Tuesday, February 12, 2008

Viva (en) México

México DF, 28 de diciembre de 2007

Querido gallego:
Si alguna vez escribo un libro seguro que su titulo no será: “México, ese gran desconocido”. El país azteca es grande y está lleno de fotografías, no puedes marcharte de EE.UU. sin venir.

Me acordé de ti muchas veces durante mi viaje; la verdad es que me esperaba México como lo he visto, pero me ha sorprendido que ya no es un país de “machos”, ya sabes mi teoría sobre la extinción de los dinosaurios (nada de meteoritos, ni cambios climáticos sino la irrupción de gen saurio homosexual que hizo de las suyas, ¿Qué sabe nadieeeee….?), pues que se anden atentos los mejicas porque he visto muchas parejas de hombre/ hombre, mujer/ mujer, y no es que tenga nada en contra de ello, que conste, pero después de una infancia llena de chistes de mejicanos en los que se insistía en que todos eran muy machos, pues la verdad, ha sido un tanto chocante descubrir que la Zona Rosa del DF es como estar en el barrio gay en cualquier ciudad europea… las parejas de personas de mismo sexo no esconden su amor, cosa normal quizá en una ciudad, pero me sorprendió que los turistas gays de la capital se dejasen ver en actitudes coquetas y cariñosas en poblaciones más pequeñas donde por un cruce de cables cualquier mozo del pueblo te puede tirar al pilón, así que tres hurras por la valentía homosexual.

Otro de los temas a tratar en esta son los souvenirs, esos grandes desconocidos. El viernes estuve en Teotihuacán, ya sabes las pirámides cercanas al DF, y el sitio es impresionante, pero chato, también allí habita la maldición de cualquier lugar turístico, el suvenir… (ese gran desconocido) había cosas muy bonitas, es cierto, pero que en un lugar como ese te intenten vender sombreros de charro, fundas para botellas o, agárrate, tigres de bengala y elefantes africanos, tiene bemoles… siempre hay algún turista incauto que cae en la red del engaño del avispado vendedor de recuerdos “made in China”, está claro, pero la culpa no es tanto del vendedor como del ignorante excursionista que metido en el estupor de tanta belleza arquitectónica, tanto calor y tanto muslo al aire, no es capaz de resistir el canto de tan horrible sirena.
Cosas veredes.

Carlos R. Duque



Estación norte, México DF 30 de diciembre de 2007

Querida chilanga:
Tenías razón, México DF, es tal cual me lo describiste, una ciudad enorme, sucia, llena de obras sempiternas, con un gentío ingente, ruidosa…
Los olores son tan peculiares como los colores y los sonidos… hay mucho trafico, sí, pero no como el de Houston, sino como el de Madrid o Roma, caótico y sonoro, lo que hace del aire algo irrespirable, terroso y denso.
Probé casi todas las botanas de las que me hablabas, los paseos invitan a ir picando de una bolsa llena de cosas fritas sobre las que se exprime una lima y se le añade salsa más o menos picante.
Paseé por mercados llenos de cuentas de colores y de ropa de marca falsa, me fijé en los edificios coloniales destartalados que parecen traídos en helicóptero de cualquier plaza de pueblo de Extremadura. Y la venta ambulante… es algo tan enraizado aquí que los conductores de autobús dejan que los vendedores pasen gratis y se bajen en la siguiente parada. Cds, cds con discografías completas de grupos, galletas, paletas, medicina natural, bebidas, tiritas… todo se vende. En el metro un día, vi algo impactante, de película de Jean-Pierre Jeunet, un ciego entró con un reproductor de casete que llevaba una cinta con una canción instrumental, y el tipo se puso a cantarla mientras sonaba la melodí, me dejó boquiabierto. Otra cosa que es nacional es la devoción a la Guadalupe, es impresionante, en cualquier sitio te encuentras con una imagen de la Virgen para que la gente le rece y eche unas monedas.
En el templo donde tienen el manto verdadero del indio Juan Diego, hay unos pasillos mecánicos para que la gente la vea en movimiento y no haya tapones y está cubierta por un cristal a prueba de balas. La Virgencita, la Virgen de la que los malos son devotos…
Tenías razón, me encantó el DF.

