Torcu nos llevó al aeropuerto, Torcu que debería haber venido con nosotros y que por enfermedad se retiró del camino. Tras unas dos horas de avión llegamos al aeropuerto O’Hare, un sitio muy mal señalizado y después de unas vueltas dimos con la furgoneta que nos llevaba a coger el coche de alquiler, el conductor era un tipo de Méjico muy hablador que nos contaba de la paella mientas el aire acondicionado nos congelaba.
El hotel está cerca del aeropuerto pero muy lejos del centro de Chicago, hoy tras dejar las maletas, ya con nuestro coche de alquiler, nos hemos acercado al downtown a hacer unas fotos. El paisaje que hemos visto es de monopoly, edificios muy altos en calles estrechas, me ha encantado el hecho de poder pasear, de ver gente en la calle, de encontrar monumentos relativamente antiguos… nos dio la noche y subimos al observatorio Hanckock, para poder ver Chicago de noche, hicimos tiempo yendo hasta el lago Michigan, el olor de ese agua es muy peculiar, como el de la que tomé aquí en el hotel cuando llegamos, me moría de sed pero creo que he cometido un craso error.
En el observatorio hay una vista indescriptible, menos mal que Quinin saca fotos sin parar, pero el lugar no esta preparado para fotógrafos, hay cristales que dan reflejo y el interior esta demasiado iluminado, hay rejillas de metal en las partes abiertas para recibir el aire de las alturas. Tengo mucho sueño, Quinin se ha dormido ya. Hasta mañana querido diario.
Estoy hecho polvo, hoy dejamos el coche en el parking de la estación del metro y nos hemos acercado al centro para evitar el no aparcamiento. Al principio nos costó encontrar las direcciones de los lugares que queríamos visitar, pero después llegamos a la oficina de turismo y allí nos armamos con mapas y folletos varios.
Nos acercamos al Millenium Park pero todo estaba tomado por los restos del festival de música Lollapalooza y por eso se veía a un montón de gente con camisetas que ponían Lolla, sí Lolla… de Lollapalooza.
La niebla fue cubriendo poco a poco la ciudad y por ello decidimos no ir a la torre Sears, así que nos acercamos a China Town, China Town, sí, de China y de Ton, perdón Town… allí miramos nuestros emails en la biblioteca y comimos muy bien, pero no fue el mejor día de Quinín.
De vuelta pasamos por la Union Station, una estación de tren preciosa que aparece en varias películas y en la canción de Willie Nelson ‘City of New Orleans’.
Cogimos el tren en la estación de Clark donde un doble de Spike Lee tocaba la guitarra y cantaba como los ángeles de Chicago. Cantaba tan bien que cuando terminaba la gente le aplaudía, increíble.
Voy en el tren escribiendo esto y tras unos cuarenta minutos ya hemos llegado al aparcamiento para recoger el coche.
Ahora son las once de la noche y estoy viendo en la tele la peli ‘Easy Rider’ hecha para simple lucimiento de Peter Fonda, antes vi el final de Bullit, el film de acción con menos diálogo de la historia. Me caigo de sueño, está lloviendo a mares y el gallego está muy callado, estoy pensando en el año que nos espera, está claro que la risa y la tristeza van paseándose por los barrios del mundo.
El desayuno en el hotel es de risa, el dueño, indio de la India, o paquistaní de Pakistán, no tiene platos, quiere que comamos la bollería del todo a cien encima de servilletas de papel… Si estuviera aquí Torcuato…
Durante la mañana, nos acercamos al museo Wright en el barrio de Oak Park, un lugar de ensueño, uno se da cuenta de la calidad de vida que ganas viviendo en una casa, la zona es preciosa, en este barrio nació Ernest Hemingway. El museo lo componen la casa del arquitecto Frank Lloyd Wright y su estudio de arquitectura, ambos con diseño de principio de siglo. El paseo estuvo muy bien pero la guía no era muy buena, hablaba bajo y rápido. El tipo era creativo, basándose en líneas rectas creo un estilo muy peculiar.
