Saturday, February 28, 2009

Oklahoma 66

Y... ¿Qué hay en Oklahoma? Era esa la pregunta de la gente que supo de íbamos a pasar las vacaciones de Acción de Gracias haciendo un viaje en carretera por Oklahoma. Explicar a priori lo que hay en ese estado es muy difícil, tienes que saber lo que vas a ver para motivarte y que después te ocurra una de las cosas más geniales de vagar errante y despreocupado: descubrir cosas desconocidas.

Oklahoma City you look so pretty…
Miércoles 26/11/08

Oklahoma City es la capital del estado y la ciudad más grande, la parte más turística es un barrio llamado Bricktown donde se concentra buena parte de la oferta de ocio (normalmente vacío de ideas y lleno de comida venenosa y de licor) de la noche en la ciudad. Bricktown es una zona de antiguos almacenes y fábricas hechas de ladrillo rojo que se transformó en restaurantes y bares respetando las fachadas. El resultado es de una calidez visual como pocas, un rojo ladrillo que se ve raramente en un país como este, tan de cartón piedra en las construcciones. Se recomienda la visita.
Otro lugar de visita obligatoria en Oklahoma City es el museo del Cowboy, una superficie enorme con salas llenas de objetos que usaban vaqueros e indios, esculturas, cuadros, carros… Se tarda unas dos horas en verlo y es curioso comprobar que los primeros gauchos, cowboys, vaqueros y buckaroos (adaptación al inglés norteamericano de la palabra va-que-ros) eran jinetes extremeños o andaluces… Atentos si vais, al trabajo de curtidores y demás artesanos de labrar la piel en el cuero de las sillas de montar y ojo también a la platería de espuelas y otros aparejos relacionados con la monta (de caballo). Hay una zona dedicada a actores y cantantes que destacaron por mejorar la imagen del cowboy a cualquier nivel, Marion Morrison es personaje destacado con estatua incluida.
El National Memorial es otro de esos lugares que hay que visitar. El 19 de abril de 1995 unos mozos del pueblo pusieron un camión bomba que voló entero un edificio gubernamental y dañó tanto otros dos que hubo que demolerlos. Ahora hay un parque y un museo que rinde homenaje a las víctimas y recuerda tanto a culpables como a inocentes. La parte más curiosa es que el olmo más antiguo del estado sobrevivió a todos los tinglados de los animales racionales, y allí se irgue orgulloso con un color que tenéis que ver en otoño.
El capitolio se puede visitar y tiene como curiosidad que justo delante de la puerta hay un pozo de petróleo que ya no funciona. La mansión del gobernador también se puede visitar si la encuentras y no vas por allí durante las vacaciones de Acción de Gracias.
Otro lugar de la ciudad de Oklahoma de visita obligada son los Stockyard’s Quarters, el lugar de subasta de ganado. Toda la zona es bien pintoresca, hay un Opry (sala de conciertos para música country, tiendas de ropa vaquera, estatuas referentes al ganado... el paseo es bonito y huele a vaca. El restaurante Cattleman’s Cafe te ofrece unos menús carnívoros (la carne de Oklahoma es deliciosa) que tienen tanta fama que el local se ha convertido en lugar de peregrinación de comedores de todo el mundo, incluído el ex- presidente George Bush. Por lo inusual os recomiendo la especialidad de la casa: criadillas de cordero, y si las acompañáis con champiñones asados mejor que mejor.

(Get your kicks on Route 66)
Jueves 27/11/09

Oklahoma es el estado por el que la Ruta 66 recorría más millas. Habiendo volado a la ciudad de Oklahoma, decidimos ir en dirección noreste y hacer esa parte de carretera antigua. En el camino hacia Miami (Miami Oklahoma véase esto), antes de llegar a Tulsa, te encuentras con sitios como: “Soda Pop” una tienda de bebidas refrescantes de todo sabor y una botella con neones que se iluminan por la noche, The Red Barn, un granero rojo y redondo que alberga un pequeño museo y una sala que se puede alquilar, las ruinas de una antigua gasolinera, una casa museo dedicada a la Ruta y al Volkswagen Beetle y un paisaje de carretera con mucho sabor.
Tulsa es la segunda ciudad más grande del estado, en ella hay dos atracciones como otras cualquiera: el museo del Jazz y el salón de baile Cain’s que tiene un precioso diseño art decó. La Ruta 66 la cruzaba por el medio por lo que es fácil todavía reconocer carteles anunciadores y edificios restaurados de la feliz época dorada de nuestra carretera favorita.
Más hacia el noreste te encuentras con varios pueblos con mucho encanto, destacamos Papulsa y Vinita, no se pierdan la ballena azul que sirve de trampolín a una laguna, a pesar de que se construyó en los 70 tiene mucho atractivo. Para más información: Pincha aquí.
Hay tantas cosas que ver en la zona y tan pocas horas de luz de sol en esta época del año que pierdes muchas vistas de esa América the beautiful.
No confíes en encotrar restaurantes abiertos el Día de Acción de Gracias o puedes acabar cenando un menú compuesto por dos bocadillos de gasolinera en una horrible habitación de hotel barato en Ponca City tras varias horas de conducción nocturna hacia el oeste.