Carlos R. Duque

Estación norte, México DF 30 de diciembre de 2007
Querido Rafa:
¡Qué país! ¡Qué país, Rafael…! No sé muy bien como empezar, hace la tira que no escribo una carta y contarte todo lo que he hecho estos días por escrito, no sé yo… como no tienes teléfono todavía… en fin.
Pasé cinco días en el DF, en el centro histórico, que sería el equivalente al Madrid de los Austrias, al centro en general. Muy bonito, hay edificios coloniales, mercados, vida en la calle… todo tiene un toque muy español en ese aspecto.
Nos alojamos en el hotel Isabel, antiguo pero bien situado y decente, y desde allí te podías mover muy bien en metro, que es rápido, barato y, por lo menos esos días, seguro.
Cuando vengas te recomiendo que sea con mente abierta y veas y hagas todo lo que puedas, tuvimos que comprar una medicina para el catarro de Claudia y entrar en una farmacia mejicana fue toda una experiencia, el gentío, los colores… increíble, pasea por mercados, entra en tiendas de medicina naturista, en cacharrerías, entra en todos los sitios, no lo dudes.
Llegamos el martes, comimos en un bar, el único abierto a esa hora, cerca del hotel en el que la clientela tenía una media de 50 años y estaban todavía borrachos del día anterior, en la gramola sonaron los Stones, los Beatles y los Doors, cosas de México, todos aquellos clientes conocian parte de las letras y las cantaron.
El martes era el día de Navidad, y adivina a quien me encuentro nada más salir… a Antonio Camacho (o Molano como lo conocemos por aquí) con su amiga Pam. Aquello fue prodigioso porque gracias a él por la tarde fuimos a la lucha libre, lo que te digo, ven con mente abierta y disfrutarás de lo lindo. De nuevo la entrega de los aficionados, el humo de los cigarrillos, los colores, los gritos y la cerveza llenaron una tarde de lo más agradable en el México Arena, por cierto que fuimos en un taxi totalmente destartalado pero que nos llevó en un abrir y cerrar de ojos. Después pasamos por la Plaza Garibaldi que personalmente me decepcionó, no oí buenos mariachis, y al final no fue más que un botellón con varios grupos de músicos tocando a la vez, vendedores de ropa, sombreros y olor a michelada. El DF está lleno de basura, no hay cultura de cuidar el entorno por aquí, fíjate que hasta en la radio dicen que el año que viene en las escuelas va a haber una asignatura llamada educación cívica, la gente tira a la calle lo que no le sirve, al principio me pareció muy mal pero después entendí el por qué, hay gente que vive de buscar entre esas cosas tiradas.
Más tarde nos fuimos a cenar a una especie de mesón que está en una calle justo enfrente de la entrada principal del teatro de Bellas Artes, no recuerdo el nombre de la calle pero bueno, la cuestión es que te recomiendo que pruebes todo tipo de comida mejicana, a mi los tacos al pastor me parecieron sublimes, y los zumos, Rafa, los jugos como dicen por aquí, son de obligado consumo, he tomado más zumo de mandarina estos días que en toda mi vida, igual que Mirinda otra de mis bebidas favoritas. Dentro del teatro hay un telón hecho de mosaico de cristal hecho por Tiffany’s, que no pudimos ver por no ser temporada de representación todavía, en el telon se ven el Valle de Mexico y los volcanes Popocatépetl y Iztaccihuatl.
Al día siguiente teníamos un coche reservado para ir a Puebla, pero llegamos tarde y tuvimos que cambiar los planes porque el coche se lo habían dado a otra persona. Ese día nos fuimos al Castillo de Chapultepec, donde hay un museo de historia nacional y un parque, Chapultepec significa saltamontes, chapulín… en el parque vimos a unos tipos vestidos de indígenas bailando y un grupo de voladores de Puebla que se descolgaban dando vueltas con los pies atados por cuerdas desde un poste de metal a muuuuuchos metros de altura, tengo videos a ver si un día te mando un email con ellos.
Después pasamos por el museo de Antropología, en el que se podría estar fácilmente varios días sin ningún problema, es impresionante, y tras el museo seguimos caminando hasta los monumentos a Diana Cazadora y el Ángel de la Independencia, en ocasiones tenía la sensación de estar caminando por Madrid con una salvedad: el DF es irrespirable, los ojos se te ponen rojos y al final acabas inhalando un aire terroso que te acaba por hacer sangrar la nariz, así sin más… así que cuando vayas piensa seriamente en la posibilidad de salir a la calle con mascarilla. Además, la zona centro está en obras y eso empeora la situación, ya de por si complicada, de las fosas nasales… la ruina, vamos.