El día ha sido precioso, hacía un sol radiante así que tras comprar unas viandas porque el gallego moría de fame, nos dirigimos a la torre Sears para disfrutar de la vista aérea. De camino, en el metro, una negra le gritaba a alguien por teléfono que le devolviera su “fucking money”. Llegamos al Sears y la visita desde el skydeck es indescriptible, en las paredes hay murales con la historia de Chicago, se cuenta, por ejemplo, como comenzó el gran incendio que destruyó la ciudad en 1871: una vaca… una puta vaca le dio una patada a una lámpara de aceite con tan buena suerte que la casa de la dueña de la vaca ni siquiera ardió…
La torre Sears es el edificio más alto de EE.UU. pero como dice Quinin, no da tanta sensación de altura como los edificios altos de Nueva York, quizá porque New York City es New York City. Llamamos al Torcu pero no hubo respuesta.
Después nos acercamos al planetario para hacer las fotos que no se pudieron hacer ayer por la niebla, cruzamos media ciudad para tres instantáneas. De allí nos fuimos a la parte comercial del puerto, el ‘Navy Pier’, todo orientado al consumo familiar, se ofrecían cruceros por el lago en barcos que daban cena y música pero no barajamos la opción.
Seguimos paseando y haciendo fotos nocturnas, fuimos al House of the Blues, un local de música en vivo lleno de cuadros muy curiosos y muebles y barra del bar cubiertas con matrículas de coches, hubo llamadas telefónicas, baseball en TV y blues en directo… ¡joooooooooooooo! ¿Cómo pude defender este estilo musical e ignorar el flamenco durante tanto tiempo? Tras un par de cervezas regresamos al hotel y aquí estoy, me voy a dormir.
Ocho de agosto de dos mil siete
El día comenzó pronto con una llamada de Dania desde el aeropuerto en Puerto Rico a las 6.47 AM, Dios me la bendiga, me preguntaba por un perfume que yo le había pedido en su día. Dejamos el hotel y nos dirigimos a los míticos estudios Chess de Chicago donde grabaran muchos de los artistas negros que influyeron en la musica occidental posterior, los propios Rolling Stones grabaron allí durante la etapa que más me gusta de ellos. Llegamos al Haven Blues y me llevé una gran decepción, estaba cerrado, sólo abren previa petición telefónica. Allí esperamos treinta minutos y conocimos a una pareja de Manchester que habían venido ex profeso a EE.UU. para ver los Chess y la Motown ¡Qué putada! Creo que el blues se ha tomado su venganza tras tanta crítica, joder… me está bien empleado.
http://picasaweb.google.com/deputydude/Chicago
La carretera cansa, Quinin no ha parado de conducir todos estos días, las millas caen y no le salían las cuentas, discutimos sobre la posibilidad de ir o no a las cataratas del Niágara, yo quería, él no, pero ese era un sitio al que tenía que ir a cualquier precio tras haber perdido el museo del blues. Qué gran sorpresa cuando de repente me dice: No vamos a Detroit, vámonos a las cataratas; y a Canadá que tiramos. Llegué a estar algo enfadado con todo, Quinin está tocado anímicamente y llegué a pensar que deberíamos haber cancelado el viaje. Tardamos muy poco en cruzar la frontera, sorprendente que los de Canadá pasasen olímpicamente de nosotros, bien por ellos… pasamos y empezaron de nuevo las risas, ya no había millas sino kilómetros, pero seguían siendo cinco horas hasta las dichosas cataratas y tras mil kilómetros de conducción llegamos por fin a Niagara Falls, encontramos el hotel en el que el dueño era barbarroja, un tal Mohammed no se qué.
Mientras escribo esto, nos descojonamos con los comentarios de Quinin sobre las atracciones que anuncia un folleto del pueblo… Dios, más me vale que el sitio merezca la pena o estoy jodido, además Quinin acaba de nombrar a las orcas como los animales más cansinos del reino animal y les ha dado mis apellidos... en fin, me voy a dormir ya.
Hoy llamó Torcu, por cierto que me encantó ver cabinas telefónicas.
Joaquín tenía todo en regla, a mí me tuvieron una hora y media haciendo preguntas y esperando hasta que lo imprimieron, me tomaron las huellas y me sacaron una foto, se nos esfumaron dos horas, dos horas de responder preguntas hechas por un policía muy enfadado… cuando volvimos al coche vimos que los de la “migra” habían registrado todas las maletas, todas y cada una de ellas. En fin…
De vuelta a Detroit hemos dado un paseo por la ciudad y la verdad es que parece bastante decadente, he leído los emails en el hotel, uno me ha puesto muy contento y el otro me ha entristecido mucho, me espera la Motown, la tengo ahí….
