Monday, April 30, 2007

Dios me lo traía todo.

Dios me dio todo lo que necesitaba, me dio un cuerpo sano y una mente brillante, me dio pasión y amor repartidos por igual. Dios me dio fuerza y aguante, me dio ganas de aprender, me dio inteligencia, sabiduría y buena conversación; Dios me dio unos ojos lectores, ávidos de arte, me dio mundos que descubrir; me dio un pelo bonito, me dio unos labios para besar y unos ojos color tierra para mirar; Dios me dio cariño, comprensión y ternura; Dios me dio ganas de reir, de ser feliz y de compartir. Dios me dio un cuerpo atlético y bello con ganas de dar y de recibir amor; me dio una vida limpia y ordenada, me dio una maestra y una madre que me enseñaran, me dio una abuela que me consintiera y una madrina que me regalara. Dios me dio elegancia y modales, me dio sentimientos y ganas de vivir.
Dios me dio todo lo que necesitaba… pero aquel día estaba muy ocupado frente al espejo, mirando lo bien que me veía con aquella foto en la mano; no oí el timbre de la puerta y Dios se cansó de llamar. Dios me lo traía todo.
Narciso

2 comments:

Anonymous said...

¿A quién llevas en tus hombros...?
Dos monjes que regresaban a su templo llegaron a un arroyo donde encontraron a una hermosa mujer que no se atrevía a cruzarlo, temerosa porque el arroyo había crecido y la corriente era fuerte.
Uno de los monjes, el mayor, casi sin detenerse, la alzó en sus brazos y la llevó hasta la otra orilla.
La mujer le agradeció, ya que su hijo estaba gravemente enfermo y ella necesitaba cruzar ese arroyo para verlo, y los hombres siguieron su camino.
Después de recorrer tres días el otro monje, el joven, sin poder contenerse más, exclamó: "¿Cómo pudiste hacer eso, tomar una mujer en tus brazos?
Conoces bien las reglas..." y otras cosas por el estilo.
Respondió el monje cuestionado con una sonrisa: "Es posible que haya cometido alguna falta, pero esa mujer necesitaba cruzar ese arroyo para ver a su hijo. Yo solo crucé a la mujer y la dejé en la otra orilla. "¿Pero que te pasa a ti, que ya pasaron tres días del episodio y aún la llevas a cuestas?".
Yo la dejé del otro lado del arroyo.

Esta historia me encantó y me he sentido representada muchas veces con ese joven monje, que habiendo pasado alguna circunstancia de la vida no ha podido dar vuelta a la hoja, y he cargado el problema o el conflicto aún mucho después de haber ocurrido.
Te dejo pensando a ti ¿A quién llevas aún en tus hombros?

Anonymous said...

Sabes, Narciso? De tus escritos, este es uno de los que más me gusta... ÉL es tan genial que hasta nos da la capacidad de escoger el escucharle o ignorarle...