Ese día cenamos en un restaurante que te recomiendo de veras, se llama Pimienta Verde y está en la zona rosa, el encargado nos hizo comida mejicana, porque por no se qué motivo ese día sólo había carta “europea”; los chilaquiles estaban exquisitos, y el tequila Don Julio reposado de la sobremesa me hizo darle gracias al Señor por tener estas ínfulas de señorito de tres al cuarto que me hacen alejarme del calimocho y el pirriflautismo. La zona gay es muy parecida a cualquier zona gay de una gran ciudad, era como no estar en DF. Cuando Claudia y yo íbamos de camino al metro delante de nosotros iban dos transexuales mejicanos, y aceleré el paso para ver sus partes delanteras. Tremendo, traviesos aztecas, caras muy, muy peculiares… tienen un encanto especial por las facciones y el color de la piel, a los que por cierto siguió un policía por la calle hasta el mismo metro, en el que en hora punta se separa a los sexos por vagón. ¿En cuál se subirán los traviesos?
Ese día también entramos en varias iglesias y aprendí algo muy importante, los chilangos son malísimos para darte direcciones, expresiones del tipo: siga dereechiiiito, tire pallá, esa calleja de contracá… te hacen la vida francamente más difícil. Oír un “agarre la primera a la derecha o tuersa la segunda a la izquierda” no se escucha mucho en México DF.
Dentro de todas las cosas que se pueden hacer en las cercanías de la ciudad es la visita obligada a las pirámides de Teotihuacán, para ir tienes que coger un autobús en la estación Norte, se tarda como una hora y pico en llegar, pero se te hace ameno por las cosas que vas viendo por la ventanilla, el paisaje montañoso ya no tiene redondeces, todo el cerro esta cubierto de casas de aspecto humilde, no se ven redondeces, las montañas parecen hechas de Lego. Otra cosa muy colorida es que los anuncios para fiestas, conciertos y otros eventos se hacen sobre paredes, una vez que pasan se pintan por encima y se anuncia la siguiente, de esas ves cientos en el trayecto.
Las pirámides del Sol y de la Luna son espectaculares igual que la sensación de coronarlas, el camino de vuelta es mas caótico, hay una chica a la entrada que te vende los billetes para el bus, billetes del tipo, corre que te quedas fuera, y creo que pasan cada hora, así que si no entras la jodiste, tenlo en cuenta.
Coyoacán es un barrio a las afueras del DF donde hay mucho que ver, antes de llegar allí en autobús, visitamos la Catedral, sublime, y subimos al campanario, otra experiencia, ese día hacía mucho sol y las vistas eran muy buenas, el guía era un tipo bien simpático y te cuenta, entre otras cosas, la historia de cada una de las campanas de la catedral.
Además de la plaza, en Coyoacán puedes ver la estatua de los coyotes y la Iglesia de San Juan Bautista, es además donde se encuentra la casa museo de Frida Kahlo.
Para mí Frida Kahlo no era más que otra artista de la iconografía gay, y claro a priori no me atraía mucho, fue Claudia la que insistió y la verdad se lo agradeceré siempre. Si dejas esos prejuicios a un lado y te centras en lo que ves, la verdad es que te gustará. Ver como Diego Rivera estaba relacionado con personajes tan dispares como Trotsky (muerto a manos de un anarquista español, tiene huevos…) o Rockefeller; sentir que todo el arte que entra por los sentidos acaba saliendo de una forma u otra, y ese color azul, Señor Rotten… ese color azul de las paredes exteriores de la casa, ni siquiera una foto te puede hacer entender lo que es.
Intenta que no te pase lo que a mí, estropear una cena en la plaza por ir a ver la Plaza de Toros Monumental, nada que ver con la de Madrid, pero en ese momento no lo sabia, la verdad. Lo único positivo de ese final de noche fue ir en un vocho, un Volkswagen Beetle hecho taxi al que para facilitar la entrada y salida del pasajero o llevar algo de equipaje, se le ha quitado el asiento del copiloto, el chófer abre y cierra la puerta con una cadena, una correa o una cuerda dependiendo de su estilo. Hay mucha leyenda negra con lo de los taxis, te recomiendan no pararlos en la calle por seguridad, yo no tuve problemas, usé varios y siempre fueron legales. Te recomiendo que cojas un vocho, dentro de un año los van a sustituir por los nuevos Beetle que ya no tienen el mismo encanto.
Aquella noche probamos un restaurante español llamado Rte. Danubio, ni el servicio ni la comida me gustaron, eso si comí paté la piara de lata, también puedes pedir callos, de lata claro, me pareció bastante cutre. Debí haberle hecho caso a la tex-mex y habernos quedado en la plaza de Coyoacán. Listo que es uno, ya sabes… tampoco tuve la oportunidad de quedarme mudo al concoer el Estadio Azteca.
Te dejo, estoy en la estación de autobuses a punto de salir para Querétaro, ya te escribiré más adelante para contarte más cosas.
Recuerdos a Suvi y a Timón, órale.
Carlos