Hoy amaneció con una sola idea en mi cabeza, el museo Motown/Hitsville, fuimos directos al sitio al que habíamos ido ayer para saber donde estaba. Al lado justo hay una funeraria y mientras esperábamos a que nos abriesen (empecé a sospechar que nos ocurriría lo mismo que en Chicago) mirábamos un entierro de alguien negro, los ropajes eran los de una boda negra, colores, sombreros extraños, camisas de color oro…
El museo Motown es acojonante si tienes idea de lo que vas a ver, de los guías que nos explicaban las diferentes salas se puede decir que un buen orador hace de cualquier cosa algo interesante, el tipo negro era genial, GENIAL, el mariquitusi un paquete. En la casa, porque es lo que es, una casa, había fotos de familia, portadas de discos, discos de los diferentes sellos que Berry Gordy Jr. creó (Ecology, Soul, Gordy…) para que pusieran a sus artistas sin parar en las radios cuando había aquella norma de poner más de tres veces canciones del mismo sello… la familia Gordy eran auténticos genios, pero Berry en particular adaptó a su sello de grabación todo lo que aprendió en las cadenas de montaje de automóviles en las que trabajó. Genial, el estudio estaba abierto 24 horas al día, las ideas para buenas canciones no suelen aparecer de 9 a 5, así que cuando alguien del vecindario (normalmente) se acercaba por allí con una idea, la cadena de producción comenzaba.
El guía negro nos enseñó un invento de un tipo de dieciocho años, en la planta de arriba de la casa habían hecho un agujero cuadrado en el techo que daba a la buhardilla para que los cantantes hicieran las voces debajo de él y sirviera de enorme caja de resonancia… ¡viva la Motown! También nos explicó que de una depresión inmensa provocada por la muerte de su compañera de escenario y de vida, y de las cartas de su hermano desde Vietnam, Marvin Gaye compuso quizá el LP de soul más conocido de la historia: “What’s going on?”
Quería comprar unos souvenirs para Torcu (al que llamé desde allí, necesitaba compartir ese momento con él) y para Molano pero la tienda es una basura, no hay nada bonito, no había una sola camiseta que poder llevar a las amistades. http://www.motownmuseum.com/mtmpages/
Como hemos acabado aquí, no lo sé… el caso es que estamos haciendo noche en Toledo, Ohio, un lugar del que se cachondea John Denver en una de sus canciones… mi vecino Casey y Morales llamaron por teléfono, y ambos se partían de la risa al saber dónde estábamos… mientras paseábamos por el desierto de soledad que este lugar y tomaba fotos, Quinin cantaba el tema una vez y otra, descojonandose de risa… yo pensaba que quizá a los de este pueblo no les gustase esa coña y nos podían tirar un tablón desde una ventana. Era sábado por la tarde y no se veía a nadie en la calle. Encontramos hotel, algo lejos, dejamos los bártulos y salimos a cenar y a tomar una cerveza, vimos que había partido de baseball los Mud Hens jugando contra no sé quien... Cenamos y tomamos algo en un pub irlandés que era bastante malo, las chicas de por aquí son muy guapas, eso sí, seguimos con las risas de Toledo y yo hablé con una camarera a cuenta de mi cigarrillo de plástico.
Ha sido un día muy intenso, me voy a dormir tengo mucho sueño... Saturday night in Toledo Ohio…
Saturday night in Toledo Ohio
Is like being nowhere at all
All through the day, how the hours rush by
You sit in the park, and you watch the grass die
Oh, but after the sunset, the dusk and the twilight
When shadows of night start to fall
They roll back the sidewalks precisely at ten
And the people who live there are not seen again.
Just two lonely truckers from Great Falls, Montana
And a salesman from places unknown
All huddle together in downtown Toledo
To spend their big night all alone
You ask how I know of Toledo, Ohio,
Well, I spent a week there, one day
They've got entertainment to dazzle your eyes
Go visit the bakery and watch the buns rise
Oh, but let's not forget that the folks of Toledo
Unselfishly gave us the scale
"No springs, honest weight."
