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Aparcó y comenzó el ritual: sacó las llaves, cogió de delante de la puerta de entrada el periódico en español que no podía leer , giró dos veces la cerradura a la izquierda y la puerta rechinó al abrirse. Se quejó como si llevase cerrada diez años y alguien la hubiera abierto para enseñársela a algún incauto posible comprador. Mientras el ruido se diluía en el éter se preguntaba si la puerta de la casa de sus sueños también se habría oído así cuando la abrieron aquella mañana. Se quitó los zapatos, dejó las llaves encima de la mesa que estaba a la entrada, fue a la cocina, abrió la nevera, sacó una botella de Dr. Pepper, se sirvió un vaso y se sentó en una de las sillas.
Mr. Blue
(continuará...)