Teotihuacan, 28/12/07

¡Hola borinqueña!
Una postalita para decirte que me acordé mucho de ti subiendo las pirámides. ¿Sabes? Bajar es más difícil que subir, me hizo gracia ver a gente reventada del esfuerzo y a los goldos norteamericanos haciendo que la bajada fuera lenta porque iban casi a cuatro patas y de culo… en fin.

Cuídese
Carlos

México DF, 29/12/07


Queridas Andrea y Paula:
Esta ciudad mooola un montón, en especial la ropa de los mercadillos que roquea mucho. Todo aquí es falso, todo, pero los zapatos tienen el estilo inconfundible “Rafa Rotten” y la ropa no es la de los mercadillos españoles… sólo puedo deciros que vengáis algún día.
Se me cuidan

Carlos



San Miguel de Allende 1 de enero de 2008
Querida mamá:
Estoy en un pueblo que se llama San Miguel de Allende, todo esto es muy bonito pero tampoco a tí te sorprendería mucho la arquitectura ni el aspecto de los pueblos. Realmente es como estar en Navas, o acercarse a Brozas o a la parte histórica de Cáceres. Hay mucho colorido eso sí.
Antes de llegar aquí estuvimos en otros, la nochevieja la pasamos en Querétaro, fuimos en autobús desde México DF, la capital. Los autobuses de la empresa ENT son grandes y cómodos, mucho mejores que algunos aviones en los que he volado, incluso te dan de comer. Llegamos en unas tres horas, paseamos y vimos algunas cosas, nos montamos en un tranvía que nos llevó a todos los lugares turísticos, y te dejan parar y bajarte un par de veces.
Nos hospedamos en el hotel más barato que pudimos encontrar, el Casablanca, y la verdad es que está muy bien, algo lejos del centro pero no sé por qué el hospedaje es tan caro en ese lugar.
Por la noche fuimos a una verbena, en la plaza del pueblo bailamos canciones que ponía un pinchadiscos muy joven, pero que tenía un conocimiento muy grande en canciones “ye – yé”, no veas lo bien que bailaban algunas parejas allí… el caso es que pusieron una canción de Edoardo Vianello, Guarda come dondolo, que hacía mas de diez años que no escuchaba y me vinieron recuerdos muy buenos, ya sabes lo que me gusta la música de los 60… hacía unos diez años que no la escuchaba, me emocioné mucho.