That's the promise they made
So smile and be thankful next time you get weighed
And live and let live
Let that be our motto
Let's let the sleeping dogs lie
And here's to the dogs of Toledo, Ohio
Ladies, we bid you goodbye.
http://picasaweb.google.com/deputydude/Detroit
Ya no sé si te quiero o te odio más. Hoy ha sido un día muy completo en lo cultural, tras el desayuno nos acercamos a Perrysburg donde había una exposición de coches antiguos. Fue como un viaje en el tiempo, por curiosidad medimos un Cadillac… sólo seis metros por dos y medio. El museo de arte de Toledo, Ohio, es sorprendente muy completo, hay cuadros de Velázquez, Goya, Monet, Cezanne, el Greco, Van Gogh… incluso hay un claustro de un monasterio francés… además de una exposición del artista gráfico “favorito” de Antonio Molano, Andy Warhol.
Después del museo nos pasamos por la iglesia de Nuestra Señora del Santo Rosario, de estilo plateresco, una belleza arquitectónica norteamericana.
Tras una comida en Waffle House servida por una camarera de risa muy tonta pero dulce como ella sola, cogimos la carretera 20A y empezamos a conversar sobre la tendencia natural del ser humano a la sodomía, bien sea figurada o real; también sobre la inutilidad de las moscas, en mi opinión el animal más cansino del reino, porque al menos el mosquito jode, pero es para comer y la mosca sólo da por saco. Quinin reía triste.
El sueño de sobremesa nos podía y encontramos el lugar más tranquilo del mundo para una siesta, el cementerio del pueblo de Burlington, soledad y silencio, sueño profundo hasta que el teléfono de Quinin lo jodió todo. Arrancamos y Quinin seguía conduciendo, el paisaje era muy bonito, graneros abandonados, granjas, pastizales… en una de las sesiones de fotos paró un motero y se ofreció a hacernos una al lado del cartel de Ohio… “A que nos roba la cámara…” – pensé enseguida- así que para asegurarme de que teníamos pruebas en caso de que ocurriera le saqué dos fotos a la matrícula de su motocicleta… así soy de listo, al final Quinin le dijo que pusiera la moto a nuestro lado y al menos nos aseguramos de que no nos la iba a robar y salir disparado en su Harley.
Vinieron muchas risas a cuenta de mi idea de asegurarme las pruebas, si se hubiera llevado la cámara las fotos se hubieran ido con ella.
Vimos muchos Amish, muchos, en las cercanías de un pueblo llamado La Grange, nos acercamos a una atracción turística llamada Amish Acres, que no era más que una serie de salas de exposición y un restaurante, con discoteca incluida, más falso todo que esos pub irlandeses de Madrid que tanto me gustan…
Por fin llegamos a Michigan City, hemos tomado un par de cervezas en los bares más cutres del mundo, con ambiente selecto y camareras desdentadas, no pudimos encontrar un restaurante abierto y yo me negué a comer en aquellos lugares. Uno de ellos se llamaba Sportman’s Bar, traducción perfecta para un lugar mítico del Madrid de los 90, el Hogar del Deportista, qué gran bar aquel, Dios…
Esta noche a dormir con hambre.
Ya estamos en el aeropuerto de Chicago, tras un atascazo impresionante y 1.543 millas (2.482 kilómetros) de coche que se ha hecho Quinin.
Amanecimos en el pueblo más feo del mundo, su paisaje parece el de Springfield de los Simpson, sólo que aquí hay una central térmica que se ve desde cualquier sitio, incluso desde el parque natural de Indiana Dunes, con una playa al lado del lago por la que caminé descalzo, algo que no hacía desde que fui a los Cayos…
Se nos echaba el tiempo encima así que cogimos la carretera 80/90 con dirección a Chicago y de camino iba pensando en el documental sobre Cat Stevens que habíamos visto en el hotel y en un telepredicador preparadísimo que hablaba sobre religión y ciencia.
Esperamos para embarcar, hasta la próxima.
1 comment:
Hola!!!
Estuve leyendo tu diario de tus aventuras en Chicago y me dio panico el tema de los hoteles, estoy viajando el 7 de set y somos 3 chicas. Tienes alguna sugerencia de un hotel cerca al centro y no tan caro.
Gracias mil, Nory
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