Wednesday, September 14, 2011

Mujeres (XI): Elvira


Elvira deseaba haber sido princesa pero le tocó ser plebeya. Sus ojos, como lunas de Venus, y su cuerpo felino le otorgaban una bula natural que creía de corazón, aceptaba y casi proclamaba. Pero Elvira no se sentía princesa, sino cenicero. Sus experiencias laborales habían ido de mal en peor; sus estudios universitarios, lejos de darle una salida triunfante en forma de puesto de funcionaria, la habían hundido en el más absoluto abismo de depresión laboral. Todos sus conocidos habían conseguido trabajar para el estado y llevaban años malgastando sus vidas frente al televisor o bebiendo distintos venenos de cuatro a diez; y la presión popular y familiar hacían que Elvira se consumiese en un inquisitorial fuego lento.
Y luego lo otro... el hecho de que se acercaba a la cuarentena y seguía soltera. Con aquellos ojos y aquel cuerpo Elvira era huésped diaria de la pensión de la calle Amargura. En la balanza de la sencillez y la simpleza, el segundo platillo pesaba como una losa, y aquello asustaba a los aún más simples incautos que se le acercaban en las correrías nocturnas de fin de semana.
Elvira no hacía buenas migas con la soledad, lo que le llevó a hacer estupideces kilométricas con la remota esperanza de casarse y formar una familia. Pero nada parecía salir bien, así que el siguiente paso fue marcharse lejos con sólo una maleta que llenó de cosas equivocadas.
Su carácter leonino la llevó a crearse el mismo número de amistades que de enemistades, y su aventura del norte terminó como empezó, con una maleta llena de problemas que se trajo de regreso. Pero ya era demasiado tarde, su frustración había agriado aún más su carácter y ya no se sentía en casa en su propio hogar de siempre. Sus acciones se hundían aún más en el mercado de valores de la frustración: casas compartidas, trabajos mal pagados, exámenes suspensos, hombres que no se comprometían... nada parecía salir bien.
Así que se decidió a lanzarse a su aventura del este, y Elvira, hasta arriba de ilusión, hizo una maleta, sólo una, llena de problemas que se llevó con ella.
Mr. Blue

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