Cogimos otro tranvía para ver bien el pueblo, hay un acueducto y varias iglesias que son muy bonitas, (fíjate bien en las fotos, porque vimos tantas que ya no me acuerdo de los nombres), nos llevaron a una plaza donde había artesanos hablando en Quechua y vendiendo bolsos supuestamente hechos a mano pero que tenían todo el aspecto de ser hechos en India.
Lo que mas me llamó la atención fue una especie de templo a la memoria de un emperador que hubo aquí, Maximiliano I, está en el Cerro de las Campanas, dentro se puede un ver una cruz hecha con madera del barco que trajo a Maximiliano a México y un cuadro de la Virgen de la Piedad con su Hijo recién bajado de la cruz en brazos. Llama la atención la palidez del difunto y su cierto parecido con Maximiliano, lo que nos contó la guía me pareció el mejor ejemplo de inteligencia femenina materna que he escuchado desde tiempos de Penélope. Maximiliano pagó a quien le fusiló para que no le disparase en la cara y así no le desfigurase para que su madre le pudiera reconocer una vez sus restos fuesen enviados a Viena. Ella mandó pintar este cuadro como agradecimiento y lo donó a México para que su hijo siguiese estando allí, eso sí, disfrazado de Jesucristo, bajo la excusa de la religión.
Tras aquello y ya por fin con el coche de alquiler que costó una eternidad encontrar (no te haces una idea de lo mal que indican direcciones los mejicanos) nos acercamos al cementerio del pueblo y allí tuve oportunidad de ver cosas muy llamativas como la tumba de un seguidor del América, que esta enterrado y encima de la tumba hay clavada una bandera de su equipo, tumbas azulejadas, viejas que murieron con 115 años y qué se yo cuantas cosas más.
En el paseo que dimos antes de ir a cenar cena de nochevieja comimos una torta frita en aceite y frutas, se llama buñuelo, y entramos en iglesias, la gente aquí debe ser muy religiosa porque hay muchas. La catedral del pueblo es más fea que otras iglesias que tienen el mismo tamaño, mi favorita es sin duda la de Santa Rosa de Viterbo, sus retablos y contrafuertes son impresionantes, madre, mire las fotos.
La nochevieja, si, ya sé en que estas pensando, pues cenamos en un restaurante muy bonito enfrente del Teatro de la Republica, después dimos un paseo pero no encontramos ningún sitio en el que quedarnos a bailar.
Antes de llegar a San Miguel paramos a comer en un pueblo que se llama Tequisquiapán, que es el centro geográfico de la República de México, está bien, la comida aquí me gusta mucho, no tiene nada que ver con la cocina que te venden como “mejicana” en Houston, comimos en algo que aquí llaman fondas, ya sabes restaurantes caseros.
Esta noche hace mucho frío en San Miguel, nos congelamos en la cola para comprar chocolate con churros en una churrería propiedad de una actriz mejicana que no me acuerdo de cómo se llama, así que después de un brandy español, estamos en el hotel.
Cuídate mucho y da recuerdos a Isa y a mi padre.

