Odio el fútbol, algo que comenzó como deporte se ha acabado convirtiendo en un engañabobos sustituto de cualquier espíritu crítico; el fútbol es un ya un ente en sí mismo en el que veintidós personas persiguen a un balón que normalmente tiene más capacidad intelectual que todos ellos juntos.
Las camisetas se sudan, se sangran, se muere por ellas y los seguidores pagan pastones por un trozo de tela acrílica que te hace sudar aunque no te muevas; la ceremonia del partido en el campo conlleva el insulto, el nerviosismo, la alegría, la preocupación, el bocadillo del descanso, las pipas, la lata de refresco aderezada con una botellita en miniatura metida de estrangis en el estadio…
Las camisetas se sudan, se sangran, se muere por ellas y los seguidores pagan pastones por un trozo de tela acrílica que te hace sudar aunque no te muevas; la ceremonia del partido en el campo conlleva el insulto, el nerviosismo, la alegría, la preocupación, el bocadillo del descanso, las pipas, la lata de refresco aderezada con una botellita en miniatura metida de estrangis en el estadio…
En casa miramos el altar del televisor desde el sofá, la cerveza, la pizza que pides para el descanso y que llega mediada la segunda parte, el cabreo, el grito de gol, el insulto al árbitro, los comentarios del Poli Rincón en el Carrusel Deportivo del tipo: "El balón es el único que no se cansa", "Hay que ir a degüello, ¡¡¡A degüello!!!", "Los diez primeros quince minutos" , "Esto es más aburrío que bailar con tu hermana...", "Hay que atacar por las dos bandas, sobre todo por la izquierda y la derecha", "Se ve borroso pero está clarísimo", "Es uno de los mejores madrices que yo he visto", "En el segundo tiempo esto va a cambiar, ya te digo si va a cambiar: Los de azul se pondrán en un lado y los blancos en el otro" ...
En el bar siempre tienes un cierto resquemor a que el resto del local sea del equipo contrario lo que te hace guardar silencio inicial hasta que ves que el porcentaje de seguidores de tu club te hace sentirte protegido.
El lunes en el trabajo las risas de tus compañeros que te preguntan: “Y el Atleti ¿Qué? Otra vez campeón de Europa, ¿No?”
Adoro al Atleti, fichajes millonarios que acaban echándose a perder por lesiones incomprensibles, estrellas de medio pelo que acaban sacados ebrios del Joy Eslava por directivos que terminan por contar la anécdota en la radio. Entrenadores que vienen y van, y van y vienen, a los que se cambia hasta en cuatro ocasiones en una temporada, proyectos inacabados y plantillas hechas de retales… el equipo que siempre pierde, hasta en las chapas. La victoria sabe tan bien cuando el Atleti gana… eso es algo que el seguidor de un equipo normal no puede comprender; para un colchonero (tiene tela el nombrecito ¿Eh?) una liga es como un cometa, tienes suerte si puedes ver tres en tu vida, y yo ya he visto una. Podré contarle a los hijos de mi hermana que vi como el Atleti ganaba la Copa del Rey y la liga en el mismo año, como si el Halley se hubiese cruzado con el Hale-Bopp la misma noche y uno hubiese estado allí de pura casualidad mirando al cielo con un telescopio sin ni siquera saberlo.
Un equipo que ha sobrevivido a las gestiones del doctor Cabeza y de Jesús Gil, que ha tenido a un cantante como portero, a Kiko Narváez, y al mismísimo y grandísimo Mick Jagger del fútbol: Paolo Futre, un luchador que se fumaba dos paquetes de Winston al día; el equipo que vio nacer como futbolista a Raúl, sí el tipo que escribe libros pero no lee… El Atlético de Madrid.
El lunes en el trabajo las risas de tus compañeros que te preguntan: “Y el Atleti ¿Qué? Otra vez campeón de Europa, ¿No?”
Adoro al Atleti, fichajes millonarios que acaban echándose a perder por lesiones incomprensibles, estrellas de medio pelo que acaban sacados ebrios del Joy Eslava por directivos que terminan por contar la anécdota en la radio. Entrenadores que vienen y van, y van y vienen, a los que se cambia hasta en cuatro ocasiones en una temporada, proyectos inacabados y plantillas hechas de retales… el equipo que siempre pierde, hasta en las chapas. La victoria sabe tan bien cuando el Atleti gana… eso es algo que el seguidor de un equipo normal no puede comprender; para un colchonero (tiene tela el nombrecito ¿Eh?) una liga es como un cometa, tienes suerte si puedes ver tres en tu vida, y yo ya he visto una. Podré contarle a los hijos de mi hermana que vi como el Atleti ganaba la Copa del Rey y la liga en el mismo año, como si el Halley se hubiese cruzado con el Hale-Bopp la misma noche y uno hubiese estado allí de pura casualidad mirando al cielo con un telescopio sin ni siquera saberlo.
Un equipo que ha sobrevivido a las gestiones del doctor Cabeza y de Jesús Gil, que ha tenido a un cantante como portero, a Kiko Narváez, y al mismísimo y grandísimo Mick Jagger del fútbol: Paolo Futre, un luchador que se fumaba dos paquetes de Winston al día; el equipo que vio nacer como futbolista a Raúl, sí el tipo que escribe libros pero no lee… El Atlético de Madrid.
Jugaste a la bola, jugaste al balón
y en el primer tiempo marcáronte un gol…
Sandalio Rodríguez
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