Viernes 28/11/08
Ponca City es un pueblo feo, con varias refinerías con lo que ello conlleva con respecto a contaminación, olor a keroseno y otras malformaciones corporales.
Lo más destacable es una casona construída a imagen y semejanza de un palacete florentino, el Davanzati, bajo órdenes y pagos de E.W. Marland un magnate del petróleo que gastó más de cinco millones de dólares de los de 1920 en una maravilla arquitéctonica en el medio de ningún sitio rodeado de humo de petroleo y llamada Marland Mansion...
También se puede visitar en las cercanías el museo de la mujer pionera, cerrado en Thanksgiving, y una estatua gigante del jefe indio Standing Bear.
Desde Ponca City yendo por la autopista 35 se llega a Perry para no poder hacer la visita al museo de nativos norteámericanos en las vacaciones de Acción de Gracias y desde allí la mejor dirección que se puede tomar es seguir por la misma autopista en dirección norte y llegar a Guthrie, el pueblo norteamericano más bello que hasta ahora he visto. Su centro histórico son varias manzanas de edificios preciosos de ladrillo, está tan limpio y el cielo es tan azul... en él se han grabado varias películas, entre ellas Rainman, y lo más recomendable es hacer el tour en un autobús/tranvía por todo el pueblo, hay un museo del banjo que es tan gratuito como poco interesante y único en el mundo.
Para dar trabajo al tracto digestivo sin duda el restaurante Stables, un local lleno de objetos del siglo anterior y con una carne a la barbacoa que es una delicia, imperdonable pasar por allí y no comer en él.
Desde allí se vuelve a la Ruta 66 con facilidad y los tres pueblos con más solera para visitar son Yukon, Weatherford y Clinton, eso sí procurad ir de día y llevar suelto para pagar los peajes porque las máquinas no aceptan tarjetas de crédito y si lleváis una sagaz acompañante norteamericana el tener que saltarse uno sin pagar puede hacer que tenga una especie de ataque nerviso mientras un pícaro conductor español se descojona de la risa, con todo lo que el malentendido puede acarrear en un viaje tan largo.
En Clinton es obligado hospedarse en el hotel Glancy simplemente por su cartel de los años 50, y visitar el museo de la Ruta 66, pero intentad hacerlo en otro momento que no sea Acción de Gracias porque, en efecto, está cerrado.

Sábado 29/11/08
Otra de esas maravillas de la América profunda es Snyder, un pueblo desangelado con un centro muy histórico, en él habita un tipo de orígen libanés que si te ve haciendo fotos te habla del pueblo y te enseña instantáneas de cuando un tornado dejó devastado el lugar. Bastante curioso cómo la gente te habla así por las buenas al ver que te interesas por lugares como Snyder.
Desde allí al sur oeste del estado, muy cerca de los montes Wichita, se encuentra Lawton donde hay cuatro cosas que merecen la pena ser vistas, o sea que no vayáis en las vacaciones de Thanksgiving:
Museo Indio, Museo Great Plains (no merece la pena, abre en Acción de Gracias, olvidad lo de antes), Mattie Bell Home, una casona preciosa, y la supuesta tumba del indio Gerónimo que se encuentra dentro de una reserva militar con acceso controlado, Fort Sill.
Desde allí una buena idea es acercarse a un lugar muy especial, el restaurante Meers Store & Restaurant. Este lugar es conocido porque sirve la mejor hamburguesa de Oklahoma, te sirven una inmensa de dieciséis onzas (casi quinientos gramos) de carne de vacas raza longhorn criadas por los dueños, alimentada en los pastos de la zona y libre de grasa al 97%. Es tan grande que los ingredientes te los ponen al lado y el bocadillo está cortado en cuatro pedazos. Por ese sabor nada químico, y por cómo sienta la carne merece la pena el viaje, el local es muy peculiar, te sientas y los suelos de madera ceden como si te fueras a caer, la propia forma del edificio se las trae.
A tiro de piedra están los Wichita Mountains, esta parada Meers es muy buena para coger fuerza con tan exquisita carne.

Domingo 30/11/08
El día de recogida, con un vuelo de vuelta a Houston por la tarde, se puede visitar el parque natural de Wichita Mountains, subir a la cima del monte Scott (en coche... ), y en el camino se pueden ver en libertad búfalos y longhorns. La cima tiene vistas espectaculares si un aire de muchos kilómetros por hora te deja observar y no te hace perder el equilibrio.
De vuelta a Oklahoma City todavía queda tiempo y ganas de fotografiar restos de la Ruta 66 y de comerse un exquisito fillet migon en Cattlemen’s café, además de pagar aquel dólar que no teníamos y que dejamos a deber en un peaje en Chickasha.
Oklahoma es un lugar muy recomendable y llega a agradecerse que la gente no lo sepa.
Nuestro coche de alquiler, un Chevy Cobalt envejeció mil sesenta millas en aquella semana, es decir mil setecientos cinco kilómetros.
Billy Bob Sanders






1 comment:

Anonymous said...

Billy Boy: where are you?

Jones, LMC roommate