Un beso de tu hijo,
Carlos


Guanajuato 4 de enero de 2008
Hola Rafa:
Hoy te escribo desde Guanajuato, buf, la cantidad de cosas que he hecho en estos días… tantas que ya no me acuerdo de algunas, me acordé mucho de ti en Querétaro, una noche tomando una paloma la camarera del bar me recordó a aquellas noches de Rotten & Duke, una mejicana rubia con mucho desparpajo… por cierto que hay una casa antigua convertida en restaurante y bar llamada La casa de los cinco patios que es una maravilla, pero es más conocida por el bar “La Viejoteca” cuyo local, por suerte, no hace gala al nombre, dentro también hay un restaurante muy caro y otro barato.
Hasta ahora todo lo que he hecho se puede hacer sin coche, los autobuses te llevan bien a lugares grandes, y para lugares más pequeños siempre puedes contratar un Tour.
En San Miguel de Allende estuve en dos hoteles, uno lo encontramos a la “española” la primera noche, preguntando y perdiéndonos. Al día siguiente ya con luz cambiamos a uno que era un antiguo convento de monjas, una maravilla, dormimos en la celda de una mujer dedicada a Dios, el lugar se llama La Posada de las Monjas, tenlo en mente por si vienes con Suvi.
El pueblo es una maravilla pero está muy americanizado, la mejor manera de conocerlo es haciendo un tour a pie que se puede contratar en la oficina de turismo, el guía sabe todo lo que te puedas imaginar y el español mejicano te hace la charla muy amena. Hay varios mercados de artesanía y un restaurante muy elegante llamado Casa Lucas donde te recomiendo que vayas; en ese pueblo tenia casa Enrique Iglesias y algún que otro americano ilustre “no ilustrado”, para tu información al lado del primer hotel en el que nos hospedamos hay una lavandería que nos vino muy bien, la calle es Calzada de la Luz, te lavan la ropa por quilos.
San Miguel es famoso por sus galerías y escuelas de arte, gente de todo el mundo va allí a hacer cursos o exponer, y muchos gringos eligen el pueblo como residencia una vez que se jubilan.
La fachada de la iglesia principal de San Miguel, San Miguel Arcángel la construyó un indígena a mediados del siglo XIX fijándose en postales que enviaba la gente desde Europa, el resultado fue una pieza única que mezcla diversos estilos arquitectónicos, el tipo era prácticamente analfabeto pero hizo una maravilla, la verdad, la plaza que rodea la iglesia es centro vital del turismo, por las noches la cierran al tráfico.
Cuando nos marchamos paramos en el Santuario de Atotonilco, un lugar construido y decorado también por indígenas, lo que hay alrededor de la Iglesia es el México árido, lleno de perros abandonados y de coches requemados por el sol.
La Iglesia está llena de frescos y aunque hay una parte restaurada están dañados, hay uno que te deja boquiabierto, la gente que pintó aquello no sabía leer así que hacían sus propias interpretaciones de lo que los monjes les contaban. El fresco de los tres crucificados tiene como soldados romanos a españoles con sus brillantes armaduras y subidos a caballo, el anacronismo es puro ARTE.
Otro pueblo con historia es Dolores Hidalgo Cuna de la Independencia , pasamos allí una tarde al sol de invierno de Enero comiendo helados sentados en las escaleras de la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, los helados que venden en esa plaza son deliciosos, los tienes de sabores muy exóticos, yo probé el de cerveza, Corona pura. Allí también comimos en las fondas, la mejor manera de probar la gastronomía local, cuando vengas asegúrate de que pruebas el menudo, una especie de callos. Te recomiendo dos cosas: una es que dejes de estudiar inglés y te apuntes a clases de francés, otra es que cuando vengas a Méjico sólo comas comida mejicana, no te asustes por el picante, el jugo de la lima (o limón como le llaman aquí) contrarresta el picor y le da un sabor buenísimo a todo.
Desde allí manejé por la carretera panorámica en lugar de por la autopista, curvas y curvas en un paisaje de película, por fin un poco de conducción después de tanto tiempo en un país de idiotas al volante, Claudia disfrutó mucho de las vistas.
Guanajuato es un caos de tráfico, el centro esta sobre una red de túneles que los que viven allí conocen muy bien pero para los que no son un auténtico laberinto, en una de las paradas que hice para preguntar a un tipo por algún hotel adivina a quien me encuentro:
A Antonio Camacho otra vez, ese tío es un talismán, empezamos a dar vueltas con el coche por ahí, encontramos sitio para aparcar y nos llevo a un hostal, después de dar un paseo por la ciudad nos sentamos a tomar algo y a intercambiar historias de nuestros respectivos viajes mientras un cantautor deprimente nos daba la murga con sus penas. Esa noche hacía mucho frío, hoy hace algo menos, estoy en el hostal descansando para ir a la callejoneada, una ruta guiada por una estudiantina por los lugares más céntricos del pueblo. Ya te contaré, me marcho, Claudia ya está lista.
Saludos
Carlos

