
Peregrine se había arrodillado también, y todos lloraban. No les importaba haber perdido el tiempo. No les importaba.
Las esferas azules murmuraron y comenzaron a elevarse otra vez, en una ráfaga de aire fresco.
-Puedo... -gritó el padre Peregrine, titubeando, y con los ojos cerrados-, ¿puedo venir otra vez, algún día, a aprender de vosotros?
Los fuegos azules resplandecieron. El aire se estremeció.
Sí. Algún día podría volver. Algún día.
Y en seguida los globos de fuego se alejaron y desaparecieron, y el padre Peregrine era un niño arrodillado, con los ojos llenos de lágrimas, que gritaba:
-¡Vuelvan! ¡Vuelvan! -Y en cualquier momento el abuelo lo alzaría en brazos y lo llevaría escaleras arriba, a aquel dormitorio de un antiguo pueblo de Ohio...
Los padres abandonaron las colinas. Caía el sol. El padre Peregrine volvió la cabeza y vio los fuegos azules que ardían a lo lejos. No, pensó, no podemos levantar una iglesia para vosotros. Sois la belleza misma. ¿Qué iglesia puede competir con el fuego de un alma pura?
El padre Stone caminaba en silencio a su lado, y dijo al fin:
-Yo creo que hay una verdad en todos los mundos. Y todas ellas son partes de una misma verdad. Un día todas se unirán como trozos de un gran rompecabezas. Ha sido una verdadera experiencia, padre Peregrine. Nunca volveré a tener más dudas. Pues esta verdad es tan cierta como la verdad de la Tierra, y ambas concuerdan entre sí. Iremos a otros mundos, y sumaremos las distintas fracciones de la verdad hasta que el total se alce ante nosotros como la luz de un nuevo día.
-Es mucho decir viniendo de usted, padre Stone.
-Lamento, en cierto modo, que descendamos a la ciudad, para ocuparnos de seres de nuestra propia especie. Esas luces azules. Cuando se posaron alrededor de nosotros, y esa voz.
El padre Stone se estremeció.
El padre Peregrine lo tomó de un brazo. Caminaron juntos.
-Y sabe usted -dijo el padre Stone finalmente, con la vista fija en el hermano Matías que marchaba ante ellos, llevando cuidadosamente en los brazos aquella esfera de vidrio donde una fosforescencia azul brillaba para siempre-, sabe usted, padre Peregrine, ese globo...
-¿Sí?
-Es Él. Es Él, al fin y al cabo.
El padre Peregrine sonrió y juntos descendieron por las colinas, hacia la 
nueva ciudad.