Aeropuerto de León, 5 de enero de 2008

Rafa:
Esta ha sido la última noche en México, voy a echar de menos este país, me ha encantado. No recuerdo muy bien lo que te conté en la otra carta, intentaré hacer memoria y enumerar los lugares que podrías visitar y cosas que hacer cuando vengas.
Hice una callejoneada con una tuna, la verdad es que está bien, recorres el centro con un montón de gente que no conoces y se hacen unas risas, pero la tuna que nos tocó estaba compuesta por un grupo de jóvenes muy jóvenes y a los que se les notaba que les faltaban tablas, ya sabes canciones de tuna, te regalaban un porrón que casi nadie sabía usar… todo con la disculpa del Callejón del Beso un lugar donde un padre español acuchilló a su hija porque la pilló de amores con un mestizo, romanticismo al más puro estilo Bécquer.
Antes de que se me olvide, acuérdate del restaurante italiano “La Capellina” hecho en una antigua fundición de oro y plata del siglo XVII, necesitaba un descanso estomacal y acertamos, DELICIAS italianas cocinadas con esmero y ambiente muy selecto.
Contratamos un tour para ver todo lo posible, por cien pesos nos llevaron a la Hacienda del cochero, donde hay unas mazmorras en las que la inquisición jugaba al “Operación”, a una antigua mina, la de San Ramón, y al monumento al Pípila, que corona la ciudad y desde donde hay unas vistas increíbles.
El guía que también era el conductor de la furgoneta es un tipo muy chistoso, contó uno de la Reina Sofía muy bueno, claro que contarlo sin su acento no es lo mismo, el caso es que cuando los Reyes estuvieron en esa zona de México allá en el 73, ella no quiso ir a ver las momias: “No se saaabe si por miedo o por temor a que la confundieran con una de ellas y no la dejasen saliiir”.
Desde la estatua al Pípila se puede tomar un funicular que te deja en el centro.
Ya estoy mezclando días, no se si fue en el mismo probablemente no, pero también nos pasamos por la casa museo de Diego Rivera, una casa preciosa con una colección de acuarelas y esbozos muy interesante. Otro lugar es el mercado de Hidalgo que es espectacular, una especie de nave industrial de estilo Eiffel que se planificó como estación de trenes y acabó albergando un mercado impresionante, lleno de un algo indescriptible, una ausencia total de: silencio, color blanco y olor neutro.
Los jóvenes del pueblo tienen una costumbre muy curiosa, dan vueltas y vueltas a la plaza, los chamacos en una dirección y las chamacas en la contraria así que cuando se cruzan, se dicen todo tipo de improperios, se lanzan miradas, besos, risas… cosas de la edad, queremos siempre intercambio de lo que sea.
De lo más llamativo de ayer te recomiendo que veas la Alhóndiga de Granaditas, una especie de almacén de comida que albergó a los amotinados cuando estalló la revolución, fue cárcel y ahora museo.
De nuevo el guía fue pieza clave, la historia de Méjico es apasionante pero cuando además a través de la narración te hacen parte de ella es aún mejor. El caso es que los españoles no salimos muy bien parados en todo esto, no es que los mejicanos nos odien pero sí hay un cierto resquemor. Una anécdota que contó el guía es significativa, los españoles o pro españoles amotinados en la Alhóndiga fingieron una rendición con una bandera blanca que se agitaba desde una de las ventanas, todo era mentira, simplemente hacían tiempo para rearmarse y comenzar a tirar aceite hirviendo, piedras… una de las mujeres que estaban en el grupo, enojada ella, lanzó al aire un: “Pinches españoles, traisioneros…” Y es cierto, en el proceso de independencia nuestras gracias costaron que la guerra se alargara once años de pura sangre, y todo porque a los criollos no se les reconoció el derecho a ocupar puestos públicos por no ser nacidos en España...
Ese mismo guía tuvo otra de esas genialidades mejicanas, cuando dijo que se alegraba de ver tanta gente en la Alhóndiga, pendientes de la historia mejicana y nos dijo que en el museo de las momias se pagaban 60 pesos por verlas y 10 por vomitarlas… ¡cuánta razón tenía!
Nos acercamos dando un paseo a ver ese museo pero es decepcionante, es una colección de cuerpos incorruptos que incluye niños, asesinados, un feto… no merece la pena. El museo antiguo si tenía su aquel, era un pasillo en cuyas paredes se apoyaban las momias, así tal cual, pero la morbosidad de la gente hizo que empezaran a desaparecer dedos, trozos de ropa etc. Ahora todo esta dentro de superficies acristaladas, en teoría no se pueden sacar fotos pero bueno pude tomar algunas. Dentro de ese museo hay otro, el del culto a la muerte, a la entrada tienen un cartel que dice que si alguien sufre de enfermedades cardiacas no debe entrar. Lo que deberían poner es que NADIE debe entrar, es inmundo, nada tiene que ver con el culto a la muerte, y los muñecos de frailes y cadáveres son de risa más que de miedo. Esta segunda parte NO la hagas, en serio, no merece la pena.
En Guanajuato también está el museo icnográfico de Don Quijote, es un poco monótono por lo repetitivo, se hace poco sorpresivo la vedad, lo mejor es el edificio.
Ayer por la noche cenamos en el Mercado de Hidalgo, cocktail de camarón, pulpo y ostras (no le pongas ostras, estropea un poco el sabor) y torta de chorizo, delicioso, mi cuate. Y después nos fuimos a tomar, a un bar en el que había mariachis, por fin, he visto mariachis buenos, los camareros jugaban a ponerse carteles en la espalda y fue un descojone, una actividad tan infantil y que buenos momentos ha dado al humor despectivo… por cierto que se sorprendieron de que tomase Torres 10 “derecho” (sin hielo, ni soda…)
Rafa, a veces tengo miedo de que con todo esto que te cuento tus sueños de cómo son los lugares se esfumen, te recomiendo de verdad que vengas, pero no te esperes lo que crees, por aquí la vida vale lo mismo que la de la persona que te quiere robar o matar, y la pobreza se ve por todas partes. Alguien debería sacar un par de cables de tu cabeza y conectarlos a un video para grabar todo lo que hay ahí dentro.
Si tuviese que elegir entre Cuba y México, ¿sabes que? Haría los dos, La Habana tiene vuelo directo con el DF, líate la manta a la cabeza y da el salto, México es muy barato para un europeo.
El mejicano también esta necesitado pero no es tan pelmazo como el cubano.
Estoy a punto de embarcar, vaya tocho de carta, ya sabes, no la voy a releer, me vuelvo a Houston con pena, me quedan muchas cosas por ver en México.
Cuídate y saluda a Suvi de mi parte.

3 comments:

Guerra said...

Me he pasado un buen rato leyendo lo que les tienes que contar de Méjico a los demás, ¿y a mí? Bueno, te perdono porque me ha gustado más que comer pepinillos y cebolletas mientras leía a Sherlock Holmes en mi infancia...

Consuelo said...

A mí también me ha gustado mucho leerte. ¡Yo también quiero una carta! Sobre todo en estos tiempos en que ya no se escriben, y menos con ese estilo epistolar y melancólico que, no sé por qué, me hace sentir bien... Como la música de los 60, también me encanta. Gracias por "Guarda come dondolo", ¡qué sensación!
Cúidate y... sigue escribiendo así.

Anonymous said...

hola
Carlos,me encanto leerte,me diverti con tus historias y como te expresas de mi pais,con tus narraciones puedo decirte que me entro una nostalgia terrible de querer estar alla(mexico)...desgraciadamente no se puede....pero me alegra de que te la hayas pasado tan bien..
saludos
Rocio